Quince días después de llega de New York, estoy organizando una pequeña maleta para viajar mañana con Nicholas a la aplazada cita de enfrentar a su familia. Según los investigadores que le dieron la información su padre está enfermo de algo terminal, no se como lo tomara Nicholas cuando lleguemos. Aun no sé a qué parte del país voy, pero la incertidumbre de lo que voy a encontrar me tiene un tanto ansiosa.
Para calmar mis nervios pienso todo lo que mi vida a cambiado en estos últimos meses, desde que comparto mis días con él, ha sido inusualmente tranquila, pero a su vez llena de vida, como cuando estuvimos en New York y bailamos en las fiestas más exclusivas del país y compartí mesa con famosos a los que siempre he admirado. Siempre pensé que los actores de Hollywood tenían una vida llena de excentricidades, y pasaban todo el tiempo en lugares lujosos, alfombras rojas y sonriendo frente a las cámaras, bueno, ahora que lo pienso también tienen mucho tiempo en casa, trabajan muchas horas y siempre sueñan como cualquier otro mortal, lo otro es que creo que me acostumbre a su forma de vida.
Hace diez años atrás pase de vivir en el campo, para luego compartir casa con otros inmigrantes, fueron años de trabajo duro que me llevaron a vivir en un espacio tan grande como la habitación de Nicholas, y ahora vivo en un lugar impresionante, una mansión que ya me parece normal, en especial porque paso la mayor parte del tiempo en ella. En cuanto a Gabriel, esta mas tranquilo, juega por todos lados, además que ahora asiste a clases privadas de música, canto y actuación, su vida, desde que llegamos a vivir aquí ha cambiado mucho, no parece el mismo niño tímido de hace unos meses, ahora sonríe más.
En cuanto a Nicholas, aun no hemos podido de dar el paso de salir en forma pública, sin la máscara de su asistente, él quiere protegerme de no sé qué cosas, y tiene miedo a exponerme, a veces pienso que me trata como una amante más y por eso no se deja ver conmigo, simplemente está esperando que llegue alguna otra mujer para hacer una vida con ella y dejarme como probablemente ha hecho antes con otras. Pero a la vez siento que hay algo más, para él soy su novia y me trata como tal, quizás soy una ingenua, pero no creo que le pida a todo el mundo que le acompañe a hablar con sus padres, a enfrentar su pasado.
Desde que llegue de New York Sandra y Mariela buscan hablarme, pero las siento hipócritas. Aunque parecen las mismas de antes en su trato se que no es tan casual, tal vez temen ser despedidas, aun así, he optado por tomarlo en calma. Cuando llego a lo que fue mi apartamento a buscar algo de ropa que deseo llevar al viaje, me están esperando en la puerta, así que no tengo mas opción que dejarla s seguir
— Sofia, Sofia — dice Sandra desde el otro lado de la habitación acompañada de Mariela
—¿Qué ocurrió en New york? — pregunta Sandra.
—Nada especial — digo de forma seca — solo estuve trabajando.
—Hace rato no arreglo tu cabello, te parece si hacemos algo divertido y de paso nos vas contando… —dice Mariela riendo
—¿Contando? ¿Qué quieres que te cuente? — pregunto a la defensiva.
—No te hagas la tonta Sofia — dice Sandra muy seria — sabemos que tienes algo con el jefe y queremos que nos cuentes todo, no más misterios.
— ¿Qué están diciendo? ¿dejen de ver tantas novelas que creo que se están inventando cosas que no son?— digo evitando lo que me dicen y sus miradas.
—No seas así Sofia, sabemos que algo está pasando, cuéntanos por favor —dice Mariela en voz melosa.
—¿Te enamoraste? — pregunta Sandra curiosa.
—Chicas no sé de qué están hablando — respondo disponiéndome a salir
—No nos digas mentiras —empieza diciendo Sandra —sé que ha estado durmiendo en la misma cama con el jefe desde hace tiempo, que Gabriel tiene su propia habitación, y en este lugar hace rato no duermen, la usas para disimular… es más, sé que New York estuviste con él en todo momento.
—¡Wao!— Exclamo haciéndome la sorprendida cuando en realidad estoy asustada — en definitiva, están viendo muchas novelas chicas.
—Yo creo que se está cocinando algo serio — dice Mariela sonriendo de forma maliciosa.
—Yo opino que te cuides mucho, no siempre las cosas resultan como se quiere — dice Sandra en voz pausada — es mejor que estés segura de lo que estas viviendo, aunque por ahora aprovecha, en especial por Gabriel.
—Yo digo que cuides mucho a Gabriel — dice Mariela indecisa — no me quiero imaginar el día que terminen y todos los privilegios se acaben, no va a ser tarea fácil para él.
Ellas dos siguen hablando mientras mi cabeza se va a otro lugar, pienso en posibilidades, pienso en Gabriel, a quien le he visto sonreír y jugando más desde que nuestra vida es más fácil, además que siento que un peso se desvaneció de mis hombros, ya no tengo que correr por toda la ciudad para llegar a una hora específica para recogerlo del colegio, ni llegar agonizando a preparar algo de comer para luego dormir unas pocas horas y empezar otra vez.
Ahora todo es simple, sal punto que mi antigua vida es tan lejana que parece imposible que algunas de las dos mujeres sean la misma, es como un sueño, al cual no quiero volver, me gusta lo que tengo ahora, pero también sé que en cualquier momento esto se acaba y me tocaría volver a la vieja rutina. Sacudo todos esos pensamientos mientras Mariela se acerca a mi cabello y cuando quiero darme cuenta ya están hablando de otra cosa, tema que no logro comprender, así que les pido un rato a solas, que aceptan a regañadientes.
En la noche, no se en que momento Nicholas empezó a besarme, mi mente sigue en la conversación de la tarde. Ni siquiera me doy cuenta en que momento se acomoda frente a mi.
—¿Estas bien— me pregunta Nicholas mientras estoy como ausente mirando la pared.
—Si —empiezo a decir en tono pausado y distraído— solo que hoy estuve hablando con las chicas mientras, bueno, ellas hablaron luego de acorralarme y ellas saben todo o bueno tiene una buena teoría de todo lo que está sucediendo.
—¿Qué le dijiste? — pregunta alarmada.
—Que están viendo mucha novela, no lo tome como algo serio, pero no deja de preocuparme que sepan tanto.
— Lo entiendo, y creo que es hora de tomar algunas medidas con el servicio, déjamelo a mí, en el viaje lo pienso y te cuento, juntos tomaremos la mejor decisión.
—Me parece bien — digo más calmada.
—Sofia, no te preocupes, yo estoy aquí para ti.
El vuelve a su lado de la cama y dejo me arrulle como a una niña chiquita, y poco a poco me quedo dormida. Hasta que el despertador suena. Debemos salir al aeropuerto a las nueve de la mañana, así que es mejor estar listos desde temprano y dejar a Gabriel preparado para la escuela.
Me despido de Gabriel, es la primera vez que me voy a separar de él por tanto tiempo desde que lo tuve en mis brazos por primera vez, será solo tres días fuera de casa, pero siento que es demasiado tiempo, mi niño se quedará con Luisa y con todo el servicio a su disposición, así que sé que la tendrá fácil. Lastima que esta vez no podrá acompañarnos como cuando fuimos a New York.
—Adiós mamá, me traes algo — dice sonriente mientras desayuna.
— Claro que sí, ¿Qué te gustaría? — pregunto abrazándolo.
— No sé, ya sabes todo lo que me gusta, así que no te preocupes.
— Cuídate mucho, pórtate bien, cuidado cuando juegues en la piscina, escucha a Luisa…
— Si mamá, no te preocupes, todo estará bien, ahora ve, descansa y pásala rico, te lo mereces — me da un fuerte abrazo y sale corriendo a abrazar a Nicholas, quien acaba de entrar al comedor.
Se siente raro viajar sin Gabriel, pero hay cosas que se deben hacer sin él y esta es una de ellas. Luego de las despedidas salimos de la casa donde el conductor esta esperando con el auto encendido y listo para partir, apenas nos alejamos un poco de la casa entrelazamos nuestros dedos y vamos rumbo al aeropuerto privado donde está el avión esperándonos.
Estoy nerviosa y por lo que veo Nicholas también, lo noto por la forma como mueve sus dedos y hace gestos con sus labios, un poco mas y puede salir corriendo por toda la calle a quemar esa energía que le corre por el cuerpo