Empiezan con hacernos masajes, nos acomodan en la misma habitación en camillas contiguas, puedo sentirlo desde donde estoy, estoy nerviosa, jamás me han hecho masajes y no sé qué esperar, mientras Nicholas me sonríe de forma tranquila. una chica joven se presenta, pero no pude retener su nombre, para luego empezar a trabajar. Se siente bien, es como si cada parte de mi cuerpo se fuese relajando, una sensación que no conocía, como si cada musculo empezara a sentirse vivo, después de cargar años de tensión y stress.
Luego me colocan mascarillas en el cuerpo, mis manos, en el rostro, cada parte de mi cuerpo es untada de algo diferente, con diferentes temperaturas, y sin darme cuenta me relajo tanto que me quedo dormida.
Cuando despierto ante la luz tenue Nicholas me esta esperando sonriendo y luce bastante relajado.
— Me quede dormida — digo incorporándome — perdón.
— No pidas perdón por relajarte, eso es lo que quería, que te relajaras, que te sientas mejor…
— Y creo que lo lograste.
— Y ahora vamos que aun falta.
Pasamos la tarde entre mimos y relajándonos, en verdad se siente bien, sin embargo, no dejo de ver mis manos de forma incomoda, lo que no se le pasa a Nicholas.
— ¿Quieres arreglarte las uñas?
— Si y también el cabello —digo en apenas un susurro — me gusto el peinado que me hizo Mariela, pero quiero otra cosa.
— Si eso gusta, por mi no hay problema –— dice mientras le indica a alguien.
Así que minutos después tengo un ejercito de personas atendiéndome, para cuando termino me veo en el espejo y no parezco yo, mi cabello luce más corto y de un tono castaño claro, ajusto mi postura a la que me enseño la señora Pott y en definitiva soy otra mujer. Ahora solo debo empezar a aplicar las clases de inglés y de dicción, y creo que ni mi madre me reconoce.
— Te vez hermosa —dice Nicholas acercándose a besarme — y lo más importante, no has dejado de ser tu.
— Lo sé — digo emocionada viéndome en el espejo.
— Y ahora vamos, quiero que veas las clases extracurriculares de Gabriel y en una semana volvemos, es cuestión que te acostumbres.
— ¿Me estás hablando en serio?
— Mas que nunca, en especial después de hablar con Mariela.
— ¿Qué paso con ella?
— En resumen, ella no siente que seas digna de ser mi asistente.
— Solo dijo eso.
— Si, omitió muchas de las cosas que he oído decirte, pero eso no es importante ahora, si sigue molestándote, la despido.
Asiento mientras el me acerca nuevamente a su cuerpo para besarme, podría acostumbrarme a esto, en definitiva, no hay mejor sensación en el mundo. Llegamos apenas para recoger a Gabriel y Micaela a su clase de música, van felices en la silla de atrás jugando, cuando llegamos a casa mi niño me abraza.
— Mamá, te ves hermosa, pareces una actriz…
— ¿en serio?— pregunto susurrando.
— Si, me gusta cómo te ves —me da un beso y sale corriendo, algo típico de él.
Nosotros seguimos manteniendo una distancia prudencial aun en casa, solo cuando todos se van ganamos libertad y en especial de tocar temas complicados y espinosos.
— ¿Cuándo hablamos con Gabriel? — pregunto con ganas de morderme las uñas.
— Cuando tu decidas… — responde apenas sin mirarme.
— Cuando estemos seguros que el proceso sea posible, no quiero crearle falsas ilusiones, se que él entendería la decisión que tome.
— Se que si, pero cuando estés lista por favor dime…
Asiento un poco nerviosa, ese es un gran paso, es soltar a mi niño para que otro quede como su padre, aunque sé que estaría bien, ¿Qué pasaría si las cosas entre nosotros no funcionan? ¿Qué pasaría si no sale la adopción? ¿Qué pasaría si a mi me alejan de él? Tengo miedo de perderlo y de perderme en el camino.
— Sofia, todo va a salir bien.
— Yo sé que si — digo en un susurro para luego ver a Gabriel jugando.
El resto de la semana paso insulsamente tranquila, Mariela no se volvió a acercar a mí, ahora me ignora cuando pasa a mi lado, cree que así me hace daño. Yo sigo con mi rutina como fue planteada, en las mañanas mis clases, luego de la hora del almuerzo, salimos a grabación, para volver en la noche, Luisa, la niñera se hizo cargo de Gabriel todos estos días.
El viernes en el estudio hubo una pequeña celebración por el final de la grabación, y estaba Jenny, la mujer con quien vi a Nicholas aquella vez y no pude evitar sentir un poco de celos ante su presencia, pero al verla con tantas personas a la vez, me doy cuenta que realmente a ella no le interesa, así que me relajo. Muchos hombres se acercan y me hablan de forma coqueta, es como si me vieran por primera vez, mientras que Nicholas no me quita la mirada de encima.
A las cinco de la tarde cuando todo termina, volvemos a casa, en cuento sube al auto Nicholas me sonríe de medio lado.
— ¿Si vez lo hermosa que eres?
— ¿Por qué lo dices? — pregunto tímida.
— Por todos los hombres que están interesados en ti, Sofia, eres hermosa, eres dulce, eres una mujer inteligente, confía en ti, créeme que tendrías el mundo a tus pies.
— Eso lo dices porque te gusto — digo con la cara ligeramente caliente de la vergüenza — y porque gracias a ti cambie de peinado, la ropa nueva, mis manos se ven diferente…
— No Sofí, eres tú, simplemente que te sientes mas cómoda contigo misma, te he regalado seguridad, el resto lo has hecho tu.
No sé qué decir, así que opto por quedar callada para luego cambiar la conversación.
— Nicholas, ¿Cuándo viajamos?
— El próximo jueves, el lunes solicita un vuelo privado para los dos, no quiero ir en vuelo comercial para esta ocasión…
— ¿Cuándo volvemos?
— Cuando este listo, así que debe haber un avión listo para volver apenas lo requiera, por favor organiza un equipo de seguridad, quiero viajar con cuatro hombres, que por lo menos este uno armado, y uno de ellos debe ser el conductor.
Asiento mientras tomo notas, no quiero que se me olvide ni un detalle, igual no he dejado de ser su asistente y esto es parte de mi trabajo.
— ¿Haz pensando llevar a Gabriel al viaje? — pregunta sin quitarle la vista al camino.
— Decidí no llevarlo, que se quede el fin de semana con Luisa y Sandra, que él elija si se queda en la mansión o en el apartamento, pero no creo que sea la mejor idea llevarlo.
— ¿Por qué? Pensé que no te separabas del niño.
— No me gusta estar lejos de él, pero no creo que sea un viaje para el niño, no sé qué pueda pasar y prefiero que este seguro en casa.
— Me parece una buena idea — me sonríe y me da un beso rápido — ¿Mariela te ha vuelto a hablar?
— No, ahora me ignora.
— Lo siento — dice en apenas un susurro.
— ¿Qué sientes?
— No haber estado mucho en casa esta semana, pero hay cosas que tenia que hacer, cosas de trabajo.
— ¿Puedo saber qué?—pregunto como quien lanza un anzuelo.
— Si, estuve hablando con posibles nuevos manager…
— ¿Dio resultado?
— Si, cuando volvamos de viaje tomo una decisión, ahora mismo prefiero revisar con cabeza fría las opciones que tengo.
— ¿Quieres que te ayude con algo? Digo, para tomar una decisión.
— Si, pero hoy no quiero hablar de eso, acabo de terminar un rodaje y quiero descansar unos días, ¿A dónde quieres ir de vacaciones?
— Me gusta este ritmo de trabajo y jamás he ido de vacaciones, así que donde tu digas para mi esta bien.
— Entonces, déjate sorprender, y antes que lo olvide la próxima semana debemos pasarle al decorador los cambios que queremos hacer en la casa para que lo ajusten y el estilo que quieres en cada área, incluyendo la casa de visitas.
— Eso suena a mucho trabajo — digo riéndome.
— La verdad es la parte más difícil de todos, escoger lo que se quiere en una casa, cuando en el fondo te da lo mismo muchas veces, solo espero que quede bonita.
— Yo tengo unas cuantas ideas en mente, déjamelo a mi — digo sonriendo.
El fin de semana fue tranquilo, después de la clase de etiqueta a la que cada día le pongo más atención y aplico en todo momento, pasamos el sábado jugando en la piscina y viendo películas. Sandra no volvió a decirme nada sobre Nicholas, prefirió guardar silencio, realmente copio la misma técnica de Mariela, ignorarme, aunque sé que si le doy la oportunidad sacaría un discurso bajo la manga, pero debo confesar que es extraño vivir uno de los momentos mas felices de mi vida y no tener con quien compartirlo.