Cuarenta y nueve. Sofia

1589 Words
En el restaurante del hotel nos damos cuenta que no hay muchas opciones, además hay unas pocas mesas y estamos tan cansados que no tenemos ganas para más, así que optamos por comer en la habitación. —¿Esta es nuestra habitación? —pregunta incrédulo cuando entramos. —Si, es esta, ¿Por qué preguntas? —Es que se ve tan simple y estoy pagando la habitación más cara… —Piensa que estas ayudando en la economía de un pueblo, no creo que aquí acostumbre a llegar actores de Hollywood y si hacen alguna película seguramente se organizara un espacio especial para ello. —Probablemente —dice en tono distraído mientras revisa la habitación— por algo use mi nombre real, y he tratado que no se vea el esquema de seguridad. —Aunque no lo creas todos han notado que hay algo extraño en nosotros, pero ya me he ido acostumbrando a que todos me vean de esa forma cuando voy a tu lado ¿Pedimos algo de comer? — Si — empieza a decir distraído— pide cualquier cosa que suene decente, lo único que quiero es descansar, me duele el cuerpo como si hubiese corrido un maratón. —Y aun falta la parte más difícil. — Si, de eso soy consciente, pero por lo menos di un paso. Al final optamos por el especial de la casa que es un corte de carne acompañado de ensalada y ruego que sea rico, para luego ir a ducharme mientras él habla con Elton, necesito relajarme, fue un día agotador. Cuando salgo del baño la comida ya está servida, él me sonríe para luego tender su mano, caminamos con los dedos entrelazados los pocos pasos que faltan para llegar a una pequeña mesa. Nos sentamos uno frente al otro, él baja la luz quedando tenue el lugar que ambientamos con música a bajo volumen, abrimos la ventana y es la primera vez que veo algo agradable aquí, se ve con facilidad el cielo salpicado de estrellas, es un espacio pequeño pero perfecto para los dos en este momento. El abre mi silla para luego sentarse frene a mí, y realmente siento que no estoy vestida para la ocasión, acabo de salir de la ducha y estoy envuelta en una bata. —Sofia, hay algo que tengo que contarte, o más bien preguntarte, algo que tengo atrapado hace varios días. Asiento, pero no digo ni una palabra, mientras que un leve corrientazo me recorre, y le hago una leve señal para que continué. —No sé por dónde empezar, no sé qué decirte, pero creo que es el momento de que nuestra relación vea la luz, si bien es cierto hace tiempo le pusimos una etiqueta a nuestra relación, somos novios, no quiero que quede para la casa o para bajo las sábanas como ha sucedido hasta ahora, quiero que todo el mundo sepa que somos novios y que te amo —dice un poco nervioso — tengo miedo que mañana te vayas con otro solo porque no fui capaz de decirte las cosas de forma clara… —irme con otro? si paso todo el tiempo contigo — digo confundida. —Sofia, créeme que eres hermosa, y una mujer maravillosa, eres única en un millón y agradezco a la vida que te hubiese puesto en mi camino, pero el tema es que me da pánico que, por no ser seguro, por no hablar claro termines aburriéndote de mí. —Nicholas, ¿Qué quieres decir? me estas poniendo nerviosa. —Por mí, hoy te pediría el matrimonio, pero siento que sería un paso muy acelerado, uno a la vez, pero si quiero pedirte que ocupes públicamente el lugar de mi novia. En el momento somos interrumpidos por una llamada de Elton, a quien él atiende de forma rápida y mi cabeza empieza a dar vueltas, sé que en muchas ocasiones me había preguntado que somos realmente, si éramos novios de verdad o simplemente para hacerme creer que teníamos algo y llevarme a la cama cada noche, incluso alcance a pensar que solo éramos amantes, y sé que es lo mismo que piensa Mariela y Sandra, pero ahora escuchar de sus labios pedirme que seamos novios ante todos, es como si me pusieran el reflector de frente, es como si lo nuestro empezara a tomar forma, y aparte de todo esto Gabriel, tal vez sea lo mejor para él, una familia. Cuando termina la llamada, siento el toque de su mano sobre la mía, es fuerte y suave a la vez, como quien se aferra a su tabla de salvación. —Por favor Sofia, dime algo, ¿quieres ser mi novia oficialmente y vivir conmigo lo que todo eso implique? Créeme que no me importa lo que digan los demás, al servicio le ponemos a firmar un contrato de confidencialidad que no puedan revelar nada — habla de forma acelerada — pero por favor dame una respuesta. —Si — digo en un leve susurro —si quiero ser tu novia, acompañarte a los eventos, tomarme fotos contigo, entrar de tu brazo, no quiero estar más tiempo escondida… Se pone de pie y me envuelve en sus brazos y luego me besa. Sostiene su frente junto a la mía, mientras me susurra a mis labios. —Te amo Sofia, te amo con el alma y lo único que quiero es tenerte siempre cerca de mí, lo que la vida me permita estar a tu lado. —¿Es en serio? —pregunto al borde de las lágrimas. —Créeme que es de las cosas que he dicho más en serio en mi vida, jamás me había enamorado, como estoy de ti en este momento. Siento como un nudo se forma en mi garganta, yo jamás me había enamorado, y ahora tengo un torbellino de emociones, para luego el volver a su puesto y empezamos a comer, creo que si no tuviésemos tanta hambre ahora mismo estaríamos haciendo el amor. —Nicholas, ¿Por qué yo? — le pregunto mientras terminamos de comer. —más bien dime tu ¿Por qué no? Sofia, eres una mujer maravillosa, hermosa y única, empezando que contigo puedo comer postre, y eso me encanta. —¿Por qué dices eso? — pregunto riendo — el postre, no pensé que fuese tan transcendental. —Porque la mayoría de las mujeres de este medio se niegan la mejor parte de la comida por estar ajustando su vida a dietas… —Eso lo entiendo, pero creo que si sigo así voy a tener que empezar una rutina de ejercicio, después no voy a poder entrar en los vestidos de fiesta. —Eso es fácil, apenas regresemos a casa te incluyo en mi rutina. —Es un trato — le digo sonriendo y en verdad estoy tan feliz que no puedo describir lo que siento. Una sensación extraña me recorre, tal vez la emoción de saber lo que está sucediendo en mi vida, y es como las inseguridades se hubiesen disipado. Hago una llamada rápida para saber de Gabriel quien me cuenta que está feliz jugando, y me cuelga para seguir viendo una película en el cine con Micaela. —¿todo bien en casa? — me pregunta mientras me da un beso en el cuello. —Si, todo en orden, Gabriel está feliz jugando. —Me alegro mucho que este feliz, eso es lo único que quiero para ustedes, que sean felices, y yo soy feliz trabajando para ustedes dos. —Pero a mí no me gusta quedarme en casa esperando a que todo llegue, ahora que lo nuestro será oficial, quiero por un tiempo ser tu asistente, mientras me organizo… —No te preocupes por eso, luego lo organizamos, ahora mejor aprovechemos la noche, pero lo único que no quiero es sigas sirviendo, no se si te has dado cuenta, pero tu postura, la forma como hablas han cambiado mucho, incluso la forma como te vez, como te viste, tu sonrisa y eso incluye hasta la suavidad de tus manos, quiero seguir dándote lo mejor, por favor déjame… —No me había dado cuenta lo mucho que he cambiado, con razón las chicas hablan tanto de mí y yo me dejo dar cosas por ti, solamente no me encierres en casa sin hacer nada. — Esta bien, hagamos algo para ello, busquemos un punto medio, pero ahora es hora de disfrutar nuestra noche. Me toma de la cintura y me acerca a su cuerpo, para bésame como solo él lo sabe hacer, para mover todos mis cimientos y hacer que mi mundo desaparezca para ser solo él y yo. Me hace el amor con pasión y dulzura y apenas ahora soy consciente que somos novios realmente, que lo nuestro va a salir al público y seguramente lo sabrán millones alrededor del planeta, él es mi novio, no somos más amantes, y es como si una nueva puerta se abriera, pase de ser la asistente que tenía sexo con su jefe con una etiqueta de consolación, para ahora ocupar un lugar junto a él frente a los reflectores. El miedo de que pasaría si lo nuestro algún día se acaba sigue latente dentro de mí, pero seguramente algo solucionare en ese momento, algo hare, pero ahora disfruto lo que tengo. Una oleada de sensaciones cálidas me invade mientras que todas esas ideas que revoloteaban en mi cabeza pasan a un segundo plano, él mira mis ojos y en este momento solo hay una cosa importante en este mundo, nosotros dos.
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