Me siento flotar desde que Nicholas llego a la puerta del apartamento esta mañana, saber que de alguna forma soy correspondida es algo que no se puede describir, y aun no logro asimilar que ahora tengo novio, y no cualquier hombre es Nick Bolton. Y si fuera poco, no solo hemos hecho el amor, también ha lavado los platos y ahora llega a Gabriel a la ruta, si esto no es el cielo, entonces no sé qué es, mi madre siempre decía que si una mujer tenía hijos ningún hombre la querría, pero a él no le importa eso, es más creo que le gusta el niño.
Miro la hora y apenas son las 7:40 de la mañana, lo que significa que tengo tiempo de sobra para encontrarme con él, además que ya estoy casi lista, así que me tomo todo el tiempo del mundo para maquillarme, algo que no hago muy seguido, aunque debo confesar que a veces me entretengo siguiendo tutoriales que encuentro en la red, el maquillaje bonito y la moda siempre me han seducido, pero nunca he tenido mucho tiempo para ello, hasta ahora.
No son las ocho de la mañana y ya estoy lista, la ansiedad por volverlo a ver invade mi mente y mi cuerpo, ya no encuentro que hacer, así que llamo a mi madre, normalmente busco llamarla en horas de la tarde, pero necesito entretener mi mente antes de salir como loca a la mansión y buscar a Nicholas.
—Sofia, hija, ¿Cómo estás? ¿Por qué llamas tan temprano en la mañana un lunes? ¿estas bien?
—Hola madre, si estoy perfectamente bien, y es que ahora empiezo un poco más tarde a trabajar, así que tengo tiempo.
— ¿Por qué ese cambio?
—Porque ya no soy empleada de servicio, ahora soy asistente y mi jefe empieza a trabajar mas tarde, lo malo es que también saldré un poco mas tarde, pero vale la pena por fin dejar de limpiar casas.
—Hija me alegro mucho por ti, ¿y el sueldo que tal es? — pregunta curiosa.
—Es mucho mas alto, así que creo que podre enviarte mas dinero, y ahora uso vestidos bonitos y me maquillo —digo emocionada.
—Que dicha hija, ¿me envías una foto? Quiero mostrarla a la vecina.
—Si mamá…
—Hija… disculpa que te diga esto, pero… ¿ya tienes novio?—hace la misma pregunta cada semana y yo no sé qué responder esta vez, normalmente digo que no de forma automática pero ahora técnicamente si tengo novio, pero no sé si sea seguro responderle, así que opto por mentirle.
—No mamá, no tengo novio aun, ¿Por qué?
—Hija, no te quedes sola, busca alguien y cásate, pero ya sabes, no les ni una pruebita de amor hasta que estés casada y cuidado con eso de ser asistente de un señor, yo he escuchado muchas historias y terminan aprovechándose de muchachas jóvenes como tu y ya sabes que después que otro se robo tu virtud, ya usada nadie te quiere.
Empiezo a reír de forma nerviosa, si mi madre supiera todo lo que ha pasado, para darme cuenta que no se le pasa por alto este gesto como yo creía.
—Sofia, no me digas que ya le disté tu virtud a alguien…
—No mamá, no es eso, es que acá ese tema no es así, acá no importa cuantas parejas has tenido, puedes tener otras si la relación no funciono y si esa no funciona, pues buscas otra persona, acá el tema de la virtud no es tan transcendental después de cierta edad.
—Hija mía, Dios te libre de ser de esas pecadoras, tu haz las cosas como te enseñe y hasta que no te cases no le entregues tu virtud a algún hombre.
—Si madre —digo llevándole la corriente —y ahora debo ir a trabajar.
—Cuídate mucho hija y espero tu foto…
—Si madre.
Cuelgo pensando en las ideas de mi madre, si tan solo ella supiera todo lo que ha pasado realmente me muele a golpes, no solo tome un niño que no era mío y lo he criado como tal, ahora salgo con un hombre famoso y que su foto sale en todos lados, además creo que es cuestión de días para que me vea en algún lado, lo bueno es que creo que no maneja tantas r************* , Joan ha salido en muchas fotos, aunque intente mantenerse oculta a veces la cámara le alcanza.
Me miro por una ultima vez en el espejo, me tomo la foto y se la envió a mi madre, para empezar a caminar hacia la mansión, falta aún quince minutos para encontrarnos y me demoro solo unos tres minutos en llegar a casa, cuando tomo el bolso y abro la puerta para salir me encuentro con Mariela esperándome en la puerta.
—¿Cómo es eso que ahora eres la asistente del señor, Sandra tiene el día libre y yo sigo igual que antes? —dice en un tono odioso —¿Qué paso con Joan?
—Le bajas a ese tono tan feo por favor— empiezo a decir en tono calmado.
—Perdón Sofia, solo que no entiendo lo que paso, yo llegue hoy a trabajar y no hay nadie, es decir, ¿me va tocar a mi preparar el almuerzo de los trabajadores?
—No te toca preparar almuerzo para los trabadores, en la nevera hay mucha comida que no se alcanzó a consumir este fin de semana, es solo cuestión de calentarla. Por otra parte, no sé qué paso con Joan, yo estaba trabajando este fin de semana cuando el señor recibió una llamada y me pidió que le asistiera hoy o hasta que volviera Joan, así que acá estoy, preparándome para asistirlo.
—¿Y porque tú? —dice dolida.
—No lo se Mariela, ¿no puedes simplemente alegrarte por mí? —grito frustrada mientras cierro la puerta del apartamento
—Perdón amiga, felicitaciones por tu ascenso, te lo mereces —dice apenada —solo que me frustra seguir en el mismo lugar, no avanzo.
—Se lo que se siente— le digo mientras empiezo a caminar hacia la mansión —pero entiéndeme a mí, yo no lo esperaba, el señor me ofreció el puesto para cubrir una emergencia, apenas Joan regrese lo mas normal es que vuelva a la casa con ustedes.
—Entiendo — dice en tono triste — ¿Cómo te fue el fin de semana?
—Fue un fin de semana tranquilo realmente, solo entraba a la casa para atender las comidas del señor que Sandra había dejado organizadas, marcadas y congeladas, incluso ayer salió a comer en la tarde y fue la comida que sobro para el almuerzo de hoy.
—¿Y porque Sandra esta libre esta mañana?
—Porque el sábado se quedó hasta el mediodía, así que el señor pensó que lo mejor era darle un poco de tiempo esta mañana como compensación.
—Sabes, eso nunca había ocurrido antes, todo estaba tan milimétrico en casa que nadie se tomaba un día que no fuese necesario, ni había días por compensación, es mas el señor casi siempre estaba fuera los fines de semana y la mansión cerrada, y cuando había fiestas el contrataba personas diferentes para atenderlas, solo un par de veces me pidió el favor y obviamente me p**o la noche.
— ¿Y que paso en esa fiesta?
—No mucho, todos tomaron, bailaron, comieron, fue algo muy normal, un poco de sexo desenfrenado muy casual en ese tipo de fiestas, pero nada visible para el público, iban a las habitaciones que estaban sin llave, no vi nada extraño esa noche, solo los vestidos, eran maravillosos…
—¿Hace cuanto trabajas con el señor? — le pregunto mientras caminamos por el jardín.
—Junto con Sandra fuimos las primeras contrataciones para él cuando vivía en el pent-house, fue hace unos siete años, era famoso, pero aún no era millonario, Sandra ya tenía a Micaela y se quedaba en la habitación de servicio, para esa época yo vivía con mi exnovio y él no quería que trabajara de forma interna. Un par de años después compró esta mansión, y seguimos igual, Sandra se quedo acá de interna, Micaela va al colegio y sus clases de baile pegadas por el señor. Y luego llegaron todos los trabajadores, he visto llegar e irse a tanta gente que no tienes idea.
—¿Por qué no le dijiste que querías trabajar de interna cuando terminaste con tu exnovio? Acá sobran dos apartamentos más.
—Porque simplemente no se me ocurrió, me fui a vivir a otro lugar, y he seguido con mi vida, y a veces entre semana salgo con chicos, pero a veces me gustaría no tener que conducir en las mañanas.
—Te entiendo, ese viaje es largo — digo en tono tranquilo.
—¿Para dónde vas hoy? —pregunta mientras entramos a la mansión.
—No lo sé, el señor solo me dijo que lo asistiera y ahora si me disculpas subo a la oficina, no quiero llegar tarde.
—Sofia, espera, una pregunta más, ¿Por qué el señor acompaño a Gabriel hasta la ruta?
—Porque se le había olvidado decirme que nos encontráramos en su oficina, así que fue hasta allá.
—¿Descalzo? ¿para eso no está el intercomunicador?
—No lo sé, simplemente cuando llego estaba tocando mi puerta.
—Será creerte — dice mientras asiente — por cierto, esta lindo tu vestido y tus zapatos, se ven caros.
—Si, los compre hace algún tiempo para una ocasión especial y creo que hoy es el día.
—Si, hoy es un día especial, y te deseo mucha suerte.
—Gracias Mariela y nos vemos luego.
—Claro que sí, debes contarme todo lo que suceda.
Le sonrió de vuelta y subo hasta la oficina, veo la hora y creo que aún es temprano. Cuando llego a la oficina él aún no ha llegado, así que me quedo mirando el jardín a través de la ventana, veo a los jardineros caminando de un lado a otro, mientras pienso en Mariela, tantos años trabajando en casa queriendo solo un ascenso y solo ha tenido el mismo cargo, y tal vez siga así mucho tiempo más, al final somos invisibles, si no hubiese sido por ese accidente y ser yo quien lo encontrara jamás me hubiese visto.