Después de ese cruce de palabras nada satisfactorio con Jack, me pongo en la tarea de buscar un nuevo manager, tengo varias opciones interesantes, es cuestión de hablar con cada uno de ellos para luego escoger, sin embargo, no quiero hacer participe a Sofia de esto, por lo que deberé inventarme algo para que ella no me acompañe a estas reuniones, quiero hacerlo solo, luego le contare los pormenores.
El hecho que Jack tenga tanta información sobre mi es lo que más nervioso me pone, así que opto por cambiar de firma de abogado con la que he trabajado los último años, en este medio todos nos conocemos y un mínimo de información que se les escape para Jack es bastante. Además tengo que hacer todo lo posible para conseguir la residencia de Sofia, aunque debo confesar que también he empezado a desconfiar de Sandra y Mariela, alguna de las dos podría estar pasando información, ellas son las que más tiempo tienen conmigo y no es que estemos disimulando mucho últimamente.
Pero como decía uno de mis personajes, los problemas se atacan de uno a la vez, y la prioridad en mi agenda los documentos de mi novia, quiero poder ir con ella a una gala, que use un vestido elegante, que se vea hermosa, y si a algún medio se le da por investigarla por lo menos todo este en orden. Y temo que por estar tan obsesionado con que todo salga bien, termine dejando tantos fallos en mi plan logrando lo contrario y eso hace que una sensación parecida al desespero cruce por mi cuerpo.
El viernes en la mañana cuando llego al estudio llamo al nuevo abogado, es bastante amable y eso me gusta, le envió toda la documentación e información del caso para que lo estudie, aunque nadie me esté persiguiendo, ni tengo una fecha límite en mi interior siento que el tiempo se agota, como si estuvieran cayendo los últimos granos de arena dentro de un gran reloj.
Estoy tenso y nervioso, temo mucho lo que Jack pueda hacer, y si en ultimas me toca irme contra él lo hare, igual no quiero que siga representándome. Una sensación extraña de vacío que crece en mi interior cada vez que pienso en el cambio hace que la ansiedad toque mi cuerpo y, por ende, las ganas de tomar.
Acabo de terminar de rodar una escena, Sofia está de pie a un lado observándome en silencio cuando entra una llamada en mi teléfono celular, ella me hace una seña para indicarme si la respondo por lo que sin mediar palabra tiendo el brazo y se lo recibo sin revisar y obligándome a tomar una decisión de forma urgente, no hay espacio para un plan b.
—Señor, revise el caso a profundidad y la vía más fácil es que usted adopte al niño — dice el abogado en tono tranquilo — es poco probable que le nieguen a usted esa opción, tiene dinero que es lo más importante en estos casos, y cuando logre poner los papeles del menor en regla podría casarse con ella y adoptar al niño juntos.
—¿y qué pasa si ella quiere el niño solo para ella?—pregunto mientras la observo a la distancia conversando animadamente con otra asistente.
—No hay opción, en ese caso deberá más adelante ceder la patria potestad, aquí el problema es que no hay nada que pruebe que es su hijo, ni siquiera una prueba de ADN, así que el mejor camino es que usted lo adopte.
— ¿Y si ella no quiere? — insisto en preguntar.
—Entonces sigan como están hasta que cumpla la mayoría de edad.
Cuelgo el teléfono con una sensación de abatimiento, no hay otra opción, es el mejor camino a seguir y no sé cómo decirle a Sofia esto, se me revuelve el estómago el solo pensar las palabras que podría usar. Así que por ahora lo mejor que puedo hacer es apegarme al plan de cambiarnos de casa, ajustar algunas condiciones de vida a favor de ella y cuando tenga el valor suficiente hacer la pregunta de lo que plantea el abogado.
Apenas termina la llamada con el abogado, me llama el agente de bienes raíces y no puedo evitar sonreír de forma irónica, parece que se ponen de acuerdo, y me tiene una maravillosa noticia, armo un catálogo personalizado con las indicaciones solicitadas para mi próxima vivienda, y lo mejor de todo, es que tiene un probable comprador de la mansión, no quiero conservarla para el recuerdo. Aprovecho el receso para observar con detenimiento las imágenes y hay una casa de ellas que me gusta, me llama la atención más que cualquier otra, sin embargo, dejo que Sofia también participe, así que apenas vea el momento propicio le pediré que escoja las que quiere ver.
Debo confesar que lo que más me gusta de mi relación con Sofia es lo mucho que podemos hablar, siempre hay un tema para conversar o reírnos, es como si no se agotaran, sin importar la hora o el momento del día en que estemos, siempre estamos comunicándonos, aunque sea con la mirada. Si estoy en receso podemos conversar de cualquier cosa, o le cuento lo que estoy viviendo, la primera semana paso preguntando por todo, como funciona cada cosa, y le presente cada persona del equipo de trabajo, y su rostro cada vez que conoce a otro famoso es como si se iluminara y quisiera gritar de emoción, para luego controlarse, y lo mejor es que aprenda a convivir con ello, será parte de su vida de aquí en adelante.
No estoy acostumbrado a viernes tan tranquilo, luego del día de trabajo vamos a casa a descansar, y el sábado empieza con las clases de etiqueta. Recuerdo mucho cuando Jack me obligo a tomarlas, me sentía tan tonto en ese momento, y ni hablar de todos los instructores que he tenido para la vocalización, dicción y demás cosas que he tenido que aprender para cada personaje, esto de ser actor no es tarea fácil.
El sábado estamos listos los tres muy temprano, cuando llego la señora Pott el niño se esconde, quiere huir, sin embargo, le pido que apoye a su madre en este momento, para esto ella es importante y a regañadientes acepta. Al principio Gabriel no quería participar en la clase con Sofia, cuando no era visto me susurraba al oído diciendo que se sentía tonto, y comparto plenamente el sentimiento, pero ella necesita apoyo y daño no le hace al niño que aprenda todo esto ahora, más temprano que tarde le tocara, así que al final terminamos tres sintiéndonos tontos y aprendiendo a sentarnos en la mesa adecuadamente, corrigiendo la postura, tomando sopa de forma correcta y cortando la misma comida cientos de veces.
Cuando nos despedimos de la señora Pott, quien en su momento me enseñó el tema de etiqueta, me sorprende que siga viva, pareciera que tuviera más de cien años, aunque sigue siendo igual de estricta y elegante que siempre. Cuando la clase termina corremos con Gabriel a la piscina, es como si necesitáramos liberarnos de esa dosis de tortura, aunque después algunos modales se vuelven parte de la cotidianidad, mientras que Sofia va al apartamento a recoger las cosas que quedaron, le ofrecí ayuda, pero dijo que prefería hacerlo sola, así que porque no darle algún momento de intimidad.
—Gabriel ¿me acompañas mañana a ver casas? — pregunto mientras jugamos en la piscina.
— ¿Casas? ¿ya no tienes esta?
—Si, pero quiero mudarnos a algo más cómodo para nosotros.
—Está bien, pero… —empieza a decir para luego arrepentirse.
—¿Qué ibas a decir?
—Es que cuando hablas de nosotros significa que nos vamos a vivir definitivamente contigo, ¿cierto?
—Ese es el plan, quiero que vivamos juntos, no quiero que tu madre siga limpiando casas, quiero darle oportunidades a ella y a ti.
—¿Por qué? — pregunta curioso
—Simple, porque en verdad la quiero mucho.
—Nunca imagine a mi madre con novio, ella siempre dijo que no tenía tiempo para esas cosas.
—Pues ahora si lo tiene y estamos todos juntos.
—Me gusta eso, ¿vemos películas en tu cine? — pregunta emocionado.
—Si, ¿Cuál quieres ver?
—No se aun, allá decidimos.
— Está bien, ahora es hora de bañarnos, el que salga de ultimo de la piscina es un huevo podrido — escucho a los lejos el chapoleo del agua.
Para mi sorpresa cuando subo a la habitación a cambiarme encuentro a Sofia en el piso con el rostro conmovido observando una vieja foto, y me sorprende lo niña que se ve en ella, era una niña con un bebe, estaba jugando a las muñecas con uno real, independientemente de si salió de su vientre o no, Sofia asumió tantas cosas y ha logrado tanto ella sola que no me sorprende que este llena de miedos al depender de mí de alguna forma y lo que más temo es fallarle.
Me voy a duchar con una sensación de peso en mi pecho, y necesito conversar con Elton, mi terapeuta, no quiero dañar a Sofia, a Gabriel ni mucho menos a mí. Le mandó un mensaje y cuadramos vernos un rato el lunes en la mañana que tengo libre, él pasará a visitarme y después me daré un gusto con Sofia, la invitare a un día de Spa, será una sorpresa así que tampoco le contare que ese día no trabajamos.