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—Hemos llegado—me anuncia colocando un beso sobre mi cabello y sospecho qué durante todo este tiempo tal vez pensó que yo estaba durmiendo porque me quede callada, aunque lo cierto es que estuve pensando en su verdad y la mía y no sé cuál de las dos es peor y si cada una justifica una venganza, pero a estas alturas ya no lo sé. Miro por la ventanilla de nuevo para ignorar mis pensamientos y así ya no pensar en nada más que en el presente, observó una ciudad muy diferente de la ciudad real, aquí no hay lujosos edificios ni hermosas catedrales o monumentos qué adornen las calles porque estas están llenas de gente que viste de mil formas, aunque todas me parecen indicar qué la vida en esta ciudad es muy difícil, incluso más difícil que vivir en el palacio junto a Valois porque veo niños pequ