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He caminado muchas veces del brazo de muchos caballeros, la mayoría de esas veces fueron porque quería coquetear de forma más atrevida y sin que nadie se diera cuenta, con pequeñas sonrisas y halagos, así como leves toques indebido en la pierna o en el hombro, pero todo eso que sabía hacer y me salía tan natural, me es difícil practicar con él, quizás porque sé que él no me creería, sabría que estoy mintiendo y engañándolo cuando me comporto de otra forma cuando estamos solos en la cama. —¿Por qué es importante la presentación?—cuestiona mientras caminamos a paso lento por uno de los caminos del jardín, aunque yo supongo que lo hace para no quedarnos en silencio porque de otro modo terminaríamos peleando como hace un momento. —Los aristócratas son benefactores de la corona, no tanto econ