Al llegar la noche, Rossette me lleva a mi habitación sin idea de que salí de la oficina y me ayuda a prepararme para dormir, aunque no sé exactamente si en verdad voy a hacer eso. Mi cuerpo siente resiente mucho la noche porque en cualquier momento ese hombre puede venir y hacerme su mujer, pero si lo medito bien, si ha pasado todo el día evitando, puede que esta noche tampoco se digne a aparecer por aquí y aunque eso me tranquiliza, está sola no me hace bien.
Pienso mucho en lo que esos hombres dijeron sobre el reino y la condición en la que se encuentra. Nunca antes me di a la tarea de pensar en los súbditos de mi padre porque creí que yo no tendría que preocuparme por ellos hasta que fuera mi turno de gobernar, pero ahora me doy cuenta de que tal vez fui una princesa muy ingenua e ign
