Miley Mi mente no paraba de gritar millones de cosas mientras bajamos las escaleras, loca, estúpida, inconsciente, demente, ¿Qué se supone que hacía? ¿En realidad lo estaba haciendo? ¿Por qué? Estaba por cometer la estupidez más grande de la historia, de mi historia y yo había hecho muchas idioteces hasta el momento, pero esto no tenía comparación. En ninguna mente entraría irse a la casa de un desconocido solo porque sí, era irreal, quizás en alguna novela rosa esas cosas ocurrieran, o en esas novelas donde la chica era una masoquista que dejaba que un tipejo de autoestima dudoso, con complejos de inseguridad y machista a morir, la maltratara a su antojo, por tanto y cuanto tiempo quisiera, solo porque “estaba enamorada” y él en el fondo (muy en el fondo era bueno), puf, blasfemias, eso