Capítulo 14

1094 Words
Alba estaba desconcertada, mil pensamientos cruzaron su mente en ese momento. “¿Mi jefe esta besandome? ¿Estará consciente de que lo hace? ¿Porqué lo hace? ¿Después de esto perderé mi trabajo?” Algo dentro de si misma le dijo que debía detenerse, ambos estaban alcoholizados y no estaban del todo conscientes de sus acciones, pero por otro lado le gustaba, es decir, no solo le gustaba lo que estaba sintiendo en ese momento, sino que ese hombre a pesar de ser su jefe, la volvía loca. No esperaba que algo así sucediera, que una oportunidad como esa pasara de la nada, por supuesto, ella no era precisamente una zorra qué sé metía con cualquiera, pero otro pensamiento invadió su mente, una idea, quizás un plan de venganza. A Alba no solo le gustaba el licenciado Olmedo, sino que justo ese hombre era el esposo de Victoria Gallardo, la maldita bruja a la que había servido y no había valorado su servicio. ¿Debía aprovechar esa oportunidad para vengarse de Victoria? ¿Usar a su esposo para conseguirlo? Si Alba disfruto de la sensación qué los labios de Alejandro le causaban, era como fuego qué encendía un horno qué amenazaba con consumirlo todo, incluso a si misma. Le siguió la corriente, después de todo, había sido él quien había dado el primer paso no ella, así que continuo besandolo, disfrutando del sabor de su lengua, del sabor del whisky y Alejandro, en un acto imprevisto se acerco más a ella para tomarla del cuerpo y recostar la en la cama. Su mente estaba confundida, pensaba en Victoria, en la ardiente Victoria qué siempre había sacado la bestia qué llevaba dentro, pero al mismo tiempo sabia que la mujer que estaba frente a él no era Victoria porque ella no era tan dulce al besar, pocas veces su esposa lo había besado de esa forma tan dedicada y con tal delicadeza. Alejandro se sintió diferente y es que hacía mucho tiempo que no había tenido un poco de acción en la cama, la última vez había sido con Victoria, pero las cosas no habían terminado bien, así que su instinto carnal le jugo chueco y se dejo llevar simplemente por la pasión del momento. Continuo besando a su asistente, recorriendo con su mano cada parte de su cuerpo, su cintura, sus glúteos, sus piernas y aparentemente Alba no ofrecía resistencia, ella también lo deseaba, así que fue ella quien dio el siguiente paso, comenzó a desnudarse y Alejandro no tuvo ningún inconveniente para esperar a que terminará, por suerte Alba llevaba puesto un conjunto íntimo bastante decente para una situación así. Llevaba puesto un brassier y un par de bragas de color verde intenso, la tela era sedosa y también tenía un encaje sexi qué encendió más la llama de la necesidad de Alejandro, tanto así que volvió a besarla, esta vez con mucha más ansiedad hasta volver a recostarse, solo que en ese momento, Alejandro trazo una línea de besos sobre el cuello de Alba y así hasta pasar por sus pechos, sitio qué aprovecho para medir su volumen. Estaba ebrio, pero eso no era un impedimento para disfrutar de un poco de se*o casual y después de todo era hombre y tenia necesidades, cosa que Victoria no había cubierto como su esposa. Alejandro no era un hombre malo, ni tampoco infiel o al menos, estando en sus cinco sentidos jamás lo habría hecho, pero había bebido mucho por causa de Roberto y Alba no le había impedido nada, así que él continuó. Bajo hasta las bragas de Alba y ella se dejo llevar por el impulso, por el deseo y la sensación de lo prohibido. En primer lugar Alejandro comenzó a besar aquella zona con delicadeza, pellizcando con sus labios la tela qué lo separaba de la entrada femenina de Alba. Tomo sus piernas y así se mantuvo por un par de segundos, besando aquella zona solo para darle un pequeño estímulo de lo que estaba por venir. Tenía mucho tiempo desde que Alba había tenido se*o con alguien, todo por causa de Victoria, quien la había puesto en aprietos al impedirle en la gestión editorial, encontrar un trabajo, así que durante ese tiempo que busco trabajo ni siquiera tuvo tiempo de tener una pareja, así que estar con Alejandro encendió algo en ella qué necesitaba y ansiaba. Poco a poco, Alejandro fue bajando los tirantes qué sostenían la ropa interior de Alba, con una habilidad formidable y al mismo tiempo delicada, hasta que finalmente se deshizo de ella dejando la feminidad de Alba al descubierto. Alba sintió una cálida bienvenida cuando Alejandro toco los pétalos de su delicada flor, gimio, un tenue suspiro qué exteriorizaba cuanto deseaba qué eso ocurriera. Con ese gemido, Alejandro entendió que Alba estaba complacida con aquel leve tacto, así que continúo ,pero en esta ocasión, paso la punta de su lengua por sus labios exteriores, trazando un camino hacia el centro de su extasis, el clit*ris. Lo estímulo de forma delicada, como lo había hecho con muchas otras mujeres, puesto que sabia que ellas más que solo sacar y meter, también merecían un poco de estímulo para alargar el acto. Su lengua fue lamiendo una y otra vez hasta que de pronto, Alejandro sintió una pequeña protuberancia, su clit*ris se había inflamado producto de la estimulación de Alejandro. De pronto el frio de la habitación desapareció gracias al calor de los cuerpos de Alba y Alejandro, de los gemidos de ella y de la pasión de Alejandro. Enseguida, Alejandro busco con desesperación su entrada húmeda y excitada, para introducir un par de dedos con el fin de seguir estimulandola. El sonido que salio de los labios de Alba de pronto le hizo recordar a la bruja de Victoria, se pregunto como era posible que abandonará a un hombre como el licenciado Olmedo, con lo bien que se estaba junto a él, con lo bien que sabia complacer a una mujer. Alba se obligó a si misma a inclinar la mirada para mirar a Alejandro y reconocerlo como el hombre que estaba por poseerla, si aquello iba a ocurrir, Alba deseaba hacerlo y no solo por venganza, sino que, deseaba que esa noche fuese únicamente suya, a pesar de que él fuese el esposo de Victoria, pero se dijo a si misma que a la siguiente mañana, al irse de ahí, eso que estaba ocurriendo, habria sido tan solo un sueño que bien podia olvidar porque sabía que al menos su jefe también lo intentaría.
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