No tenía idea del porqué me sentía tan de buen humor aquella mañana. Tal vez porque era el día de mi cita con la psicóloga. — Buenos días, Daven. — Misael me esperaba de pie junto al ascensor. — Te ves muy bien. — Me siento muy bien. — Dije, estrechando su mano. — ¿Te parece si cenamos esta noche ? — Tengo cita con la psicóloga. — Está bien, dejémoslo para otro día. — ¿Te parece bien mañana ? — Si, estoy libre mañana. — ¿Recuerdas a Andrea ? — Solté la pregunta sin pensarlo, me arrepentía de haberla hecho. — Claro. — Caminábamos hacia la oficina, a punto de pasar por el escrito de Katrina. — Como olvidarla, era muy pequeña pero su rostro no era algo que se olvidara con facilidad. Me agradaba, era muy amiga de Katrina. ¿Te acuerdas cuando dejó de usar los lentes y cambió