—IX—

1680 Words
“Sentí algo moverse en la cama y desperté. ¿Ya había amanecido ? ¿Por que seguía dormido ? Me había quedado para ver su rostro recién levantado. Abrí mis ojos arrugando un poco la cara por la luz. — Buenos días. —Andrea estaba sentaba en medio de la cama, tenía puesto un pijama y para nada su rostro parecía recién levantado. Se podría decir que llevaba horas despierta. — Buenos días. — Estruje un poco mis ojos, soltando un suave bostezo. Incorpore un poco mi cuerpo, levantando más la almohada y acomodándola detrás de mi cabeza. — Ya estás despierta. ¿Algo de resaca ? — Creo que no. Me siento perfectamente. — Se removió un poco quedando más cerca de mi, parecía buscar el ángulo perfecto mientras intentaba quedar frente a mi. — Entonces ... Podemos hacer de cuenta que nada de lo que ocurrió anoche pasó realmente. ¿Te parece bien ? — ¿Tienes mucha prisa ? — ¿Por qué ? — Ven aquí. — Levanté mi brazo invitándola a recostarse en mi costado. Ella se quedó quieta, algo dudosa. — Ven. — La tomé por muñeca haciendo que se cayera hacia adelante, pasé mi mano por su hombro y la acomodé debajo de mi brazo derecho, al lado de mi pecho. — ¿Tienes mucha prisa porque olvidemos lo que ocurrió anoche, hace solo unas pocas horas justo en esta cama ? — No quiero que te sientas incómodo, solo me hiciste un favor. Siento mucha vergüenza por haberte presionado. — Con que un favor. Yo no lo vi de eso modo. — ¿Un sacrificio ? — ¿Pero de qué hablas ? — ¿Puedo hablar cómodamente de esto ? No quiero que luego nuestra relación de amistad y laboral se vuelta incómoda. — Entonces... Hablemos de esto ahora, así no quedan cosas por decir. Empecemos por el hecho de que yo te gusto. ¿Desde cuando ? — ¡Eso no ! Es aún mas vergonzoso, lo dices con demasiada naturalidad. — Entonces ¿ de que hablamos ? — Está bien. Lo que digo es, nos acostamos, tuvimos sexo o como quieras llamarle, no te sientas responsable de nada. Estaba consciente de todo lo que hacía y disfruté hasta el último segundos. Ahora, sigamos siendo los que éramos antes. — Para empezar, pequeña gorrión, no tuvimos sexo. — ¡¿Ah no ? ¿Todo fue un sueño ? ¡Pero si estas desnudo ! Y acostado en mi cama. — ¿Ahora quien es el tonto ? — Froté su cabeza desarreglando todo su cabello. — Todo lo que recuerdas de anoche, pasó. Pero no tuvimos sexo, hicimos el amor. — ¿Cual es la diferencia ? — ¿Quieres que te lo muestre ? — Mi cuerpo que aun seguía desnudo, recordando cada cosa que había pasado anoche, empezó a elevarse debajo de las sábanas. Definitivamente no había sido solo sexo, había sido más que placer desenfrenado, más que la sensación de querer terminar y quedarte con lo último que se sentía en ese instante, era la sensación de mirar eternamente su rostro excitado o sus manos apretar mi espalda, morder sus labios en un intento por controlar sus gemidos o simplemente quedarme ahí dentro eternamente. Habíamos hecho el amor. — ¿Cómo ? — Tomé su mano y la guié hasta mi erección, cerré su mano entorno a mi pene, haciendo que lo apretase. — Estas... desnudo. Retiré la sábana que cubría mi cuerpo y me di la vuelta, haciendo que mi cuerpo quedase sobre el suyo. — ¿Aún quieres saber ? — Distribuí mi peso sobre mis brazos para no causarle daño, ella asintió. ¿Eso era un si ? Levanté el vestido pijama que traía puesto, sus senos se esparcían un poco por los lados de su brazo, con una mano tomé uno de ellos y lo introduje en mi boca, sin delicadeza ni suavidad, lamía sus pezones al tiempo que chupaba su seno, sus manos se posaron sobre mi cabeza, empujándome más hacia ella, sus gemidos comenzaron a fluir en aquella hermosa mañana. — Tus vecinos te van a escuchar. — No... no importa. Tu sigue. Era un orden. Capture su otro pezon. Baje mi mano libre hasta su entrepierna y comencé a masturbarla, deslizando primero un dedo en su interior, sus caderas marcaron un ritmo lento pero sin pausa, bese sus labios mientras mi dedo hurgaba en su interior, mordió mis labios pidiendo más, deslicé un dedo más, ahora eran dos. Se aferró a mi cuello al tiempo que cambiada de ritmo, se sentía más intenso. Aparté mi mano sin previo aviso, dejándola vacía y muy inquieta, apretó mi pierna derecha en un intento de reclamo. Lamí la humedad que recorría mis dedos. Andrea se cubrió el rostro. La sujete por la cintura y subí más su cuerpo, quedando más arriba de la cama, me coloqué entre sus piernas, colocándolas a cada uno de mi costado, tomé mi m*****o en mi mano derecha y procedí a frotarlo sobre su v****a. Su suavidad me hacía apretar los dedos, quería hundirme en ella pero aún no podía. Su cuerpo se encogía cada vez que sentía el roce, puso una mano sobre sus labios y mordía su dedo índice. La escuché susurrar, sin entender lo que decía. — ¿Ansiosa ? — Comenzó a mover su cuerpo de un lado a otro sobre la cama con suavidad, cada vez se acercaba más a mi m*****o, intentando introducirlo ella misma. Sin lograrlo. Le faltaba experiencia. — Solo... Hazlo. Me quema todo el cuerpo las ganas que tengo de que lo introduzcas en mi interior. — Aunque su voz apenas se escuchaba, era demasiado sensual sin tan si quiera intentarlo. — Tengo que avisarte, esto no será igual que anoche, tengo que mostrarte la diferencia. Practicar el sexo y hacer el amor. Esto será lo primero, tendremos sexo. Sujeté sus piernas, deslizándome en su interior, su cuerpo se elevó con brusquedad cuando sintió la primera embestida, intentó sujetarse a mi cuello, pero yo se lo impedí, devolviendo su cuerpo sobre la cama. Me aferré a su cintura, sumergiéndome en su interior, más y cada vez más. Sus piernas se enroscaron a mí mientras su cuerpo temblaba al igual que su interior, sentí cómo apretaba con fuerza repetidamente mi m*****o, ella extendió los brazos sobre la cama y yo me detuve. — Ya veo... la diferencia. — Dijo, con voz entrecortada. — Pero si aún no hemos terminado. — Pasé la mano por su senos húmedos del sudor. Me recosté en la cama con ella, ladeé su cuerpo y separé sus piernas, me coloqué entres ellas elevando su pierna izquierda. Él se deslizó solo en su interior, empecé con suavidad, bese su cuello, sus hombros y lamí el lóbulo de su oreja, nuevamente Andrea comenzó a marcar el ritmo, tomando la iniciativa, después de unos minutos la detuve, tomando yo el control de la situación, su hermoso trasero se pegaba a mi, nuestros cuerpos sudaban y el choque de estos producían un agradable sonido con cada embestida que daba, cuando vi que su interior había sufrido repetidas contracciones, entonces solo así me deje llevar por la presión de su estrechez, por el roce de su piel y por los gemidos que ella soltaba que eran provocados por mi. Me vertí en su interior mientras besaba su cuello. El lunes en la mañana, Andrea me esperaba de pie junto a su escritorio con un café en las manos. — Buenos días, Daven. — Buenos días, Andrea. — Tomé el café y entré a mi oficina, solté el maletín, quité mi chaqueta y me senté. — Andrea, ven un segundo. — Dije al presionar el interruptor para comunicarme con ella. Me puse de pie para recibirla y entonces la besé, posando las manos sobre su cintura y pegando todo lo posible su cuerpo al mío. La había tomado por sorpresa, no se lo esperaba.” —Daven, siento interrumpirte. Pero nos hemos pasado con tres horas de la sección. Desearía que continuaras, pero ya es muy tarde. — Está bien, me dejé llevar adentrándome en la historia. Por un momento sentí que estaba volviendo a suceder. — Al principio pensé que no sentías nada por Andrea. — Yo también lo creí así. No pude estar más equivocado. — ¿Te parece si continuamos en la siguiente cita ? — Claro. — Me puse de pie para marcharme, sentía las piernas entumecidas de estar tanto tiempo sentado. Las estiré un poco antes de aproximarme a la puerta. — Daven, siento que hay algo importante que me ocultas. Desde el inicio de todo esto tengo cierta inquietud. — Conscientemente no le oculto nada, tal vez paso algunos detalles por altos, pero no obvio ninguna parte importante de los hechos. — No es sobre Sarah, es sobre Alejandra. — ¿Que pasa con Alejandra ? — Pues prácticamente todo esto se trata de ella, de ti, pero ahora también de Sarah y de Andrea. Aquí no solo era Sarah, Alejandra y tu. Me juego todo a que Andrea también ha tenido un papel importante en tu vida. ¿No es así ? — Mi primer amor no fue Sarah y tampoco Alejandra. Solo fueron mi primera y mi segunda obsesión. — No preguntaré nada más de eso. Quiero escucharlo en la otra sección. Tendré que comerme las uñas hasta ese día. — Entonces, hasta la siguiente cita. — Abrí la puerta y la miré una última vez, tenía ese brillo en los ojos que solo indicaba curiosidad. Ella era demasiado perspicaz, no se exageraba cuando decían que era la mejor. — ¿Hiciste una prueba de ADN entre Misael y Alejandra ? — Preguntó, lo había dejado para el último segundo. Me había estado preguntado cuándo iba hacer esa pregunta. Tal vez solo para darme la elección de responder o no, se dio la vuelta y recogió sus papeles que tenía sobre la mesa del centro. Sonreí antes de cerrar la puerta.
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