Todavía me hervía la sangre, esas dos horas que faltaban para salir de trabajar fueron horriblemente largas. La presencia de Sarah me había sacado de mis casillas, no podía permitirme que ella me afectara. Había visto cuando besaba a Daven, como si aquello tenía que importarme, él podía hacer con su vida lo que quisiera, incluso volver con ella o estar con cualquier otra persona; tampoco era como si tuviéramos algo, nada especial, quizás las horas al teléfono todas las noches para él no significaban nada, todo el tiempo que pasábamos juntos, la conexión que sentía con él no era algo que los dos compartiéramos y a pesar de lo bien que la pasamos este último mes, yo simplemente no le gustaba. Sabía que yo no era su tipo de chica, solo había que verme a mi y ver a Sarah. — Katrina, déja