—IV—

2192 Words
—Espera... A ver si estoy entendiendo bien. — Mi psicóloga se puso de pie, interrumpiendo mi relato. Fue hasta el mini bar y sirvió dos tragos. — ¿Me estás diciendo que tuvieron sexo en la oficina, a plena luz del día con tu secretaria justo al otro lado del cristal ? — Justo así. — Y en aquel momento me sentí fatal. — ¿ No te importo que ella te viera ? Era tu empleada y también tenían una amistad. — En ese momento no pensé en nada, fue la primera vez de muchas otras. Fue un primer error que luego me costó mucho. — Por favor, continúa. Tomé el trago que ella me había ofrecido, continué retomando donde me había quedado. “— Sarah, ¿ lo hiciste a propósito ? — Subí el cierre de mi pantalón y me puse pie, algo exaltado. Había visto fijamente la mirada de Andrea, todo rastro de placer desapareció al momento. — ¿Giraste la silla a propósito ? — A veces algo de público esta bien. — Metió la mano en su vestido acomodando su ropa interior. — ¿A que te refieres ? — La pobre infeliz estaba ahí embobada mirando mientras tu me penetrabas, quería que ella también viera la cara de placer que tenías tu, no solo la mía. No seas egoísta. — Sal de mi oficina. — Se quedó mirándome como si no diera crédito a lo que escuchaba. Se lo volví a repetir. — ¡Sal de mi oficina ! — Dije, alzando la voz por la creciente irritación. Sarah se marchó. Estuve un largo rato esperando a que Andrea volviera, pero nada pasaba. Yo estaba sentado en mi silla mirando hacia fuera esperando verla sentarse detrás de su escritorio. Pero los minutos pasaban y Andrea no llegaba. Empezaba a preocuparme. Saqué mi celular y le marqué. — ¿Donde estas ? — En el baño. — dijo con voz ronca. — ¿Necesitas algo ? —No, solo que estás tardando en venir. —Les estoy dando tiempo a que puedan terminar. —¿Terminar que ? — la pregunta me hizo parecer un poco tonto. —Ya sabes, eso que hacían en la oficina. —Puedes venir ya. — ¿Seguro ? Sin mi podrán tener más privacidad. — No hace falta, solo ven. — y colgué. Cuando Andrea llegó, salí de la oficina para hablar con ella, le debía una disculpa. — De verdad lamento que hayas tenido que ver eso. — Descuida, prácticamente no vi nada. — Acomodó sus antojos de forma recta y miró el ordenador. Evitaba mi mirada. — En serio lo siento, no volverá a pasar. — Puedes hacer lo que quieras, por mi no te preocupes. Actúa como si yo no estuviera aquí. Soy muy buena para pasar inadvertida. A veces incluso llegan a creer que soy invisible. No serías el primero. — Pero no fue así, Andrea. Todo pasó muy rápido, no lo pensé bien y ... — Detente, por favor. No tienes que darme ninguna explicación. Ahora eres el CEO, puedes hacer lo que quieras. — dijo, sin dejarme terminar de hablar, todavía con la mirada fija en la pantalla mientras tecleaba muy de prisa. — Lo ocurrido no saldrá de mis labios, descuida. Ahora si me permites, tengo mucho trabajo que hacer. — Lo siento. — volví a decir, aunque ya no tenía sentido. La miré un segundo más, viendo como caía una gota sobre el teclado. Estaba llorando. Volví a mi oficina para darle privacidad. Cuando llegué a casa, el coche de Sarah estaba parqueado en la entrada. Ella me esperaba de pie junto a la puerta. — Ya debías de haberme dado una llave, paso tanto tiempo aquí como tú. — Dijo, como si lo de antes no hubiera ocurrido. — Es como si yo también viviera aquí. — No es como si vivieras aquí, llegas en la noche y te vas en la madrugada. — Pareces algo molesto, ¿me perdí de algo? Abrí la puerta de la casa, solté mi maletín en el salón y subí las escaleras hacia mi dormitorio. Necesitaba una ducha. Ella me seguía. — ¿Ya se te olvidó lo que ocurrió esta tarde ? — Desde luego que no, cómo te alteraste solo porque la puritana nos había visto. ¿A caso ella te gusta ? — Es mi secretaria y la considero una amiga, el respeto es lo mínimo que puedo ofrecerle. —Bien, si ella no te gusta esta bien. Entonces... ¿cual ha sido el problema ? ¿Es la primera vez que tienes sexo frente a alguien más ? —¿Por qué tendría que mantener relaciones sexuales mientras alguien me observa? ¿Qué sentido tiene ? — Daven... Me vas hacer pensar que el mojigato eres tú. Veo que nunca has experimentado el verdadero placer. ¿Quieres ir conmigo a una fiesta esta noche ? — Tal vez son tus gustos los que son raros, no los míos. — después de desnudarme me metí a la ducha. — Puede que un poco. — Sarah estaba frente a la puerta desnudándose. Entró a la ducha junto conmigo. — Me gustaría que fueras conmigo, es un cumpleaños, mis amigos están ansiosos por conocerte. — No tengo ganas de ir a una fiesta. — Comencé a estregarme mientras el agua mojaba mi cuerpo. — Por favor... Hazlo por mi. — Cerró el grifo cuando nuestros cuerpos estaban mojados. Se colocó delante mío y comenzó a estimularme, después se agachó frente a mi, sus manos permanecían sobre mi m*****o. — Se que te gustará. No podía decir que no a eso. Aunque el ruido no era molesto, habían muchas personas, no eran las típicas fiestas privadas que solía ir con Misael. — ¿Conoces a todas estas personas ? — Desde luego que no, ven, aún no llegamos. Es al fondo. — Tomó mi mano y pasamos por en medio de la gente. — Aquí, te presentaré a mis amigos. Hoy tendrás una pequeña probada de lo que es el placer. — No podremos durar mucho tiempo, mañana trabajo. — Eso ya lo veremos. — Abrió la puerta que nos separaría de los demás. — Escuchen, aquí lo tienen. Él es el apuesto Daven. Me presentó algunos de sus amigos. Todos eran personas jóvenes, entre mi edad y la de Sarah, se veían muy divertidas, aunque notaba algo raro en el ambiente. Entró a la sala un camarero , traía varios tragos y los iba repartiendo de uno en uno, cuando nos tocó a nosotros , Sarah tomó una copa y una de las pastillas que estaban sobre la bandeja. Yo solo tomé la copa. El camarero se quedó esperando a que yo tomase una de las pastillas. — Solo tomaré el trago. — Dije, Sarah extendió su mano y tomó otra pastilla, ya se había tomando la suya junto con un buen trago de la bebida. — No seas tonto, esto solo es Molly. — ¿Molly ? ¿Se supone que entienda que es ? — ¡Dios ! Es éxtasis. No te hará nada, solo sentirte mejor. Relájate. — La rechace con la mirada, no había tenido una muy buena experiencia desde aquella vez con Misael. Tomé un trago de la bebida que había tomado, pero también tenía un sabor extraño y burbujeante. — En unos segundos te veré cambiar de opinión. La copa también contenía una pequeña porción de éxtasis en polvo. Dado la poca experiencia, por no decir nula, que tienes con las drogas, tendrás un efecto inmediato con esa pequeña porción. Después te tomarás la pastilla. La cabeza me dio vueltas, metí las manos en mi bolsillo para sacar mi celular pero este cayó al suelo. Estaba muy mareado. Solo había sido un trago. De pronto, senti que me llenaba de fuerzas y que los ánimos míos estaban por los cielos, me puse de pie y comencé a bailar sintiendo la música que sonaba en aquel momento. Sarah se acercó a mi y colocó la pastilla en mis labios, yo sonreí antes de tragármela. Tomé otro trago de la copa y seguí bailando con ella. Mi cerebro pensaba cada cosa que yo hacía con mucho detenimiento, sin embargo mi cuerpo no respetaba mis decisiones y se movía por si solo. Estaba drogado. Sarah bailaba junto a mi. Las personas habían empezado a bailar también, por lo visto estaba sonando una música muy conocida, el ritmo era muy pegajoso. Se sentía la diversión en el ambiente. Miré hacia la puerta que se acababa de abrir, una hermosa mujer entró de forma elegante, se dirigía justo hacia nosotros. Su pelo café tenía un brillo muy bonito, era eso o estaba teniendo alguna especie de alucinación, sentía que se acercaba en cámara lenta y fue eterno el momento hasta que llegó a nosotros. — Lamento la tardanza. — Me quedé mirándola a los ojos, tenía el mismo color que los de Sarah y también los de Misael. Le dio un beso en la mejilla a Sarah y después se me quedó mirando. — Este es Daven, el hombre guapo que te iba a presentar. — Me dio un beso en los labios. Olía mucho a alcohol. —Daven, espero que podamos divertirnos hoy. — Hola. — Fue lo único que dije, ella comenzó a bailar alrededor de mi y yo la acompañé, Sarah se sentó y nosotros dos nos quedamos en la pista. — Bailas muy bien. — Le dije, a diferencia de mí que ya lo que estaba haciendo era pasos raros. — Y tú te ves muy bien. — Se detuvo de bailar y me sujeto de la camiseta por el cuello. — Pero creo que estás muy lejos. Miré de reojo a Sarah, ella sonreía complacida con la escena. Se acercó a nosotros con una copa en una mano y una pastilla en la otra. — Ya venias bebida, pero aún aún no te tomas una. — Puso la pastilla en los labios de la joven. Me dio el trago a mi. — El tuyo ya se ha enfriado, bebe de este. — Le di un trago largo. Este si que estaba fuerte. Retrocedí dos pasos mientras lo que sea que contenía la bebida hacía efecto inmediato en mi. Di varios saltos, demasiado lleno de energías y pegué una especie de grito de júbilo. Mi cuerpo se sentía muy caliente, pero me sentía bien. No paraba de bailar, de pronto noté que cada vez habían menos personas a nuestro alrededor. Todo comenzó a pasar muy de prisa, alguien besaba mis labios, abrí los ojos para ver quien era, pero sin dejar de besar. Era Sarah, aunque después era esa otra mujer y luego nuevamente Sarah. Demasiado confuso. — ¿Sarah ? — Ahora estaba acostado en una cama ¡y desnudo ! Quería recordar algo, miré a mi alrededor sin saber donde estaba exactamente. — ¿Donde estoy ? — Moví mi brazo topándome con algo, tal vez alguien. La cabeza me daba muchas vueltas y la poca luz que había en la habitación no ayudaba. — Has despertado. — Sarah levantó la cabeza, ahora la ubicaba, pero ella no era lo que se había topado con mi brazo. — Nunca imaginé que fueras ese tipo de hombre, lo tenías muy bien escondido. Casi me doy por vencida contigo, pero eres todo un semental. ¿Te acuerdas de algo ? — Solo la fiesta y nada más. Todo es muy borroso. — Pues que pena, porque hicimos un trío maravilloso. — Pasó la mano por su larga cabellera, acomodándola. Se descubrió dejando expuestos su firmes pechos. — ¿Un trío ? ¿Con otro hombre ? — No seas tontito. En serio que no recuerdas nada. — ¡Ya cállense ! Es muy temprano para mi. Estoy cansada. — sentí un sobresalto cuando él bulto que estaba a mi lado debajo de las sábanas sé movió y habló. — Hablemos más suave, Nerea siempre se despierta de mal humor. — Nerea. — por alguna razón el nombre me sonaba de algo. Miré mi m*****o debajo de las sábanas. — Parece que no fuimos suficientes para ti. Aún tienes fuerzas. — Se introdujo debajo de las sábanas y manoseó mi m*****o, intenté evitar su cuerpo, pero ella se sujetó a mis piernas. — Tengo que ir a trabajar, no tengo tiempo. — Eso no es lo que tu cuerpo dice. — Mi cuerpo no funciona como le digo desde que me diste esa copa y esa pastilla, cualquier cosa que haya hecho no la quería en realidad. De hecho, no recuerdo nada. — Bien, pero que no lo recuerdes... no significa que no haya pasado. Tenlo en cuenta. — ¿Eso que significa ? — Nada en especial, pero en este último mes nunca te había visto disfrutar como lo hiciste anoche. Ahora no lo recuerdas, pero tu cuerpo recuerda las sensaciones y te pedirá más. Ya verás. Tomé mi ropa, me vestí y salí de donde sea que estaba. Debía pasar por casa, cambiarme y llegar a la oficina cuanto antes.
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