Cuando llegué a casa, pude ver la hora en el reloj de pared que tenía en la cocina. Había perdido mi celular y no sabía ni dónde. Tomé una rápida ducha, eran casi las diez de la mañana. Seguro que Andrea me estaría llamando y enviando correos. Habría tenido que cancelar casi todas las citas que tenía para el día de hoy.
Salí con calma de la casa, no valía la pena ir con prisa cuando de todos modos ya iba muy tarde.
Mis ojos me dolían, sentí el cuerpo exageradamente cansado y la cabeza no dejaba de martillarme. Intentaba con todas mis fuerzas recordar los detalles de la noche anterior, solo llegaba hasta donde estaba bailando y luego me besé con ellas. ¿En qué momento la situación tomó ese rumbo ? ¡¿Un trío ?! ¿A caso Sarah estaba loca ?
— Buenos días, Daven. Hemos estado algo preocupados, no contestabas al celular.
— Buenos días, Katrina. Lo he perdido, más tarde me compraré otro. — Cuando Misael escuchó mi voz en el pasillo, salió de su oficina a mi encuentro.
— Daven... Es la primera vez que llegas tarde. ¿Pasó algo ? Andrea estaba muy preocupada, te hice unas cuantas llamadas pero no contestabas, también te envié varios mensajes. — Al parecer todos en oficina estaban preparados por mi.
— He perdido mi celular, pero ya estoy aquí. Anoche estuve en una fiesta con Sarah, perdí un poco el control, eso es todo.
— Ya veo, no intentes seguirle el ritmo, Sarah lleva una vida muy apresurada y ese no es tu estilo. Mejor intenta llevarla a tu terreno. Sería más sano.
— Tomaré en cuenta tu consejo.
— Espera... Si estabas en la fiesta anoche, conociste a Nerea.
— Si, creo que conocí a una Nerea. — Contesté, recordando el suceso de esta mañana, la mujer debajo de las sábanas, Sarah había dicho que su nombre era Nerea.
— Es mi hermana mayor. — Cuando las palabras de Misael salieron de sus labios, no pude evitar la sorpresa, retrocedí unos pasos impactado, no lo podía creer.
Seguí caminando por el pasillo sin despedirme de él, no podía emitir un solo sonido, estaba en shock. ¡Había hecho un trío con Sarah y su hermana !
Pasé al lado de Andrea sin pronunciar palabra alguna, desabroche mi chaqueta y me la quité, la coloqué sobre el espaldar de la silla y después puse mi cabeza sobre el escritorio, tenía que cerrar los ojos, descansar e intentar recordar a toda costa lo que había pasado esa noche.
Cuando mi mente se fue relajando después de un rato, las imágenes empezaron a llegarme, tan claras como si estuvieran pasando en ese preciso momento.
“Sarah se había puesto de pie y se unos unió, comenzó a bailar junto a nosotros, las manos de Nerea iban tocando mi cuerpo, al parecer los demás invitados ya se marchaban. Cuando quedaban pocas personas, Nerea acercó su rostro a mi y me besó, yo no correspondí al beso, la aparté de mi.
Sarah se acercó y me susurró al oído:
— Esto es parte de la diversión, puedes besarla. — Ella besó mis labios y luego la otra mujer hizo lo mismo.
Mi cuerpo se sentía bien, me iba dejando llevar. Sarah me pasaba de vez en cuando la copa y yo tomaba de ella. Cada vez era más inconsciente de mis acciones. Yo sentía que debía parar, en mi interior tenía algo de miedo, pero era como si mi cuerpo pensara por si solo.
Las manos de aquellas dos hermosas mujeres me guiaron fuera de allí, cuando pude reaccionar, ya estábamos entrando a una casa.
En la puerta, Sarah quitó mi camiseta y comenzó a besar mi pecho.
— Estamos fuera. — Le dije, aún conservando un poco de cordura. — Alguien nos puede ver.
— ¡Esa es la idea ! — Gritó, haciendo ruido a propósito. — Nerea, no te diviertas sola, dame un poco que se que traes.
— Nerea..Nerea. — Repetí su nombre varias veces como si eso tuviera que significar algo.
— Pero vamos dentro, aquí no me agrada. Se me congela el trasero.
— Bieeen.
Nerea abrió la puerta de la casa y los tres entramos.
Cuando encendió las luces, se fue directo a una mesa pequeña que estaba en el salón, sacó una bolsita de su sostén y vertió el polvo blanco en un lado de la mesa, sin dejar que esté se regara.
— Acércate. — Al ver que yo me quedaba de pie en la puerta, Sarah tomó mi mano acercándome al salón. No tenía idea de porqué de los tres ella era la que menos ebria o drogada parecía. — Esto no muerde.
Nerea fue la primera en inhalarlo, seguida de ella fue Sarah, las dos esperaban a por mi.
Intenté negarme a aquello, pero ya estaba agachado frente a la pequeña mesa inhalando aquella sustancia.
Cuando me puse de pie, sentí un caliente en el pecho, estaba vez era diferente a antes. Era como si me sintiera mal. Caminé como pude a uno de los sofás que había en el salón, quité mis zapatos y me acosté boca arriba.
— Se ha dormido, con las ganas que tenía de que me apretara entre sus brazos. ¿Viste sus pies ? Debe ser enorme lo que tiene ahí debajo.
—¡Lo es ! A veces creo que no es real, hasta que lo siento introducirse dentro de mi casi a la fuerza.
— Quiero probarlo. Veré si puedo.
Aunque mis ojos estaban cerrados y no podía mover mi cuerpo, yo estaba despierto. Escuchaba cada cosa que decían, intentaba hacer algo, era como si las órdenes que le daba a mi cuerpo fueran rechazadas. Pero en el fondo me sentía muy bien. Aunque la sensación era algo desconcertante, también era agradable.
Unas manos tocaron mi pecho desnudo, después sentí unos labios fríos besar mi cuello , quise emitir un sonido pero nada salía. Su lengua jugaba con mi oreja, introdujo una mano en mi pantalón, se me estaba poniendo dura, aunque tal vez ya lo estaba antes de ella acercarse.
— ¿Te gusta ? Puedes hacer lo que quieras con el, es tan sexy ver su cara dormida, también tengo ganas de él, unas enormes ganas.
Otras manos también se unieron a tocar mi cuerpo, quería decir que no, que no estaba bien, mi reacción física decía todo lo contrario. ¡Yo no quería !
— Tengo que quitarle el pantalón. Así será más cómodo. — Oía el sonido de mi pantalón al deslizarse por mi pies. También habían quitado mi ropa interior.
Algo caliente lamía mi m*****o, luego estaba... ¿dentro de una boca ?
Intenté hablar nuevamente, pero de mis labios solo salió un inaudible suspiro. Cuando quise levantar la cabeza, todo me dio vueltas, volvió a caer sobre el sofá.
Habían unos labios sobre los míos, sobre mi cuello, mi pecho, mi vientre. Estaban besando cada parte de mi. Sentí un mi mano caliente algo húmedo, otras manos movían las mias sobre una superficie suave y caliente de arriba hacia abajo, repetidamente.
Empecé a escuchar unos gemidos, podía reconocer que eran los de Sarah.
— Yo estoy lista, déjame humedecerlo bien — La boca que estaba antes chupando mi m*****o, se había detenido. Segundos después volví a sentir la humedad y el caliente de unos labios. — El también está listo, lástima que no pueda disfrutar conscientemente de esto.
— Prisa, por favor. Tengo unas ganas enorme de sentarme sobre el, estoy segura que me llenará completa.
— Daven... Aquí voy. — unas piernas, tal vez las rodillas , presionaron mi costado, me fui introduciendo de a poco dentro de ella, no tenía idea de porqué mi m*****o se mantenía eréctil cuando yo no quería, no tenia ningún deseo s****l en aquel momento. Aquello no era nada placentero para mi.
Sus gemidos comenzaron a intensificarse, sentía el peso de su cuerpo y el vaivén de sus caderas. Sus manos toqueteaban mi pecho, apretaban mis brazos e incluso sentí cuando sus uñas penetraron mi piel.
Su cuerpo cayó sobre el mío al cabo de un rato, pero no acabó ahí.
Faltaba la siguiente.”
— Daven... Daven... — Podía escuchar mi nombre, era la voz de Andrea, me llamaba, sacándome de aquella pesadilla horrorosa en la que no tenía control de mi cuerpo. — Daven, ¿estas bien ?
— ¿Ah ? — Levanté la cabeza con delicadeza, aún me daba vueltas y me dolía aún más. — Andrea.
— Te he traído esto. — Colocó al lado mío un bocadillo, un vaso de agua y un sobre de pastilla para la resaca. — Te ves muy mal. ¿No te sientes bien ?
— Estoy muy mareado.
— Vamos, come esto. Te sentirás mucho mejor después. — Sujetó mi cabeza y tomó el bocadillo, guiándolo hasta mi boca. Era de atún con verduras. Lo sostuvo hasta que yo me comí el último bocado. Después introdujo la pastilla en el vaso con agua, esta se disolvió y después lo colocó en mi boca. — Tienes que tomarlo todo. En un rato te hará efecto y te sentirás mejor.
Andrea acariciaba mi cabeza mientras yo bebía del vaso, su toque hacía que no me doliera tanto, no sabía si era por los masajes, el calor de su mano o cualquier otra razón.
— No merezco ser tu amigo. Todavía me siento muy avergonzado.
— Eso ya es parte del pasado, lo he olvidado, hazlo tú también — Pasó mi brazo por su hombro y me ayudó a levantarme, con lo pequeña y menuda que era, no podía apoyar mi peso en ella, por lo reuní todas mi fuerzas para no caerme. — Duerme un poco. — Dijo cuando me llevó al sillón. Recosté mi cabeza sobre uno de los cojines y cerré los ojos. — Tu padre ha solicitado que nos reunamos con el, parecía una emergencia. Lo he atrasado lo más que he podido. Solo te conseguí dos horas. En ese tiempo puedes reponerte. Duerme. — Andrea me dio un beso en la mejilla y se puso de pie, intenté no prestar mucha atención a lo que ella había dicho de mi padre, solo cerré los ojos y me concentré en descansar.