—II—

2140 Words
La primera reunión con los inversionistas no había estado tan mal. Aunque me creían un novato, sabían que mi padre tenía plena confianza en mi y eso los tranquilizaba aunque sea un poco. — Mañana tiene dos reuniones a primera hora. Deberías no venir con resaca. — dijo Andrea que caminaba a mi lado hacia la oficina. — Es bueno mantener las apariencias, muchos podrían cuestionar su potencial, solo por su edad. — Tienes que decidirte, me vas a tutear o no. Suena muy raro la combinación que haces. Hemos sido compañeros antes, puedes hablarme con toda la confianza del mundo, como yo lo hago. Ten en cuenta que con quien pasarás más tiempo en el día, será conmigo. Lo mejor será tener un ambiente laboral cómodo. ¿Como te sientes más cómoda, llamándome Daven o señor Meyers ? — Es que, eres mi jefe. Me entra mucha duda tutearte. — Entonces te sientes cómoda llamándome señor Meyers, sin embargo yo no. Por favor, llámame Daven, o te llamaré señorita Rodríguez. No tenemos tanta diferencia de edad y me haces sentir como un señor. — Ya que me lo pides, lo haré. — ¿Quieres acompañarme a almorzar ? Como agradecimiento por lo de esta mañana. — Está bien. — He notado que la oficina está un poco vacía. —dije, para comenzar una conversación mientras llegaba la comida que habíamos pedido. Estar o hablar con Andrea resultaba muy fácil, se que no éramos muy cercanos, pero a diferencia de con Misael, con ella me sentía un tanto natural. — Lo estaba pensando esta mañana. ¿Cuáles son tus pasatiempos ? Podemos poner algunas cosas que te guste hacer así te sentirás más cómodo con ella. —Leer, jugar al golf y hacer ejercicio. —Bien, eso es sencillo. Podemos poner un minigolf, alguna herramienta para hacer ejercicio, ya sea una caminadora o una bici, lo que prefieras. Y en esa enorme pared que tienes vacía, pongamos un estante con libros. Hazme una lista de lo que te interesa leer y yo te lo soluciono. —Muy bien, esta mañana se me olvidó darte algo. — Saqué de mi bolsillo una tarjeta para los gastos que ella pudiera tener en relación al trabajo. — Puedes pagar con ella, cada final de mes me envías la contabilidad y listo. — Está bien. —¿Sabias que Misael tiene una hermana ? — De hecho tiene dos hermanas. — Dijo. —¿Si ? ¿Y como es que tú lo sabes pero yo no ? — No me lo ha dicho el, él no habla sobre su familia. Las secretarias sabemos cosas. —Oh, ya veo. ¿Él es el hermano mayor ? —No, la mayor es Nerea y la menor es Sarah. —¿Las conoces ? —Solo sus nombres. Nunca las he visto por aquí y de hacerlo , no sabría quienes son; pero dicen que los tres comparten los mismos ojos. —Hoy voy a cenar con su hermana menor, Sarah. Es muy hermosa. ¿Que le gusta a las mujeres que les cocinen ? ¿Tienes alguna idea ? ¿Que suelen comer en una primera cita ? —No, nadie nunca me ha cocinado, pero seguro que algo ligero. Muchas mujeres temen a comer mucho en la primera cita. Yo tendría un poco de vergüenza, a veces esas cosas importan, las mujeres sufrimos muchos complejos inútiles. —Entonces... — La comida acababa de llegar. Señalé la ensalada que ella había pedido y pensé en las palabras que ella había dicho antes.— ¿Es una cita ? ¿Estamos en una cita ? — ¡No, no ! Esto es como una comida de colegas. —¡Ja ! — Levanté el dedo señalando su rostro que recientemente se había puesto un poco rojo. — Te has puesto roja, solo estoy bromeando, si esto fuera una cita te hubiera invitado de esta manera : Andrea, me apetece almorzar contigo el día de hoy, tu compañía me hace mucho bien y es muy relajante ¿vienes ? ¿A que sonó diferente ? —Si, sonó más... —¿Algo sensual, tal vez ? —Más o menos, aunque las palabras seguían siendo amistosas, no en forma de conquista. — Andrea bajó el rostro y comenzó a comer de su ensalada. —¿Ya has decidido que le cocinaras ? —. Volvió hablar, ahora cambiando de tema. Me quedé pensando en lo que podría cocinarle a Sarah. Mi mente solo pensaba en sushi. — Sushi. He pensando en lo que has dicho antes, a parte de ser una comida ligera, el sushi se come frío, así que eso no le afectará si ella llega tarde, o llega antes, si nos quedamos platicando. Es una buena elección, ¿que te parece ? — ¿Que tal si ella es alérgica a los mariscos ? — En ese caso, tendré mucha variedad. Salmón, atún, gambas, pez león. Si es alérgica algunos de estos, solo tiene que elegir otro. — Te irá bien, lo tienes todo planeado. —————————————————— No era una cita ni tenía porqué serlo. Había corrido con la suerte o con la mala suerte de ser ascendida a secretaria del CEO, lastimosamente Daven era el CEO, lo cual me complicaba mucho las cosas. Me gustaba. Me gustaba desde que trabajábamos juntos en los cubículos. Ahora estaría cerca de él todos los días. Eso complicaba muchas cosas. — ¿En que piensas ? — la voz de Katrina me sacó de mis ensoñaciones. No la había oído llegar. — En nada. Solo dejando mi mente divagar. — ¿Donde está Daven ? — Se ha ido más temprano hoy, tiene una cita y quiere preparar con tiempo la cena que le hará. — Oh. Sarah, la hermana menor de Misael. — La hermana menor, ha de ser muy hermosa. Creo que a Daven le gusta. — ¿Quieres hablar sobre eso ? — No, estoy bien. Aún no entiendo porqué no quisiste cambiar de puesto conmigo, ser la secretaria del CEO esta muy bien. Eso me hubiera facilitado mucho las cosas. — Me llevo muy bien con Misael, tenemos una relación más allá de jefe y secretaria. Somos amigos. — Quizás yo deba solicitar un cambio de puesto. — ¿Con que motivo ? ¿Solo porque te gusta y no quieres estar cerca de él de manera laboral ? Es una excusa tonta, ¿que pensara Daven cuando se de cuenta de que has solicitado el cambio ? Eres su primera secretaria, aprovecha eso y acércate a él, ya sea como amigos o con otras intenciones. No seas tonta. Aunque Katrina tenía razón, tenía la opción de ser su amiga, Daven nunca me vería con los mismos ojos que yo a él. Sus estándares de mujeres eran muy elevados, mi aspecto, mis antojos y lo feo de mi cara no iba con el. Era ridiculo pensar en él más allá de una relación de empleada y jefe. ———————————————— Tenía el sushi preparado en la cocina, la mesa estaba lista y solo faltaría sacarlo cuando ella llegara. No había nada de que preocuparme, pero me sentía nervioso, Sarah me había llamado la atención desde el momento en que la ví, me había sorprendido lo rápido que habíamos quedado para una cena, ¡en mi casa ! Cuando el timbre sonó, caminé despacio y con tranquilidad hacia la puerta. — Buenas noches. — llevaba puesta una minifalda de cuero con un top blanco, su cabello esparcido por sus hombros y un diminuto bolso en la mano derecha. Estaba hermosa. — Bienvenida, pasa por favor. — Se acercó a mi tocando mi mejilla con una mano y depositando un beso entre mis labios y mi mejilla. Caminó hacia el salón observando la casa. — Bonita casa, aunque ya la había visto. — La miré un poco confundido. — Ayer, cuando te traje a casa. — Claro, cierto. — olvidaba el motivo de esta cena, era en agradecimiento por haberme traído a casa y por las molestias causadas. — Anoche. — Mi chofer me ayudó a traerte, más bien el te trajo a rastras, estabas totalmente inconsciente. —Me avergüenzo mucho, no suelo hacer esas cosas. — ¿Me muestras el resto ? Subimos hacia el segundo piso, donde estaban las habitaciones, desde uno de los barbones vimos la hermosa vista del jardín mientras platicábamos, bajamos nuevamente, ella quería salir al patio y caminar entre las flores. Se quitó los zapatos y comenzó a caminar por el césped descalza. Se veía muy animada. Después de eso nos fuimos al área de la piscina. El brillo de la luna se reflejaba en el agua, caminé por el borde, Sarah venía detrás de mi. Escuché el ruido de unos zapatos al caer, cuando me di la vuelta, Sarah estaba el borde la de piscina, desnuda y lista para tirarse. Sonrió mientras levantaba los brazos dejando ver sus pechos y se ponía de puntillas, segundos después veía su cuerpo debajo del agua, nadando hacia el otro extremo. Se sujetó al borde cuando llegó al otro extremo, caminé hacia ella, su cabello se pegaba a su frente y el agua bajaba de su rostro. — ¿Está fría ? — pregunté al acercarme. Pero mis ojos se desviaban hacia su desnudo cuerpo. — Un poco. ¿Me ayudas a salir ? — Extendí mi mano para que ella la tomase, se sujetó con fuerza y entonces me hizo caer a la piscina con ella. Nadé unos segundos y luego fui hasta las escaleras y salí. Estaba empapado. Ella seguía dentro. Su pelo flotaba a su alrededor formando alguna especie de manto. Me quedé observándola algo atontando. El agua chorreaba de mi ropa, tomé una de las toallas que estaban el otro extremo en un pequeño estante, vi que ella se aproximaba a salir y fui a por otra. La esperé por dela escalera, de sus pezones bajaban finas gotas de agua, ella tomó su pelo y lo echó a un lado de su cuello. Rodeé su cuerpo desnudo con la toalla. —Vamos dentro, así entrarás en calor. — La guié por la puerta que daba a la piscina. — Subiré un momento para buscarte algún abrigo que ponerte. Subí las escaleras con prisa para buscar en mi habitación algo que la calentara. Ya el invierno había pasado, por lo que no tenía muchos abrigos fuera. Tomé una camiseta con mangas largas, eso la podría calentar por lo menos un poco. — Daven... — giré mi rostro, Sarah estaba parada en la puerta de la habitación, la toalla estaba tirada a sus pies, tocaba sus pechos de forma provocadora mientras me miraba. — Hay una manera más rápida de calentarme. Solté la camiseta y fui hacia ella, era más que evidente lo que ella quería, lo que me pedía. A la mañana siguiente, me desperté antes de que la alarma sonara. Busqué con la mirada dentro de la habitación a Sarah. Pero ya no estaba. Escuché mi celular vibrar varias veces, lo busqué por la cama pero no estaba, se sentía muy cerca, miré en la mesita de noche y nada. Me puse el calzoncillo y comencé a buscarlo entre las sábanas, me agaché para ver por el piso. Estaba debajo de la cama; para cuando lo tomé ya la llamada estaba perdida. Era un número desconocido, pero también tenía otras llamadas de la noche anterior, eran de Andrea. Había un mensaje, cuando me disponía a leerlo entró otro del número sin registrar. Lo abrí primero. “Sarah, este es mi número. Nos vemos esta noche. Que sepas que ya estamos saliendo.” Me reí al leerlo, ella no se andaba con rodeos. Abrí el mensaje de Andrea. Las llamadas y el mensaje eran de la misma hora. Nueve de la noche. “Daven, no me siento muy bien, he tenido que ir al hospital. He organizado todo con Katrina para las reuniones que tienes a primera hora, no tienes de qué preocuparte, todo saldrá bien. También te he enviado un correo con algunas informaciones importantes por si las necesitas durante la reunión. Si mañana me siento mejor y puedo asistir a la oficina, te lo comunico. Ponte tu mejor traje.” Esperaba que ya estuviera mejor, su presencia me era de gran ayuda frente a los inversionistas que solo me veían como a un novato a quien creían poder manipular. Abrí mi armario sacando mi mejor traje, después de una ducha fría, salí hacia la oficina lleno de determinación. No me dejaría intimidar por los inversionistas o por el consejo.
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