—VII— Parte I

1937 Words
Había logrado hacer una cita con las hermanas López, aunque no podía decir que había sido un logro, ya que estas habían accedido al momento. Ellas habían hecho una reservación en el Restaurante Bovem. Me sentía nerviosa. Era a las nueve de la noche, por lo que tenía tiempo de sobra de ir a casa después del trabajo, cambiarme e ir al restaurante. — Andrea, recoge tus cosas, vayamos a almorzar. Tenemos mucho que hacer antes de las nueve. — Pero aún tengo que organizar algunas cosas. — No será necesario el día de hoy, es viernes. Tenemos que ir almorzar y después iremos de compra. Hay que hacerte un cambio de look para esta noche. Tienes que estar espectacular. — Después del trabajo pasaré por casa, puedo cambiarme en casa. — Es mejor a mi modo. Hazme caso. Y así lo hice. La hora del almuerzo había pasado realmente lenta, ahora nos dirigíamos hacia una tienda de ropas, según él teníamos que elegir mi atuendo de esta noche. No había valido todo lo que yo había dicho, Daven estaba decidido a cambiar mi look, aunque yo no le veía nada de malo al actual y menos le veía sentido a cambiarlo solo para una noche, a mi me sonaba algo estúpido. — ¿De verdad esto es necesario ? Las luces blancas de la tienda daban mucha claridad nada más entrar, era deslumbrante. Dos hermosas chicas nos recibieron en la entrada. Parecían muy amables. Giré mi rostro observando los maniquíes que lucían extraordinarios vestidos, nunca había visto tanta belleza en un solo lugar, me sentía un poco extraña y algo desubicada. Daven conversaba con las chicas, les explicaba más o menos el look que él quería para mi. ¿Mi opinión no contaba ? Tampoco tenía mucho conocimiento de eso. — Por favor sígannos, les mostraré varios modelos de vestidos. Mi compañera se encargará del calzado y las prendas. — La chica de pelo rubio se dirigió a mí mientras hablaba. — ¿Que número de calzado es usted ? — Me preguntó la otra compañera. — Seis. — ¿Hay algún zapato en partícula que le parezca incómodo o que no sea de tu agrado ? — No, ninguno. — Mentí. Estaba segura que era inevitable que esta noche usara tacones. Miré mis pies observando mis lindos zapatos bajos, cómodos y resistentes. No había nada mejor. Sin embargo, esta noche usaría vestido elegante. Uno tacones era lo más apropiado. Seguimos a la primera chica, entramos a una habitación llena de hermosos vestidos. — Bien, siéntense por aquí, yo traeré tres vestido de acuerdo a la descripción que me dio el caballero. Tomamos asiento en un pequeño recibidor que tenía la habitación. — ¿Nerviosa ? — quiso saber Daven. — Demasiado. Tanto por el vestuario como por la cena. Solo soy tu acompañante, podía ir vestida de oficina y no pasaba nada. — Imposible. Esta idea ha sido tuya, prácticamente eres la anfitriona. ¿Puedo hacerme una pregunta ? — Lo siento, se que debí decírtelo. — Sabía cual sería su pregunta, querría saber porqué no le conté nada de los rumores, la respuesta era muy sencilla. Se trataba de su novia y si recordamos la última situación con ella en la oficina, parecería que ella no me agradaba si yo iba con esos rumores hacia el. Aunque era cierto, Sarah no me agradaba en lo más mínimo. — No estaba segura de tu reacción. — Pensaste que no te creería. ¿Era eso ? — Si. — En la empresa eres mis ojos, mis oídos. Yo confío plenamente en ti. También eres mi amiga. No dudes en contarme cualquier inquietud o duda. Tu y yo somos un equipo y si estamos unidos seremos invencibles. No creas que dejaré que ellas me arrebaten todo. Voy a pelear hasta el último segundo, pero si estás de mi lado me siento más confiable. Ante aquellas palabras, ahora solo me sentía muy culpable por no haberle dicho nada. — Aquí tengo estos tres. — La chica había entrado nuevamente, interrumpiendo nuestra plática. Traía consigo tres vestidos. — Lo primero es elegir el largo del vestido. — Largo. — Corto. No estábamos de acuerdo. Daven había dicho corto y yo largo. — También está el medio largo. — la chica sonrió al ver lo poco coordinados que estábamos. — No, será corto. — volvió a decir con firmeza. La decisión ya estaba tomada. — Entonces me llevaré estos y vuelvo en un segundo. — No te preocupes, yo elegiré el correcto. Después nos iremos a cambiar a mi casa. — ¡¿A tu casa ?! — ¡Nooo ! A su casa no. — ¿Tienes algún problema con eso ? También podemos cambiarnos en tu casa. — Mejor en tu casa. — Me apresure a decir. No sabía si podríamos estar los dos en mi diminuto apartamento. — Aquí están. — Primero nos mostró un vestido color rosa viejo, tenía unos hermosos encajes que se formaban alrededor del cuello haciéndole parecer un poco alto, el diseño del resto era muy sencillo, había un cierre en lazos que cruzaba toda la parte del pecho. Ese estaba bastante bien, desde luego era muy corto. — Demasiado sencillo. — a Daven no le había gustado. — Si, el estilo es muy minimalista. Veamos este. — Soltó el vestido que había mostrado y sostuvo el siguiente. ¡Era rojo ! De un rojo intenso. El escote era de forma de corazón, las mangas cortas iban adornadas con flores de encajes rojos y una fina tela transparente; lucía una falda tachonada con hermosos encajes que se alzaban. Seguro que daba un toque muy hermoso. — Es ... un poco cargado. — Tampoco le había gustado. Era un público difícil. — Veamos este. — Soltó el vestido rojo, de los que había traído solo quedaba este. Era de un hermoso color turquesa. Este también era de encaje que cubría todo el vestido, tenía las mangas largas, debajo del encaje lo cubría una tela color piel o más o menos, pues de lo contrario se transparentaría todo debajo de ti. En la cintura lo sujetaba un lazo, aunque no un lazo para atar, solo estaba el lazo pegado al vestido; pero entonces el escote... era demasiado. Se abría en toda la parte del pecho y aunque tenía una tela transparente, era obvio que no dejaba nada a la imaginación. Y encima era el típico vestido que iba ceñido al cuerpo. No me gustaba. — Este es perfecto. — ¡¿Sería posible ?! De todos tenía que haber elegido este. — Muy bien. Venga conmigo, le enseñaré el probador. — seguí a la amable joven. — Es aquí. Estaré al lado de la puerta, lo que necesites me lo dices. Quité toda mi ropa, mirada con duda el vestido colgando en la percha, segura de que era hermoso pero no para mi. Le bajé la cremallera y me lo introduje por la cabeza, se deslizó perfectamente por mi piel, las mangas quedaban perfectas y se pegaba de una manera increíble a cada parte de mi cuerpo. Llamé a la chica para que me ayudara con la cremallera. — Muchas gracias. — le dije, ahora quedando de frente a ella. — Me temo que no va de esa manera el vestido. — Dentro del probador había un enorme espejo, ella me condujo de vuelta allí haciendo que me detuviera frente a él. — Observa está parte de aquí. — señaló mis pechos. — No puede verse nada más que tus pechos en la parte donde se transparenta. Esa es la idea, resaltarlos. Ahora date la vuelva. — Mi sostén favorito de color n***o se notaba, toda la parte que unía a mis pechos quedaba expuesta. Tal vez era el vestido lo que estaba mal. ¿Pretendía que usará el vestido sin sostén ? Miré al espejo lo que ella me indicaba. Mi trasero. — No es grande, no es pequeño, simplemente discreto. Admito que el caballero eligió el vestido perfecto. — Se estaba refiriendo a mi trasero, cuando hablaba de medidas. — ¿que crees que está mal ? — El vestido, sin duda alguna. — Solté las palabras con prisa. —No. — parecía un poco decepcionada con mi respuesta. — Las bragas que tienes son el problema. Saldré un momento, quítate toda la ropa interior. Toda. No podía ser cierto. Miré mi diminuto cuerpo al espejo, el vestido era hermoso, estaba claro que algo no estaba encajando bien. Ella había bajando nuevamente la cremallera, por lo que quité el vestido para poder retirar la ropa interior. — Listo. — dije al terminar. Ella entró y subió la cremallera. Me di la vuelta para verme. Todo había cambiado, desde luego era obra del vestido. Mi cuerpo lucía completamente diferente, como si no fuera el mío. Me acerqué al espejo para observar mejor mis pechos. ¿Desde cuando se veían tan bien ? Me di la vuelta sin creer que aquel fuera mi trasero, hasta a mi me gustaba. ¡Mis piernas ! Aunque estaba descalza, se veían diferentes... tal vez más elegantes sin la larga falda que siempre usaba en la oficina. Era como si no reconociera nada de mi sin aquel viejo uniforme. — ¿Ahora puedes ver la diferencia ? Yo asentí, algo sonrojada. Ella salió del vestidor y volvió con unos zapatos en las manos. Eran del mismo color del vestido. Los coloqué en mis pies con cuidado de no caerme. Salí para mostrárselo a Daven. No sabía que querían decirme sus ojos, pero un caliente recorrió mi piel ante aquella mirada. Él se puso de pie y caminó hasta mi. Me observaba con detenimiento sin que me incomodara su penetrante mirada. Dio la vuelta a mi alrededor observando todo. Podía sentir su mirada escudriñándome. —Estas hermosa. — dijo al fin. Volví de regreso al vestidor, poniéndome mi uniforme de oficina y volviendo a ser Andrea, la secretaria. No estaba tan mal. Cuando salimos en el coche, pensé que ya íbamos a su casa. Eran las seis de la tarde, pero nos habíamos detenido en un salón de belleza. — ¿Tan mal está mi pelo ? — No, solo no va con el vestido. Cuando entramos, él le pidió a la estilista que le diera algo de ondas y movimiento a mi pelo, después retiró mis lentes y dijo que volvía en un rato. Una hora había pasado, yo ya estaba peinada y Daven no aparecía. — Ya te iba a llamar. — Podía decirse que de lejos no veía nada sin mis lentes, pero de cerca veía bastante bien. Supe que era él cuando se acercó. — Lamento la tardanza. — Me colocó los lentes. — Vayamos a casa. Sabía que él vivía solo, pero la casa era muy grande para una sola persona. Cuando subimos las escaleras, el me indicó una habitación que también tenía su propio baño. Allí yo me cambiaría. — Nos vemos abajo. — Nos vemos abajo. Sentía un poco de vergüenza, me había tenido que poner el vestido sin nada de ropa interior. Baje las escaleras con sumo cuidado, a pesar de la falta de costumbre que tenía con cualquier zapato alto, me estaba yendo bien. Daven me espero al final de las escaleras y me ofreció su mano. — Que elegante. — Vestía un smoking n***o. — Lo mismo digo. ¿Nerviosa ? — Algo. No se habla muy bien de las hermanas López. — Serán inofensivas, ya verás. Eso esperaba. Yo también tenía pensado ser agresiva, verbalmente, si llegaba el momento.
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