“Todo parecía normal en la empresa, había entrado, iba subiendo en el ascensor y hacía un bonito día. Pero nada era normal en mi, no sabía que iba a pasar cuando me encontrara con Andrea, cual sería su reacción o la mía. Tenía miedo de verla, no sabía lo que le pasaba por la cabeza y ella tampoco me decía nada. De un día para otra todo había cambiado, la comunicación se había acabado y parecía como si nunca hubiéramos sido cercanos. La extrañaba. Sostuve mucho tiempo el celular en mi mano todo el fin de semana resistiéndome a llamarla. — Buenos días, Daven. — Se puso de pie al verme llegar, sostenía el café en sus manos. — Buenos días, Andrea. — Tomé el café, con algo de miedo de tocar su mano. Quería decir algo más pero miré su rostro inexpresivo y me detuve. Entré a la oficina si