Minutos más tarde, Diego y Aurelia se fueron con la tarjeta de crédito negra de Meridia, y fue en ese instante que la pareja se quedó a solas. El corazón de Meridia latía con fuerza, ya que esa decisión de quedarse con un alfa como Axel fue un tanto apresurada y premeditada, principalmente porque ella no era ciega, podía ver su atractivo físico a kilómetros de distancia, y aunque intentara lucir “fuerte”, en el fondo él la ponía nerviosa. —Es muy inusual tu ceguera… ¿Cómo te la hiciste? —pregunta Meridia para cortar aquel silencio que, aunque no era incómodo, ella no deseaba prolongarlo más de lo necesario. —Supongo que… fue algún químico… —miente Axel comprendiendo que así sería a partir de ahora la relación con su amada, ya que casi todo lo que saliera de su boca, serían mentiras. —Qu