Por un momento Axel se derribó, pero ahora en los brazos de Meridia bastaron para reconfortarlo, es por eso que el alfa se apartó de Meridia y cuando estaba a punto de acariciarle el rostro, ella se alejó de él porque pensaba que estaba haciendo mal. Aunque ella se dejó llevar por el «aura» de Axel, debía pensar que él era un hombre lobo recién llegado a su vida, y no podía abrazar a un extraño solo porque sí. «Meridia, debes ser racional…» piensa la elfa diciéndose aquello mientras Axel se levantaba, y ella acomodándose su cabello decidió terminar de hacerle el té de hierbas élficas. —Disculpa si te incomodé, señora Meridia —dice Axel porque él sabía que no podía arruinar las cosas debido a su impulsividad. —No te preocupes, Axel. Estás pasando un mal momento, es normal que actúes así…