Ese mismo día en la noche Leo y Benjamín habían llegado a un albergue donde les permitían a los licántropos o mestizos sin hogar dormir solo por una noche, puesto que era muy poco común en esa sociedad que un elfo puro estuviera desamparado. Cuando el par de jóvenes llegaron, Leo apartó dos camas para que su hermano y él durmieran, mientras el rubio buscaba ropa en el área de la caridad. Como Leo se sentía cansado porque habían caminado demasiado durante ese día, él se acostó en su nuevo lecho, no sin antes rodar la cama correspondiente para Benjamín. Sin embargo, en el instante justo que él se recostó en la cama, sintió la mirada penetrante de una chica adolescente. El aroma de esa espectadora silenciosa era el de una licántropa beta que, Leo le colocaba no más de quince años. La jovenc