Sentía la tensión en mi garganta mientras todos los presentes miraban simultáneamente al suelo, era como si estuviese en medio de un funeral y todos mostraran sus respetos con un minuto de silencio, salvo por el hecho de que su silencio era de estupefacción por mi culpa, y lo único que había muerto eran mis esperanzas de ser aceptada en esa familia. Ya habían pasado unos minutos, los suficientes para que Ed notara lo que pasaba y se hubiese salido de la piscina, para pararse junto a Iris… destilando agua sobre la baldosa, al tiempo que, al igual que todos, miraban expectantes las caras de sus padres. —Entonces… —empezó a hablar Emmett, rascándose la barbilla—. El hombre con el que me dijiste que estabas saliendo, tu novio, es Jerome Brunet, ¿correcto? —Sí —murmuré como una chiquilla asu