Al entrar nuevamente a la oficina, encontré a Adrien de pie frente al escritorio de Elliott, que con ambas manos unidas bajo su mentón, escuchaba con atención lo que le decía su tío... que no parecía muy contento. —No podemos estar haciendo las cosas dos veces, Elliott, sobre todo cuando se trata de proveedores locales —decía Adrien cuando me acerqué. —Con permiso —murmuré, él dejó de hablar un segundo y se hizo a un lado para dejarme pasar antes de continuar con su sermón. —Si ya nos pasaron los montos y las fechas... Si ya presidencia emitió las ordenes, debemos tener esos fondos disponibles tan pronto como nos lo indiquen. Irina lleva media hora al teléfono con el proveedor, tratando de que el hombre no cancele la venta, eso retrasaría al menos dos días los trabajos en las bodegas. H