Salí de la sala de conferencias, sin saber cómo sentirme del todo. El tío Emmett parecía estar seguro de que Roux le ayudaría a resolver todo, pero la histeria que había visto en Irina y Paulette me dejaba un mal sabor de bocas, ¿qué tan malos debían ser sus recuerdos para que la sola mención de su nombre, la posibilidad de que estuviese volviendo a sus vidas, las dejara así de afectadas. Miré ese cuaderno de cuero n3gro en mis manos y la intriga empezó a consumirme, ¿qué tantas más crueldades se escondían entre sus páginas? —¿Qué es eso? —La voz de Iris me sobresaltó, alcé la mirada y la chica estaba de pie frente a mí, con el ceño fruncido y la mirada puesta en el diario. —Nada… Es mi libreta de apuntes. —Me apresuré a guardarla en mi bolsa y luego sonreí como si nada pasara—. ¿Nos va