Emilia.
—¿Cuántos años tienes? Si me lo dijiste no lo recuerdo.
—Veintiséis ¿Tu cuántos tienes?.
—Veinticinco. —lo miro que se mata de risa—. En un mes vamos a estar iguales.
—¡Ah! Por un momento creí que...
—¿Tan malo es salir con alguien mas joven?.
—Pues si vamos al caso no... Y si eres tu no tengo drama. —abro gigante los ojos después de darme cuenta de lo que dije—. ¿Yo dije eso?.
—Sip... Lo dijiste y está bien, si yo saliera con una anciana serias tu definitivamente.
—Buena. —digo dándole un golpe juguetón en su mano— Entonces tenias... —saco cuenta mental—. ¿Diecinueve cuando nació Likan?.
—Si, recién cumplidos... Y veintitrés Aukan.
—Wouuu... ¿Es difícil criar a dos hijos solo?.
—Tengo la ayuda de mi familia así que solo no estoy, aunque si, sé lo que quieres decir y si, es difícil.
—Que bueno que cuentas con el apoyo de la familia... Es una gran ayuda eso.
—¿Y tu hermana? ¿Cómo le va con su hijo? Debe ser muy difícil.
—Es muy difícil... Pero ella lo lleva bien, su marido es muy tranquilo así que el nene no está en un ambiente alterado sino tranquilo que es lo mejor porque ayuda con sus procesos.
—¡Que bueno! Me alegra. —dobla y ahí veo la feria—. Eh escuchado casos en donde nenes con autismo los dejan de lado sus propios padres o hasta reciben un maltrato espantoso.
—Que horror —digo indignada—. Esos son unos desgraciados que no merecen la bendición de ser papás.
—Concuerdo enteramente. —al fin llegamos donde no sabia que decir si se terminaba la charla, bajamos y me da la mano enseguida— Para que no te me pierdas. —riendo empezamos a caminar—. Y también no crean que estas sola.
—Lo mismo digo.
Empezamos a recorrer todo hablando de las cosas que hay, es muy agradable hablar con él, siempre recuerda a sus hijos y hasta le ayudo a elegir cosas para ellos, como es una feria venden de todo, de golpe suelta mi mano y va hacia una chica rubia que nos está dando la espalda, quedo dura cuando le planta terrible palmetazo en el culo, la chica salta en el lugar gritando.
—¿Eres estúpido? No sé ni para que lo pregunto si ya sé la respuesta.
—No te enojes.
—Idiota. —le da unos golpes en el pecho furiosa.
—Vamos Meli. —la abraza y yo busco una salida para poder ir a llorar—. Te quiero presentar a alguien, ven.
—¿A quién?. —cuando le veo la cara la reconozco, es la cuñada.
—Emi... Ven. —camino lentamente y ella me sonríe en todo momento—. Mira, es Melissa mi cuñada.
—¿Cómo estás?. —levanto la cabeza porque no sé que mas hacer.
—Muy bien gracias. —mira hacia todos lados—. Ahí viene Dani.
—¿Dónde estaba?.
—Fue a comprar unas cosas que vio como para tu mamá... Yo estaba custodiando esto. —apunta hacia un vestido floreado y largo—. El maldito tiene el poder hoy.
—Asaaaaa. —se rie divertido que hasta a mi me lo contagia—. ¿Y qué vas hacer por ese vestido?.
—Otro bebé seguramente. —dice riendo y ya no soporto mas que me rio con ellos.
—Hola... —nos mira a los dos asombrado mas cuando me da la mano de nuevo—. ¿Vienes con Guille?.
—Si, vinimos a pasear un poco.
—Ya era hora hombre. —los dos se ríen—. ¿Vamos Meli? Me dio hambre.
—Si. —nos saluda a los dos con un beso cuando yo lo único que hice fue alzar la cabeza—. Que tengan una linda cita.
—Gracias. —los vemos irse y quedo ahí, sin saber que hacer—. ¿Vamos a comer? También me dio hambre.
—Vamos. —miramos los puestos de comida y se decide por uno donde no hay mucha gente.
—Acá está lindo... No nos van a tirar de las sillas. —me siento feliz de que se fijara en esos detalles mas que por la calidad de la comida.
—Es lindo. —miro el puesto sin distinguir el olor donde es todo una mezcla de todo—. ¿Pero qué venderán?.
—Cuando nos traigan la carta vamos a saber. —miramos buscando a alguien que nos atienda—. ¿Te gustaría ser mamá?.
—Si. —lo miro dudando por la pregunta—. Es mi sueño.
—¿Y por qué nada todavía?.
—Que yo sepa no hay un tiempo definido para ser padres.
—Lo sé pero... Tu hermana ya tiene un nene, yo dos y tu nada.
—Me preocupaban mis estudios. —muevo la servilleta sin dejar de verlo pero necesito algo que me ayude a seguir cuerda—. Y no...
—¿Guille?. —miro a la chica que se ve que trabaja aca—. Por Dios ¿dónde te has metido? Te he estado esperando.
—Si. —nos mira a las dos muy incómodo—. ¿Eres la mesera?.
—Si... ¿Y por qué no respondes mis mensajes?. —apoya una mano en la mesa dándome la espalda como si no existiera y él me mira incómodo—. Hoy estoy libre... Salgo en un par de horas pero si quieres vamos ahí atrás... Hay un lugar en donde nadie nos va a ver.
—No... Mira Marcela...
—Soy Milena. —no me rio de lo enojada que se pone, y no sé si lo hizo adrede o de verdad no sabe el nombre de la chica.
—No importa... Estoy con mi novia. —se gira mirándome con cara de asco—. Vamos Emi... Comemos en otro lado.
—Vamos Guille no te creo... ¿Con esta desabrida estás?. —me para y salimos de ahí.
—Yo...
—Llévame a mi casa por favor.
—No Emi. —pone sus manos en mi cara—. No por favor, ni siquiera tuvimos una cita, recién llegamos.
—Ya no estoy cómoda perdón. —me siento tan mal, en este momento quiero alejarme de él.
—Comamos algo... Comemos algo y te juro que te llevo a tu casa.
—Quiero irme.
—Esta bien... Esta bien, vamos no voy a presionarte.
Caminamos hacia la camioneta con las cosas que le compró a los nenes y el ruido de la bolsas es lo único que se escucha entre los dos, se lo que dicen en el pueblo pero no creí que tan así iba a ser
Voy mirando hacia afuera con mi corazón comprimido, él me gusta y ver a esa chica me hizo sentir mal.
—Emilia. —lo miro que está muy serio—. Si te hice sentir mal pido disculpas.
—No me hiciste sentir mal. —me mira sin creer.
—¿Entonces qué fue?. —miro hacia afuera y veo que estamos parados—. Por favor dime... ¿Fue esa chica?. —gimoteo sin querer porque me hizo sentir como que no existía—. No Emilia. —se cruza de asiento abrazándome—. No te sientas mal por favor.
—¿Ella qué es tuyo?.
—Nada. —lo miro de inmediato.
—No te burles.
—No me burlo... Pero es la verdad, no es nada solo... Solo... Mierda. —se tira en el asiento hacia atrás cerrando los ojos.
—No te estoy pidiendo explicaciones solo... ¿Hace mucho dejaron de verse?.
—Si... Hace meses.
—Bien. —me miro las manos diciéndome que soy patética—. Perdón por esto.
—No tienes que pedir perdón de nada, es entendible... Creo que habría actuado igual o peor.
—Guille. —lo miro a los ojos como puedo donde no hay luz, es muy tenue—. ¿Me besas?. —levanta las cejas sonriendo.
—Con gusto.
Me giro un poco subiendo un muslo arriba del de él para estar mas cómoda, traga duro y guía su mano a mi rodilla rosándola, mojo mis labios y me acerco a él ya que no se mueve para nada, hasta si no supiera que tiene hijos y por la fama que tiene es como que no sabe besar, como que esta esperando que yo de el primer paso a seguir, apoyo mis labios en los de él con suavidad diciéndome que solo apoyar los labios no es nada, no se siente nada, quiero algo mas que esto así que cuando mi espalda esta doliendo paro me alejo.
—¿Qué pasó?.
—Espera un segundo. —me subo la pollera como puedo hasta por debajo de mi culo.
—¿Qué... —empieza a respirar con fuerza sin dejar de verme las piernas—. ¿Qué haces?.
—Solo quiero un beso. —me cargo de sus hombros subiéndome arriba de él sonriendo—. ¿Soy demasiado atrevida?.
—No... Pero si estas arriba mío no voy a querer solo un beso. —acaricio su cara con ternura—. No me la pones fácil Emilia.
—Si quieres... —digo levantando un hombro.
—Emi... Yo... —suspira con fuerza como analizando en lo que está pasando—. No quiero que sea así... Yo...
—Esta bien. —me inclino y lo beso—. Solo un beso.
*****
Guillermo.
Mierda que me estoy muriendo, está arriba mío con su pollera por arriba del culo ya que se la subí aun mas para poder tocarla, no podía no ponerle la mano encima donde es tan tentadora que no me puedo contener, literalmente me la estoy comiendo pero mi razonamiento me dice que pare, que si busco la mujer ideal en ella no es la forma de empezar para nada, pero mi mente y cuerpo me dicen que somos dos adultos y que podemos hacer esto si así lo queremos y tener una relación luego lo mas normal del mundo, cuando decido parar ella me mira sin saber que hacer donde la verdad que como un estúpido dejé que esto avance mas de la cuenta.
—¿Me pasé no?.
—No. —niego suspirando—. Es mejor que te lleve a tu casa Emi. —no puedo dejar de pasar las manos por sus piernas y nalgas—. No es correcto.
—Somos grandes Guille. —mierda si lo sé solo que no quería que pase asi—. No soy una nena, sé lo que hago.
—Lo sé... Carajo que lo sé pero me gustaría que tengamos algo serio, no un polvo pasajero en medio de la nada.
—Podemos tenerlo. —no deja de pasar las manos por mi cuello y va hasta el vientre poniéndome loco—. ¿Qué te dice que no?.
—Quería que nuestra primera vez sea en una cama... En donde estés cómoda y pueda saborearte bien, que la primera sea para que la recordemos, ser tierno pero aca no voy a poder.
—Esta bien. —se baja sentándose a mi lado mientras se acomoda la ropa—. ¿Vamos de a poco entonces?.
—Si.
—Bien. —manejo hacia su casa para llevarla porque todo se fue a la basura, mierda que mi erección está que me rompe los pantalones—. Bueno... La pasé muy bien gracias.
—¿Cuando salimos otra vez?. —me golpeo las piernas cuando llegamos a su casa donde no se que hacer—. Va, si es que quieres que nos veamos de nuevo.
—Me encantaría. —nos miramos aunque ella me mira al cuello no a los ojos donde debe estar avergonzada—. Mañana en la noche tengo iglesia pero puede ser cualquier otro día.
—¿Al mediodía te va? ¿Te parece ir otra vez a la feria con los nenes?.
—Dale, si. —dice feliz, nada fingido sino que le salió natura cosa que me gusta—. Me gusta mucho la idea.
—Nos vemos mañana entonces. —me inclino y la beso muy suave en los labios para que sepa que no soy ajeno a ella—. Que descanses.
—Igualmente.
Manejo hacia la granja con las pelotas en la garganta, voy con las piernas lo mas abiertas posible porque realmente me duelen las bolas de lo excitado que estoy, nunca me sentí así de loco, he estado muy excitado con otras mujeres pero aunque no me las llevaba a la cama se me bajaba después de unos minutos pero ahora nada, parece durar una eternidad.
Paro a la orilla de la ruta agarrando mi cara, mierda que ella me gusta mucho, pero no me pareció correcto hacerlo en la camioneta y en nuestra primera cita, aunque ella me lo pidió no me pareció, ahora que lo pienso tiene razón, ¿que nos impide disfrutar de nuestros cuerpos tan rápido? ¿Acaso hay una ley que lo prohíba? Mierda... Pienso y pienso en que quería una mujer que represente una madre para mis hijos ¿y solo pienso en cogérmela? No... Mi papá tiene razón, tengo que pensar en mi por una vez, aunque hacer eso me haga sentir mal lo tengo que hacer.
No sé en que momento pegué la vuelta y llegué a la casa de Emilia andando como un loco que estoy mas que seguro que mas de uno ha visto que pasé y seguro se lo comentan a alguno de mis hermanos o a Jazmín, freno frente a su casa tocando bocina y sale con la misma ropa pero sin las botas y con cara de no entender nada y un pelín de pánico.
—¿Pasó algo?. —dice cuando le abro la puerta del acompañante.
—Subí... Vamos a terminar lo que empezamos.
—¿Estas bien?. —se sube sonriendo, parece una nena feliz que le van a dar lo que quería—. ¿Tomaste algo?.
—No. —arranco y me dirijo a una parte lejana del pueblo en donde nadie nos va a ver—. Solo lo pensé un poco.
—Wauuuu. —mis manos tiemblan de ansiedad.
—Ahí esta mi billetera. —le apunto arriba del tablero—. Tengo un preservativo dentro, sácalo.
—Tomo la pastilla. —se inclina sacándolo de igual manera.
—Una vez me creí eso y nueve meses después estaba cargando un crío con una mujer con la que estuve una sola vez.
—Bien. —paro en un lugar desolado, me paso al asiento de su lado donde no esta el volante que moleste, me abro el pantalón enseguida
—Bueno. —me lo bajo hasta los tobillos y ella mira mi polla dura—. Ven.
—¿Así sin mas?. —me mira dudando, ¿es que piensa que solo se la voy a meter y ya?.
—Voy a prepararte Emi, no así no mas.
—Si.
Mientras ella se saca la ropa me saco la camisa, siento tanto calor que me inclino para abrir las ventanas a ver si así entra un poco de aire que me ayude porque me voy a prender fuego, por Dios que me voy a venir con solo ver sus pechos desnudos.
Se sube arriba mío cruzando sus piernas, se agarra de mis hombros mirándome a los ojos, con suavidad paso mis manos por su espalda, Dios santo que no voy a llegar al final, me voy a venir sin siquiera rozarle la polla porque esta mujer me prende como ninguna.
—Tu piel es tan suave Emilia. —amaso sus pechos con suavidad, redondos y perfectos, me entran mas que bien en las manos.
—Aaasssss. —tira la cabeza hacia atrás sonriendo.
—Por Dios. —aprieto sus pezones duros, muy duros que parecen una piedrita donde son pequeños y por lo poco que veo son pálidos—. ¿Estas excitada?.
—Sig.
—¿Cuánto?. —chupo su pecho izquierdo y luego paso la lengua mirándole las reacciones.
—Ohhhh por Dios.
—¿Cuánto?.
—Mil... Mil. Mil. Mil.
—Bien. —sigo con sus pechos mientras bajo una mano a su intimidad encontrándola húmeda—. Por Dios que estas lista.
—Si... Si si si si si si si. —mueve sus caderas siguiendo el ritmo de mis dedos.
—Vamos... Un poco mas... Necesito que estes un poco mas húmeda.
—No. —me besa con fuerza logrando que deje de mover los dedos—. Te quiero dentro... Ahora Guille.
—Bien. —me pongo el preservativo y la envuelvo con mi brazo acercándole mas las caderas a las mias—. ¿Estás lista?.
—Si. —me guio a su interior dándome cuenta que me cuesta mucho entrar en ella.
—Mierda. —esconde la cara en mi cuello lloriqueando—. Estas muy estrecha nena. —entierra las uñas cuando siento algo raro que me paraliza—. Por Dios santo... No puede ser.
—Sshhhh. —me besa como loca y baja haciendo que la penetre con fuerza—. ¡Ooh!
Carajo, es... Era virgen y en una maldita camioneta se la saqué, mierda no puede ser, en una cama, en una maldita cama debería haber pasado, debí esperar, aguantarme un poco más no ser el loco s****l que no aguanta nada por ver una mujer hermosa frente a mi. La miro que aprieta sus labios con fuerza y sus ojos brillan por el dolor que tiene y no sé que hacer, Railef era virgen pero fue distinto a esto, ella es... Diferente.
Paso mis dedos tocándola ligeramente por las costillas hasta llegar a sus pechos, abre la boca cuando aprieto sus pequeños pezones, cuando hace eso la beso metiendo mi lengua buscando la suya que me responde de inmediato, bajo mis manos a sus nalgas comenzando a moverla.
—Mmmmm. —muerdo mis labios aguantando el placer descomunal que me da, debo contenerme así le doy un buen momento al menos—. Por Dios Emi.
—Oh... Oh... Oh. —lo único que hace es temblar y lloriquear pero eso me hace volver loco.
—Por Dios santo ya no aguanto.
—Aaahhgggggg. —se abraza a mi cuello cuando me muevo buscando mi liberación.
—Un poco mas... Sé que puedes hermosa.
—Aammmmm. —me vengo gritando con el alma, la primera vez en mi vida que suelto un grito.
—OOOOHHGGGGGG. —respiro con mucha fuerza intentado de calmarme—. ¿Estas bien?.
—Si. —la acaricio toda, hasta donde llegan mis manos ahí la acaricio grabándome la suavidad de su piel, siento que acaricio la piel de un bebé de lo suave que es.
—Hay un hotel en el pueblo... Vamos ahí.
—Vamos a mi casa mejor. —la miro con duda.
—¿Tus papás?.
—Se fueron a ver a mi abuela... Estoy sola.
—¿Segura? ¿Tu hermana?.
—Se fue con ellos... Se fueron cuando nosotros nos fuimos., me dejaron una nota.
—Mira que no pienso soltarte hasta la mañana.
—Segura.
—Vamos entonces.
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