Guillermo.
—Papá... Papá. —estoy boca abajo cuando siento un peso en mi culo y palmetazos en la espalda.
—Basta Aukan no me pegues. —suspiro sonriendo cuando me abraza.
—Papaaaaaa. —me da un beso lleno de baba que no me importa—. Li.
—¿Qué pasa con tu hermano?. —miro sobre mi hombro viendo a Likan que esta con mi celular—. ¿Qué haces?.
—Estoy viendo un vídeo.
—¿De qué?. —me friego la cara sin miedo a nada, mi celular no tiene contraseña y no hay nada que me preocupe que vea, solo fotos y videos de ellos nada mas—. Bájate Aukan así nos levantamos.
—Veo unos videos de unos caballos. —me muestra y veo como unos jinetes están domando.
—Te dije que no me gusta que veas eso Likan. —le saco el celular y queda enojado—. Cuando empieces a ir bien en la escuela vas a ver lo que quieras y vas a ir donde quieras mientras tanto nada, ya te lo dije.
—Pero no me gusta la escuela.
—A mi no me gustan tantas cosas y las hago igual. —agarro en brazos a Aukan que me envuelve enseguida riendo y le estiro la mano a Likan—. Vamos hijo que tengo que ir a trabajar.
—Quiero ir contigo.
—Ya lo hablamos no me hagas enojar... Vamos a lavarnos dale.
—Puchaaaa.
—Si pucha, dale o me voy a enojar de verdad.
Likan se lava los dientes solo y yo ayudo a Aukan, estamos intentando de que deje los pañales pero no avisa, cuando se hace encima se rie, pero ahora le reducimos a solo las noches para intentar un avance o va a tener cinco años y aun usar pañales donde seria culpa nuestra por no andar llevándolo al baño cuando lo necesita, vamos al cuarto y los visto apurado, mierda que le voy a tener que comprar otra vez zapatillas a los dos, ¿cuando les crecen los pies por Dios?.
Cuando bajo mi mamá les esta preparando la leche, le advierto que Likan tiene prohibido salir por si mi abuelo viene y no puede jugar hasta que se ponga las pilas con la tarea, mi mamá asiente y él queda furioso en la mesa con los brazos cruzado donde se ve que tenia pensado en que mi mamá lo iba a hacer dejar lo que quisiera.
—Guille. —me giro hacia Omar que me habla.
—¿Qué pasa?. —sigo limpiando los corrales de los chanchos sin parar.
—¿Puedes ir a domar un caballo?. —miro hacia otro lado porque lo que menos quiero es ir a pasar horas con un animal endiablado.
—¿Y Lautaro?.
—Fue al pueblo por el alimento de las gallinas.
—Esta bien, ya voy.
—Vamos. —llegamos al corral y la veo, una yegua increíble, gigante y hermosa—. Nadie se le puede acercar y a tu papá no se lo pido o tu mamá me mata.
—Esta bien tranquilo, y si, no se lo pidas a mi papá o mi mamá se pone loca después. —la miro que esta vuelta loca—. ¿Es la que trajimos la otra vez?.
—Si... Cesar lo intentó por días pero no logró nada... Si no la domamos tu papá la va dejar libre y sabes cuanto la quería.
—Lo sé... Déjenme solo con ella. —me sueno el cuello intentando de buscar paciencia porque es lo que mas hay que tener, mucha paciencia—. Quiero que se acostumbre a mi primero.
—Bien. —mira a los que están en el corral con la esperanza de ver la domada—. Váyanse todos... No se acerquen a ella.
Me apoyo en el corral mirándola, se aleja de mi relinchando y escarbando el suelo, cuando me encara me quedo bien duro sin moverme o va a creer que la quiero atacar, mierda esto va a costar, y creo que varios días va a cotar pero por mi papá lo voy a lograr.
Cuando es la hora de que Likan vaya a la escuela lo voy a despedir, enojado me da un beso pero no voy a dar mi brazo a torcer, tengo que ponerme firme o va hacer lo que quiera, tiene cinco años no me puede manejar, y ya les anduve diciendo a todos que no tiene permitido salir ni que le presten los celulares ni nada, y que espero que se pongan firmes también.
—Hijo. —me giro viendo a mi papá—. ¿La vas a domar?.
—Si. —la vuelvo a mirar que ya esta mas calmada—. Omar me lo pidió.
—Bien... No quería que Lautaro la domara.
—¿Por?. —lo miro dudando—. Es mejor que yo en esto.
—Esta aprendiendo... Y ella me da miedo, lo encaró muy feo a Lauti cuando la alimentó y eres mas paciente que él. —se rie negando mirándola como corre sin parar—. La quería matar.
—Que raro. —me apoyo al lado de él mirándola—. ¿Esta todo bien?.
—Eso te iba a preguntar... No has salido mas que para ir por los nenes, ¿qué pasa?. —no digo nada, sigo en silencio—. Habla conmigo Guille... Soy tu Papá.
—Ya lo sé... Pero... —me rasco la cabeza bufando—. No me pasa nada... Siento que los problemas me están ahogando, Likan que crece sin parar, pregunta por todo, reniega de todo, tengo que estar retándolo todo el tiempo para que haga algo... Aukan que hace lo que él, que dos por tres esta enfermo, no duermo una mierda, la plata no me alcanza, Bárbara que me hincha las pelotas y no tengo un puto momento para sentarme tranquilo. —lo miro que esta duro mirándome—. Básicamente no me pasa nada.
—¿Tienes problemas con la plata?.
—No. —me cargo en mi otra pierna—. No tengo problemas de plata solo que me ajusto a un presupuesto y aunque lo aumente cada mes sigue sin alcanzarme.
—Guille... Es estúpido que no gastes la plata.
—Quiero que mis hijos tengan algo cuando sean grandes y si no me controlo mis ahorros se van a terminar en un año.
—Yo también quise que tengas sus cosas y cada uno lo esta logrando.
—Yo no. —pateo el suelo bufando—. Estoy viviendo en tu casa porque no tengo donde caerme muerto, intenté tener algo con Bárbara para darle una madre a mis hijos y no pude.
—Guillermo. —aprieta con fuerza mi hombro—. Busca una mujer para ti, no para tus hijos... Bárbara es una buena mujer no lo vamos a negar. —lo miro como si estuviera loco porque Barbara esta lejos de ser una buena mujer—. Haces de todo para que esas criaturas sean felices y lo son, con lo mucho y lo poco lo son, los crías con lo que tienen y eso es importante... Pero por una vez piensa en ti mismo Guille... Deja de ir de mujer en mujer, sienta cabeza de una vez, ya no busques algo que no vas a encontrar, acostarte con cuanta mujer se te crucé no es modo de buscar mujer.... Esos nenes te necesitan bien no así, que pareces que en cualquier momento vas a caerte frito al piso.
—Ya no sé que hacer... Ya no.
—Sabes que puedes contar con nosotros Guillermo... Ya no te cierres hijo que me duele verte así, busca ayuda... Sabes que ninguno de nosotros te va a decir que no en lo que pidas.
—¿A dónde busco?. —lo miro ya con mis ojos nublados de lágrimas—. ¿A quién se me cruce al frente primero?.
—¿La maestra?. —me rio pasando las manos secando las lágrimas—. Te he visto Guille, no soy estúpido.
En la tarde me doy un baño y temblando voy por Likan ya que la voy a ver y por la charla que tuvimos con mi papá sobre Emilia, mierda, jamás invité a salir a ninguna mujer, unas simples palabras bastaron, nunca hizo falta invitar a ninguna salir a comer, y siempre les fui con la verdad, que no quería mas que un momento intimo y nada mas, fin del asunto, y siento que Emilia no es de las mismas, ella no es para una noche y ya, ella es para las que van en serio.
Con Aukan en brazos miro como se despide de todos, Likan cuando viene a mi lado me mira raro ya que no me muevo, la sigo mirando sin parar en como despide a los demás nenes y con las padres intercambia un par de palabras despidiéndolos.
—¿Papá?.
—¿Si?.
—¿Qué pasa?.
—¿Con qué?. —lo miro en donde estamos agarros de las manos.
—¿Por qué no nos vamos?.
—¿Tengo que hablar con tu maestra.
—¿De qué?.
—Cosas de grandes.
—¿Cuando venga me tengo que ir a la camioneta con Aukan?.
—Si... Solo un ratito.
—Bueno.
*****
Emilia.
Cuando ya no hay ningún chico ni padre entro a buscar mis cosas que siempre adentro para no tener cosas en la casa así los puedo despedir mejor, y no andar golpeándolos con el con bolso.
Hoy fue un día raro, todo el día me sentí nerviosa y ansiosa, mis manos temblaban y se me entumían pensando en que es lo que me trae así, una sensación super rara me recorría que llegó un punto en que me dio a estar por enfermarme ya que enferma no puedo venir, cuando salgo veo a Guillermo con sus hijos afuera aun cuando todos ya fueron, me acerco sonriendo pero se me va cuando Likan se va con su hermanito en brazos hacia a la camioneta, no me ve que ya estoy demasiado cerca ya que esta mirándolos como suben.
—Hola. —se gira serio y luego sonríe un poco.
—Hola... Te estaba esperando. —se rasca la nuca incómodo.
—¿A mi? ¿Para qué?. —los nervios que tiene hacen que lo mire divertida.
—Yo... —pone las manos en los bolsillos y eso me da risa.
—¿Te pasa algo? ¿Estas bien? Te veo muy nervioso.
—No quiero ser mal educado ni que pienses cualquier cosa. —ajusto mi cartera ya que pesa donde llevo muchas—. ¿Estas libre el sábado?.
—No entiendo. —termino bajando el bolso al suelo donde sentía que la correa me estaba cortando el hombro—. ¿Pasa algo el sábado?.
—¿Te gustaría salir conmigo?. —las últimas palabras las dice ahogándose—. A donde quieras... —abre las manos moviéndolas enfatizando lo que dice—. Donde quieras.
—¿Cómo una cita?. —se ríe mirando el suelo.
—Era justo lo que te pedía. —me rio un poco porque parece como un nene que le pide por primera vez a una chica salir—. Por favor no te rías.
—¿Sabes algo? Todos acá me han dicho que ni siquiera te mire pero... No quiero perderme la experiencia.
—¿De qué hablas?.
—Acepto. —así que este eran los nervios que tenia, creo en las energías y se ve que lo estaba atrayendo con desespero—. ¿El sábado a las ocho te parece?.
—Si. —sonríe feliz dando un golpe con sus manos—. ¿A dónde quieres ir?.
—Sorpréndeme.
—Lo voy a intentar. —mira mi bolso en mis pies—. Vamos te llevo.
—Bueno, te lo agradecería mucho. —agarra mi bolso como si no pesara nada y vamos a la camioneta—. Hola.
—Señoooo. —me subo y Guillermo pone el bolso en mis pies—. Él es mi hermanito.
—Ya lo sé... Lo conocí en el parque.
—Es verdad me olvidé. —lo saco de sus brazos con cuidado a que llore y el bebé me mira intrigado.
—¿Cuánto tiene?. —le digo a Guille cuando se sube.
—Dos años.
—Es gigante.
—¿A papá?. —dice apuntándolo y si, salió gigante al padre y se re nota.
—No te puedo agarrar ahora Aukan... Espera un segundo mi amor, ¿Cómo te fue Li?.
—Bien.
—¿Bien cuánto?.
—5. —lo dice medio en susurro.
—Mañana tiene que ser un 6 o vas a estar castigado todo el año.
—Pucha Papi.
—Pucha nada. —me muerdo los labios para no reír donde el nene esta en que no quiere hacer nada pero se debate para que no lo castiguen—. Es lo único que tienes que hacer... Lo único.
—Pero no me gusta.
—A nadie le gusta la escuela hijo pero hay que ir si quieres ser un buen hombre. —eso me sorprendió, ¿quién le habla así a un nene?—. ¿Qué le vas a decir a la abuela cuando no tengas estudio? O al abuelo cuando necesite tu ayuda en algún negocio.
—¿Para eso se estudia?. —dice sin entender.
—Para eso y mucho mas... A mi no me gustaba pero lo hice y terminé la escuela con las mejores notas de mi curso, ¿y ahora quiero que lo hagas esta claro? Ya no quiero seguir escuchando lo mismo por Dios.
—Esta bien. —la camioneta queda en silencio unos segundos en donde ninguno habla—. Emi... Mi papá me compró un nuevo libro.
—¿De verdad?.
—Si... Pero no me deja leerlo.
—¿Por?. —lo miro y Guille sonríe.
—Porque dice que me porto mal. —me mira con esa mirada de los nenes que dice que nada que ver, para no reírme acomodo mejor a Aukan en mis piernas—. Dice que cuando me porte bien lo voy a leer y me estoy portando bien ¿no papi?.
—Maso maso, un cinco diría. —Li me sonríe feliz por la respuesta—. Capas que hoy me leas un capitulo.
—Siiiii... Viste Aukan, vamos a leer antes de dormir. —llegamos a la casa y se baja rodeando la camioneta y me abre la puerta.
—¿Li quédate un ratito con tu hermano si?.
—Si. —les deja el celular y cierra acompañándome hasta el portón.
—El sábado vengo a buscarte.
—Bien... ¿Qué me pongo?. —levanta las cejas sin saber que decir—. No sé que ponerme porque no sé a donde vamos.
—Yo tampoco sé. —se rasca la nuca incómodo—. Yo...
—¿Vamos por un helado?.
—¿Con este frío?.
—Me gusta pero si no quieres...
—Si... Si quiero, te dije que donde quieras.
—Bueno... Un helado. —se acerca besándome cerca de la boca, pero me recorre una electricidad hasta los pies.
—Nos vemos.
Quedo dura mirando como se alejan, entro corriendo a la casa y voy donde Ailin a contarle porque nos contamos todo, grita saltando y diciendo que tengo que estar de infarto y se pone a buscarme ropa, soy de vestirme sencilla y lo único mas formal es para las reuniones de la escuela o para presentarme al consejo y esas cosas, después soy re básica con las cosas.
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Ailin en la mañana me levanta a los gritos diciendo que es el día de la cita, la miro como si estuviera loca, ella se emociona mas que yo, que estoy que no voy nada de la desesperación que me agarra salir con el hombre mas hermoso y amable que me he cruzado en la vida.
Me hace como un tratamiento de belleza y eso me da risa porque no se que piensa, voy a una cita no a mi casamiento en donde tengo que deslumbrar, tengo que verme natural o no voy a ser yo, después si tenemos otra cita y no voy tan preparada va a pensar que esta saliendo con otra mujer no conmigo.
—Bueno. —tengo una mascarilla mientras me hace masajes en las manos.
—¿No crees que es mucho Ailin?.
—No... Es un hermoso hombre y tienes que estar a la altura.
—Pero...
—Ya basta Ailin de verdad. —me saca la mascarilla y empieza arreglar mi pelo—. Tavo llega en una semana... Ya miré una casita.
—¡Que bueno!.
—Si... Papá le consiguió trabajo y ahora no vamos a estar mas separados.
—Eso le va a hacer bien a Tobias.
—Si... Em. —la miro alzando las cejas.
—Ya sé que estas embarazada.
—¿Estas descompuesta?. —dice riendo y yo asiento porque si que ando vomitando la vida por culpa de ella.
—¿Cuando te enteraste?.
—Hace una semana... Tavo esta feliz.
—Bueno... ¿Es normal no?.
Después de tener a Tobias perdió un embarazo y eso la afectó por mucho tiempo, Tobi tiene cuatro años y han buscado otro bebé sin resultado hasta que gracias a Dios se les dio porque no soportaba mas verla de esa forma, hasta como que se había deprimido porque llegó un punto en que ni se bañaba, hasta que un día a la rastra la metí a la ducha, le di unas cachetadas que no me enorgullecen y le dije que, que se creía de hacer eso cuando tenia un hijo maravilloso que la estaba esperando, ahí respiró hondo y siguió con su vida.
Miro a cada rato la hora esperando a que llegue, estoy muy nerviosa de salir con un hombre, desde los dieciocho que nadie me invita a nada, siempre enfrascada en mis estudios, después en mi trabajo y después en los problemas económicos que no pensaba en nada mas que de donde sacar plata para pagar las cuentas.
—Emi, ya llegó. —me miro por última vez al espejo.
—Yo... No me gusta. —me prestó una pollera de cuero negra, una remera simple blanca que esta por dentro, una campera de bengalina negra y corta con unas botitas negras—. ¿Qué va a pensar?.
—Que eres muy hermosa.
—Que vanidosa... Siempre diciéndote hermosa tu sola.
—Lo sé... Y es que soy hermosa. —nuestra única diferencia es un lunar debajo del labio en la parte derecha, ella lo tiene y yo no.
—Bueno. —me tira perfume y me da el bolso.
—Ve y divertite... Si se da no lo dejes pasar, realmente es un hombre hermoso.
—¿Y Tavo?.
—¿Qué tiene? Amo a mi marido pero no quiere decir que no vea lo que hay delante mío.
—Bueno... Si se da se da.
—Exacto. —salgo de la casa y lo veo.
—Guille. —me mira de arriba abajo haciendo que apriete las piernas de los nervios—. ¿Estoy fea no? Le dije a Ailin que...
—Estas perfecta. —muerdo mis labios avergonzada—. Y muy hermosa.
—Gracias. —estira la mano y de inmediato le doy la mía.
—¿Vamos? Vamos a ir al otro pueblo que hay una feria.
—Vamos.
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