Camila se sentía muy estresada, llevaba media hora intentando que un guiso cogiera sabor. Pero era imposible, el problema allí era ella quien no tenía el mejor de los humores y todo le estresaba. Dejó a un lado la cuchara grande, apagó el fogón y tomó el sartén para después tirarlo en el cesto de basura con todo y salsa. Quedó observando por unos segundos su pequeño desastre y después salió de la cocina. Vio que Cristian bajaba las escaleras y se encontraba muy guapo. —¿A dónde vas? —le preguntó. —Bueno, primero iré a la casa de Luis Ángel, Sandrid está allí y dijo que necesitaba hablar seriamente conmigo, después iré a… ver a una amiga —las últimas palabras Cristian las dijo con una sonrisa que lo delató. —¿Tendrás una cita? —Bueno… no es tanto una cita, solo es una amiga y no