Camila sintió un gran bajón en todo su cuerpo y su mente se volvió un caos al ver la silueta de Luis Ángel acercarse a ella. —Hola —saludó el muchacho. —Este… Hola —soltó en un hilo de voz. —¿Qué te sucede? —inquirió Sandrid al ver el comportamiento extraño de su amiga. —Estábamos cerca de aquí y queríamos venir a visitar —dijo Sebastián intentando hacer que la situación se viera casual, pero era imposible, Camila nunca se creería semejante mentira. —Sí, este… —Sandrid rodó la mirada a Sebastián— ¿no te gustaría tomar algo? Hace frío, digo, calor, hace mucho calor. —Oye sí… Tengo mucha sed —aceptó Sebastián. —¿Qué quieren tomar? Siéntense y yo… —decía la empleada, pero notó que los muchachos mandaban señales con la mirada— ¡anda! Se me olvidó que iba a hacer la compra. —¡Tr