La emocionante despedida.

2923 Words
Capítulo VI A las 8:oo a.m Brenda comenzó a marcar el número de Corina, pero esta vez no logró despertarla porque inteligentemente, la dueña de la empresa, había programado el móvil en modo “silencio”, pues deseaba dormir hasta más tarde. Su secretaria ya no sabía qué pensar. Hacía días que no atendía sus llamadas y los señores que deseaban comprar la empresa estaban muy impacientes. A la secretaria ya se le habían acabado las excusas para justificar la ausencia de Corina. Dos horas más tarde, Delia entró en la habitación con una bandeja que contenía el suculento desayuno para ambas. Consistía principalmente en jugos de frutas, tartas de queso y mermeladas de higos.  Esa mañana fue directamente a la cocina del Melhor a solicitarlo personalmente y se negó a que lo llevara la mucama, pues quería sorprender a Corina ella misma. Las vacaciones habían finalizado y se habían quedado más de lo planeado y aunque no querían hacerlo, debían volver. Corina, al verla entrar con la bandeja en sus manos no pudo evitar sonreír y sentirse mimada por las cosas que hacía su amiga para verla feliz. -¡Buenos días dormilona!,¿ cómo has amanecido? – dijo Delia con una amplia sonrisa.-Qué hermoso día pasamos ayer con los chicos, creo que estas han sido unas vacaciones inolvidables- continuó- luego de acomodar la bandeja en una mesita que acercó a la cama donde su amiga bostezaba somnolienta y despeinada.-  -Sí- respondió Corina- Ni quiero volver, pero debo arreglar asuntos de la empresa. Ya los he pospuesto demasiado. Brenda no para de llamarme para saber si venderé o no la empresa.  Tomé bastante tiempo para pensar en lo que haré y decidí que sí... venderé.-  -¿Entonces venderás?, bueno imagino que sabes lo que haces, solo ten en cuenta que te apoyo amiga... Estoy contigo. Estas palabras cayeron sobre Corina como un bálsamo de miel. -Gracias amiga mía, no te   imaginas lo bueno que suena eso a mis oídos -replicó Corina-. Aquella noche ambas tomarían el vuelo de regreso a Argentina. Todavía estaban felices al recordar todo lo que habían vivido en el transcurso de estos días junto a sus amigos. Gustavo se quedó con muchas ganas de besar apasionadamente a Corina, pues se sentía muy atraído hacia aquellos labios perfectos,pero lamentablemente ella solo pudo brindarle su amistad, no estaba preparada para algo más por el momento, su cabeza era un vaivén de Brenda, André, su corazón roto y los miedos que la paralizaban.  En cambio Delia no se quedó con las ganas de estrechar entre sus brazos a Sergio. Y vivieron un momento inolvidable el día anterior cuando visitaban la ciudad. Mientras Corina y Gustavo disfrutaban del paseo por el centro comercial, ellos dos se esfumaron un buen rato  hasta que Corina recibió un mensaje de su amiga una hora y media después, preguntando dónde se encontraban para ubicarlos. Este fue el único momento, en todos estos días, que no supieron nada la una de la otra. Corina sonrió aliviada de que se encontraba bien y le envió la ubicación.   Un momento después, el flamante Ferrari rojo de Sergio apareció delante de ellos. Gustavo tomando suavemente la mano de Corina la condujo al asiento t*****o del vehículo mientras la ayudaba a cargar todo lo que había comprado. En el momento que él tomó su mano, ella sintió una extraña sensación de bienestar que recorrió el interior de su cuerpo, lo que le provocó una profunda confusión emocional pero que, sin embargo, logró disimular a la perfección. No podía negar que aquel hombre le agradaba y despertaba en ella deseos ocultos, pero el temor de ser nuevamente lastimada le impedía ir más allá. No tenía deseos de pasar solo un momento agradable para luego ir cada uno por su lado; le disgustaba esa idea, aunque lo cierto era que tras ese pensamiento se escondía el temor a recibir lo mismo que hasta ahora le habían brindado las personas y así perdía la oportunidad de enterarse que Gustavo sí, podía ser el amor que merecía .  Corina realmente necesitaba amor para sanar en su interior, eso ya lo tenía bastante claro, pero su cerebro la engañaba diciéndole que si permanecía cerrada a demostrar sus sentimientos, estaría a salvo. Aunque él no recibió información verbal de todos estos sentimientos, la comprendió en silencio, como si verdaderamente lo presintiera, y ella acostumbrada a tratar con el egoísmo masculino, se sintió desorientada. Luego de acabar el desayuno, ambas se vistieron con jeans, zapatillas deportivas y camisetas estampadas dispuestas al paseo prometido y soportar alguna extensa caminata, en caso que la hubiera,con aquel cómodo calzado.   Gustavo tambien era poseedor de un Ferrari, pero de color azul. Que, una hora después apareció en el estacionamiento del Melhor con Sergio en el sitio del copiloto, para recoger a las chicas, como habían acordado. El clima cálido ya daba indicios de que el verano se marchaba con sus ardientes y sofocantes calores. Estaba por tocar el turno al otoño, que sin vacilar, aparecía derribando las hojas de los árboles. Corina y Delia salieron del Melhor y fueron directamente al Ferrari azul que las esperaba en el estacionamiento. -Hola Chicas ¿Cómo están hoy?, ¿dispuestas a conocer algunos lugares cerca de aquí?  -Siii - contestaron ambas  entusiasmadas, subiendo al auto. -Bueno bellas chicas… vamos al  “Parque do Ibirapuera”. _¡Buenísimo!, dijeron las chicas felices. -¿ A qué hora sale el vuelo?- Preguntó Sergio- -A las 21:00Hs.- respondió Delia. -Bien, tendremos tiempo de disfrutar el día- anunció Gustavo sonriente.  Esta vez fue él quien ocupó el lugar de piloto, Corina el de copiloto y Sergio junto a Delia en el asiento t*****o se saludaron con un largo beso que hizo abrir enormes los ojos de su amiga ocultos tras  los lentes oscuros.  Delia no había contado nada a Corina del fogoso encuentro vivido el día anterior. Un encuentro que marcó el inicio del romance más bello que se avecinaba en su solitaria vida. Su amiga se sintió muy feliz por ella y deseó que Sergio sea el amor de su vida. El amor que Delia esperaba desde hacía mucho tiempo. Luego observó el perfil de Gustavo, siempre a través de los lentes que mantenía ocultas sus expresiones   y comprobó asombrada que era más atractivo de lo que se permitió ver hasta ese momento. El devolvió la mirada sonriente y Corina, por un breve instante sintió enormes ganas de besarlo apasionadamente, peró el pudor la condujo a  desviar su mirada hacia el parabrisas, donde la dejó hasta que llegaron; él por su parte, pareció adivinarlo todo, entonces sin vacilar, asió la temblorosa mano de Corina, logrando así que ella se sintiera completamente descubierta. São Paulo es una de las ciudades más pobladas del mundo tanto como la más grande de Sudamérica. Con enormes rascacielos y avenidas sumamente transitadas que fascinaban a los turistas siendo el principal motivo de sus visitas. Las amigas estaban bastante apenadas por tener que regresar ese mismo día, pero los compromisos adquiridos con anterioridad las obligaba a regresar. Por tal motivo decidieron aprovechar al máximo esta última salida con el único objetivo de pasarla bien. Corina no deseaba ni pensar en el rostro de André cuando la viera aparecer. Temía la reacción de éste cuando le dijera que ya no quería volver a verlo. Pero debía enfrentar esta situación, cerrar este doloroso ciclo de su vida en la que  la confusión era el principal sentimiento. Este viaje había cambiado el rumbo de su destino . Parecía ser que el simple hecho de cruzar la frontera cambió en ella el modo de ver  la vida. Pues al mirar atrás comprendió que había sido tan infeliz y absurda que ya no deseaba nada de ella. Se sorprendió a sí misma del cambio  que se había gestado en el interior de su alma. No obstante supo a ciencia cierta, que ya no retrocederá en su decisión.  Visitaron distintos puntos turísticos de Sao Paulo tomándose fotografías hasta llegada la hora del almuerzo en la que se detuvieron a comprar comida típica y algunos refrescos que llevaron consigo y seguir viaje al pulmón de la ciudad, como era denominado el parque Ibirapuera.  Un bellísimo y enorme espacio verde muy visitado por el turismo, donde se podía disfrutar de varias atracciones como paseos por el lago, cine al aire libre, orquestas en vivo y mucho más . Los cuatro descendieron del vehículo y caminaron hasta un lugar de descanso que tenía  una especie de pequeñas mesas acompañadas de banquillos largos en los costados donde podían tomar asiento dos personas por cada uno, realizados en concreto y adornados con losas coloridas. Allí se acomodaron en parejas y se dispusieron a tomar el almuerzo ligero que llevaron.  En un instante la melancolía los visitó y Sergio tomó la palabra: -Me gustaría decir algo…- comenzó- los demás detuvieron la conversación para escuchar. -Tal vez piensen que estos días que hemos pasado juntos -prosiguió- solo signifique para nosotros, días de diversión en buena compañía nada más y que tras la partida de ustedes, chicas, lo olvidaremos y seguiremos nuestras vidas como antes de conocerlas. Pero lo cierto es que tanto Gustavo como yo estamos muy apenados por el hecho de que deban volver. Ambos coincidimos en que, en el momento de conocernos, sucedió algo muy especial entre nosotros. Me refiero a entre Delia y yo, como entre Gustavo y Corina. Algo que no hemos comprendido pero sin embargo es real. Sinceramente deseamos que arreglen sus asuntos en su país y vuelvan a nuestro lado. Gustavo asintió con la cabeza sin dejar de mirar a Corina, que no salía de su asombro al comprobar que aquellas sensaciones que la mantuvieron confusa al acercarse a él en todo este tiempo, eran mutuas. Delia, luego de su encuentro íntimo con Sergio ya había tomado la decisión de volver ni bien ordenara lo que dejaba atrás en su país natal. En cambio Corina, de pronto se sintió en una encrucijada. Ni siquiera sabía con que se encontraría cuando volviera a ver a André, así que no supo qué responder.  Ella necesitaba vivir estos acontecimientos paso a paso, cerrar ciclos, asumir la pérdida de su antigua vida y resolver todos esos conflictos emocionales. Lógicamente esto  llevaría tiempo, así que no estaba en condiciones de decidir en aquellos momentos. Pero algo sí tenía muy claro ya en su mente: no deseaba compartir más su vida con André. Regresaba dispuesta a darle lo quería y fin. Se iría para siempre. Le dejaría la casa y ella se quedaría con la totalidad de la venta de su empresa. Luego cuando resolviera ese asunto, recién podría pensar qué hacer con su nueva vida.  Por otro lado, la idea de perder a Delia la asustaba, pues la consideraba casi como su hermana, así que lo más probable es que cuando finalice de ordenar su pasado, volvería junto a su amiga.    Algo más que había aclarado su mente. Luego del almuerzo, recorrieron a pie el vasto parque, rodearon el lago y más tarde vieron cine en medio de una gran m******d. Ambas se sintieron felices de haber elegido aquel cómodo calzado para disfrutar ese día. Decidieron retirarse con suficiente tiempo  para que las amigas pudieran alistarse antes de partir.  Luego del hermoso paseo al parque Ibirapuera donde la pasaron verdaderamente genial, aquellos apuestos caballeros llevaron a las amigas hasta el Melhor para que recogieran el equipaje que habían dejado empacado por la mañana. No tuvieron suficiente tiempo para tomar un baño de espumas pero sí para una ducha rápida y un cambio de atuendo, pues aún faltaban dos horas para que saliera el vuelo que las llevaría rumbo a Argentina. Ellos sabían que tardarían en volver así que, en la penumbra del estacionamiento se recostaron en el asiento del auto para descansar un poco. No quisieron ir por un café. prefirieron esperarlas para cenar algo  en una de  las salas vip  del aeropuerto antes de que  arribaran  el vuelo. Las chicas se sintieron mucho mejor luego del baño , Corina se colocó una falda tubular de color negra que finalizaba un poco antes de sus rodillas, una blusa de modal con los hombros descubiertos con pequeños  bordados en piedras y unas sandalias negras de gamuza con adornos dorados al frente que hacía combinación con su pequeño bolso de mano.   Peinó su cabello algo húmedo todavía y lo dejó suelto para que secara bien. Luego  se maquilló el rostro delineando el contorno de sus ojos y coloreó sus labios con tono parecido al carmín dando así por finalizado el arreglo personal. Algo similar hizo Delia, solo que su atuendo era algo diferente. Había elegido llevar un pantalón de vestir ajustado color blanco, sandalias de tacón alto color blancas adornadas con cuentas en color bronce  y una blusa de seda estampada que llegaba justo hasta su cintura y cuya parte superior estaba totalmente elastizada. Luego de asegurarse que no olvidaban nada dentro de las habitaciones, bajaron a la recepción para anunciar a la empleada que ya abandonaron el lugar. Caminaron deprisa como si alguien las estuviera persiguiendo y en pocos minutos se hallaban subiendo al auto de Gustavo  luego de que éste se encargara de acomodar todo el equipaje. Se dirigieron rumbo al aeropuerto de Sao Paulo donde les esperaban catorce horas y cuarenta minutos de viaje hasta su destino cruzando la frontera. Ambas parejas ingresaron al inmenso lugar con suficiente tiempo para tomar una sencilla cena en una de las salas vip, donde ocuparon una mesa para cuatro. Mientras se oía anunciar a toda voz los diferentes destinos de otros vuelos, los cuatro estuvieron de acuerdo en pedir hamburguesas, papas fritas y bebida con gas. Una vez abonado en una de las cajas los muchachos aparecieron con las enormes bandejas que depositaron sobre la mesa.  Corina y Delia escasas veces degustan comida de baja calidad, pero esta vez se lo permitieron porque el tiempo apremiaba. La pena de ambas parejas no dejaba de notarse y cuando acabaron aquellos alimentos fueron a la sala de espera y se acomodaron en unos amplios sillones.  Sergio y Delia se abrazaron prometiendo volver a verse  y no volver a separarse jamás, ni bien ella dejara todo en orden en su mundo. Muchos besos  y algunas lágrimas decoraron aquella emotiva despedida. Mientras Corina y Gustavo permanecían en silencio uno junto al otro cargados de emociones reprimidas. -¿Piensas volver? - preguntó él para destruir la muralla de hielo que ella se empecinaba sostener- - No lo sé aún. No lo sabré hasta que me enfrente a mi pasado. Espero que sepas comprender. -Lo haré- solo te pido que mantengamos el contacto, ¿si? - Gustavo dijo estas últimas palabras con una gran pena en su voz. Sabía que aquello era lo único que Corina podía darle en aquellos momentos. Solo la esperanza lo mantenía sentado junto a ella en aquel aeropuerto. Pero no podía dejar de pensar en un futuro incierto que podía llegar a terminar en una gran desilusión si decidía no regresar. No obstante levantó su mirada, se acercó a Corina y besó sus labios suavemente mientras susurró a su oído - por si no vuelvo a verte-. Corina lo abrazó  fuertemente soltando su temor y  de pronto, mil besos de amor fluyeron entre ellos  en una catarata de emoción que sorprendió a sus dos amigos.  Estos se detuvieron a observarlos  sorprendidos al tiempo que, al unísono y a viva voz  soltaron un: -¡Urra! ¡Urra! ¡Urra! llenos de felicidad tiñendo de rojo las mejillas de ambos. Delia supo en aquel momento que la vida de su amiga cambiaría para siempre.  mientras tanto en el altavoz se anunciaba que el vuelo con destino a Argentina estaba listo para ser abordado. Los pasajeros eran invitados a pasar su equipaje por la revisión de rutina y una vez realizado este proceso podían arribar sin inconvenientes. Las parejas estaban muy emocionadas por la despedida. Ellos las acompañaron a dejar las maletas, luego se abrazaron en un sinfín de besos y las chicas subieron lentamente las escalinatas que las conducían al interior del enorme avión sin dejar de observarlos. Ambas buscaron entre las butacas el número correspondiente a sus pasajes y cuando por fin lo encontraron se sentaron cómodamente cerrando los ojos, dispuestas a descansar. Momentos más tarde oyeron la voz de la azafata pidiéndoles amablemente a todos los pasajeros que tomen la precaución de colocarse los cinturones para su propia seguridad. Así lo hicieron y luego alzaron vuelo.   Las pasajeras que habían dejado a dos amores en el aeropuerto de Sao Paulo con la promesa de volver, quedaron profundamente dormidas  hasta que llegaron a su destino. Cuando por fin volvieron al sitio de donde habían partido,  Corina llamó inmediatamente a Brenda para que concrete la cita con los compradores de su empresa. La secretaría casi lloró de felicidad al tener por fin noticias de su jefa y le informó que por suerte aún estaba a tiempo de realizar la operación. Se dirigió con Delia hasta una estación de taxi y ambas se despidieron con un fuerte abrazo y el d***o de éxito en lo que cada una  debía resolver.  -Luego te llamo- prometió Delia al subir al taxi. –Bueno, si - contestó Corina saludando con su mano.  Minutos después llegó el taxi que ocupó para llegar a su domicilio. Su corazón palpitó acelerado al pensar en el reencuentro con André y rogó para sus adentros que no estuviera en la casa cuando ella llegara. 
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