Capítulo XX Andreé se levantó bastante animado la mañana siguiente a la devolución de las joyas de Corina, su conciencia estaba en paz y se sentía bien con eso. La verdad le costó volver a recuperarlas. Se encontraban en una de las tantas casas de empeños que recorrió buscándolas hasta que por fin dio con ellas dándole gracias a Dios por la ayuda. Aunque le costaron bastante dinero no le importó pagarlo con tal de devolverlas. Corina lo merecía. Y él había ahorrado lo suficiente para este objetivo. Su alegría no tenía límites, era su segundo logro, el primero era contar con un trabajo fijo. Ahora su próxima meta era refaccionar la antigua casa de sus padres para mudarse allí. Terminó su jornada a las cinco de la tarde y fue directamente hasta la antigua casa que se hallaba exactame