Capítulo XXI La mañana del día dieciséis de noviembre había llegado con una potente lluvia. Delia despertó con una ligera molestia en la cintura y se levantó para ir al cuarto de baño. El vientre estaba tan pesado que le costaba demasiado moverse con soltura haciendo su andar lento y pausado. Las contracciones comenzaron y aunque aún eran suaves, la madre intuyó que la labor de parto había comenzado. Sergio se había levantado ya y el desayuno estaba listo para cuando lo hiciera ella, pero al asomarse por la puerta del cuarto la vio tratando de moverse y se apresuró a ayudarle a llegar hasta el pasillo y luego hasta el cuarto de baño, esperó pacientemente a que finalizara de hacer sus necesidades para luego también acompañarla hasta la cocina y desayunar juntos. Sin embargo, su esposa no
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