Aunque quería estar adherido al teléfono hablando con Winter todo el día, apenas tuve tiempo de hablar los últimos tres días. Teníamos tanto que hablar pero tan poco tiempo, que apenas supe que comenzó a comprar el mobiliario, que limpió todo conjuntamente con unas personas que mi madre contrató y que estaba incómoda durmiendo sola. Me encantaba verla cada noche, pero me habría encantado más tenerla a mi lado como mi esposa, no viéndola a través de una pequeña pantalla. Estaba cada día más enamorado de ella, y fue por ello que me ensañé aún más con el socio que nos robó. Harry Lion fue el encargado de arruinar mi semana por completo. Uno de sus hombres, de los mismos que se encargaban de mover la mercancía, lo delató ante mí. Se reunió conmigo, me planteó lo sucedido y me pidió clemencia.