Capítulo 5 Fiesta de Cumpleaños

1661 Words
Diez de septiembre Hoy es mi cumpleaños. Como todos los años es muy triste, este no es la excepción, al contrario, es peor que los anteriores porque mi hermano ya no está con nosotros. Estos cincos días previos a mi cumpleaños, fue súper desastroso. Hoy para guinda del pastel, debo fingir estar enamorada de Iván, algo que considere podría ser fácil, sin embargo, cada día que paso junto a él me doy cuenta que es un error lo que estoy haciendo. Pero qué puedo hacer si hoy es el día que anunciaran nuestro compromiso. Siento que algo muy malo acontecerá esta noche. Tengo ese presentimiento desde hace unos días, como si algo me estuviese advirtiendo algo. Aunque por más vueltas que le dé, no encuentro una respuesta viable. Decido salir de mi habitación, cuando bajo las escaleras, escucho voces en la oficina de mi padre. Me acerco a una distancia prudente, desde donde puedo escuchar considerablemente lo que dicen. —    Saben que en mi mundo las cosas se hacen diferentes, solo acepte porque no quiero a la prensa inmiscuida en nuestros asuntos. — esa voz se me parece conocida, claro es la de Iván, concluyo en mi análisis.   —    Sí, eso lo sabemos. Pero entiende que es la única manera, debemos hacer ese compromiso, luego la boda y ya podrás llevarte la a tu manada. — habla mi padre.   —    Eso lo entiendo. Pero me hubiese gustado hacer esto de otra forma, ¿por qué no me dejan marcarla? —¿Marcarme? Qué quiere decir con esa palabra.   —    No creo que sea necesario eso ahora.   —    Pero y si se enamora…—es interrumpido por mi padre.   —    No ocurrirá, del único que ella deberá enamorarse es de ti. Los únicos hombres que ella ve, son los del instituto y además ella es tan manipulable que sabrás como tratar con ella.   —    Eso es muy cierto. Y si finjo amarla me la gano fácilmente, se ve que está necesitada de amor. — con esto último creo que ya es suficiente. Salgo al jardín donde están decorando para la fiesta. Qué extraña conversación, a que se refieren cuando dicen manada y marcarla. La voz de Anny me saca de mis pensamientos. —    Hola mi niña, ¡Muchas felicidades! Los dieciocho son el comienzo de la libertad y la independencia. — me sonrió por las últimas palabras que me dijo, son cosas que no podre experimentar nunca.   —    ¡Gracias Anny!   —    Cambia esa carita triste, ven conmigo. Te tengo una sorpresa. — Anny siempre ha estado conmigo, me trata así de bien cuando mis padres no están cerca. Me dejo guiar por ella, cuando estamos cerca de la cocina me dice que cierre los ojos. Obedezco sin rechistar. Siento cuando abre la puerta y me adentra a la cocina. —    Ya puedes abrir los ojos. Cuando los abro, veo a los trabajadores de la casa de mis padres y un pastel de chocolate decorado con fresas, mi favorito, Anny conoce todos mis gustos porque como siempre he comido con la servidumbre, me conocen y me tratan como si fuese su hija. —    Gracias Anny, chicos gracias por estar aquí. Todos se acercan me abrazan y me prenden unas velas, para terminar, pidiéndome que pida tres deseos con todo mi corazón. —    ¿Pero no es uno que se pide? —cuestiono confundida.   —    Quien dijo eso, puedes pedir tres deseos y te aseguro que se cumplirán. Así que aprovéchalos. — me dice Ruth, una de las cocineras.   —    Está bien. — cierro mis ojos y pienso, mientras comienzan a cantarme feliz cumpleaños, a mi mente llegan un sin números de deseos, pero decido quedarme con tres grandes deseos que mi alma anhela. Deseo poder enamorarme y ser correspondida, encontrar mi libertad y poder estudiar lo que tanto me apasiona. Procedo a apagar las velas, sonrió y abro los ojos. Me aplauden y partimos el pastel, nos lo comemos y salgo de la cocina para que mi madre no nos encuentre. Me he quejado tanto de que mi familia no me quiere, pero tengo que reconocer que tengo una familia que si lo hace y espero que siempre estén ahí para mí como yo lo estaré para ellos.                                                                                       **** Termino de vestirme con un hermoso vestido que compre. Hace rato que algunos invitados han hecho acto de presencia, cuando sean las ocho en punto, debo dirigirme a la fiesta, que es cuando mi padre dará un discurso y me presentara a la alta sociedad. Además de que aprovechará ese momento para anunciar el compromiso. Escucho la alarma de mi celular, la apago y lo dejo en la cómoda. Salgo de mi habitación, desciendo las escaleras y llego a la puerta que da invitación al jardín, decorado elegantemente y con colores pastel. Escucho la voz de mi padre por los altavoces, dando la bienvenida y me llama. Derecha sin mirar a los lados me dirijo hacia él, como oveja hasta el matadero. Estoy súper nerviosa, puesto que no me gusta estar rodeada de muchas personas, además de que no estoy acostumbrada a ello. Cuando estoy frente a él me sonríe y me abraza. Lo cual me deja atónita, pero inmediatamente cambio mi expresión para que nadie se dé cuenta y no saquen conclusiones. — No saben lo orgulloso que me siento como padre de esta joven inteligente, educada y con unos sentimientos tan puros. WOW ya hacen dieciocho años que tenemos la dicha de haber recibido este hermoso regalo. Muchos pensaran que hemos sido insensibles por realizar esta fiesta con nuestro primogénito muerto, pero Joseph amaba tanto a Airys que sé que no le hubiese gustado que por el canceláramos esta fiesta. Además de que es un momento de escape para todos, y es una etapa especial para mi niña. — se detiene derrama un par de lágrimas. — A mis otros hijos se lo celebramos y sería injusto para mi bebe que no lo hiciéramos. Aunque también tenemos algo más porque celebrar, por lo que pido que Iván Turner me acompañe. En serio que gran actor es mi padre, merece el premio al mejor actor. Iván sube a la plataforma y se coloca a mi lado, por lo cual mi padre prosigue con su guion. —    Este jovencito que ven aquí, Iván Turner, es oficialmente el prometido de mi hija. Por lo que decidimos que hoy sería un día especial y único para anunciar la futura unión de estas dos familias. Todos empiezan a aplaudir. Iván toma el micrófono. —    Y aprovechando hoy este anuncio, creo oportuno volver hacer esto delante de todos ustedes como nuestros testigos. — dice mientras se arrodilla, mi padre agarra el micrófono, Iván saca una cajita y sostiene mi mano izquierda. — Airys Kava, ¿me harías el honor de casarte conmigo? Me quedo en shock no sabía que haría esto, pero claro todo esto es un libreto que debemos seguir. Mi padre me observa con esa mirada de soslayo con ira, lo que me saca del trance. —    Claro que acepto. Me coloca el anillo, y mientras lo observo siento que es el símbolo de una vida de infelicidad. Se pone en pie y me besa delante de todos los presentes, y esto es el sello de mi sentencia. Empieza a sonar una canción, me lleva a la pista de baile y empezamos a danzar en esta. Fueron mis últimos minutos de descanso y desasosiego, mientras avanzaba la noche un pésimo augurio resonaba en mi mente y se instalaba en mi corazón. Ya estaba agobiada con todas estas personas preguntando sartas de disparates que ni que ver con mis intereses. A las doce de la noche, la fiesta estaba en su apogeo y ya estaba cansada, me despedí para ir a dormir y mi padre asintió. Iván hizo que me despidiera con un beso, cuando nos besamos no siento nada, solo rechazo hacia él. Lo que me resulta contraproducente, puesto que he escuchado alguna vez a Ruth, nuestra cocinera, que con un beso eres capaz de sentir muchas emociones a la vez. Sin embargo, solo siento rechazo por el beso de Iván. Cuando estaba por subir las escaleras, Greta, una de las invitadas de esta noche, que conocí hace unas horas, me detiene. —    Airys ¿ya te vas a descansar?   —    Si, Greta estoy cansada.   —    Oh, no quisiera ser imprudente, pero me acompañarías al estacionamiento que se me quedo algo y no quiero ir sola.   —    Y ¿por qué tu marido no te acompaña?   —    Ay ya sabes cómo son los hombres, no quiso acompañarme. Por favor, solo serán unos minutitos. — me suplica con sus manos unidas.   —    Está bien vamos. Animadamente vamos camino al estacionamiento, el cual está lleno. —    ¿Dónde está tu auto?   —    Oh se me olvido, que llegué un poco tarde y que, por eso, tuve que estacionar fuera.   —    Ok, vamos antes que mi padre se dé cuenta, de lo contrario no me dejará acompañarte.   —    Está bien, vamos. Seguimos charlando. Salimos de mi casa, y empezamos a caminar hasta un carro sedan n***o. —    Sabes me caes bien. Lástima que, a pesar de ser de los nuestros, eres una traidora.   —    ¿Qué dices? — no entiendo a qué se refiere, y me empiezo a asustar. — Creo que ya me tengo que ir. — me agarra fuerte del brazo.   —     No vas a ningún lado. Te mataría aquí mismo, pero debo cumplir con mi misión y es de llevarte con vida hasta nuestro Rey.   —    ¿De qué hablas Greta?   —    Muy pronto lo sabrás y desearas no haber cometido traición.   —    ¿Traición de que…? — soy interrumpida por la presencia de alguien que se posa atrás de mí, cuando voy a gritar, me tapa la boca y me amordaza. Siento que me dan fuerte en la cabeza, y es cuando pierdo el conocimiento. Mi último pensamiento es ¿qué será de mí?  
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