Capítulo 6 El Rey Demonio

2782 Words
Narra Airys Me siento desorientada, trato de abrir mis ojos, pero no puedo. Después de intentar lo tanto puedo abrirlos, todo está oscuro y trato de incorporarme, sin embargo, siento el tintineo de metal chocando, lo cual me logra asustar. Aunque mi temor de hace un momento no es nada comparado como el que logro sentir cuando reparo en las cadenas que están sujetando mi pie derecho y mi mano derecha. Pero ¿por qué razón tengo el lado izquierdo libre de ataduras? No sé dónde estoy, trato de recordar y un dolor punzante se instala en mi cabeza, trayendo consigo la gravedad del asunto en que estoy metida. Única vez que no le hago caso a lo que mis padres me han prohibido, y justo pasa esto. Mi familia, ¿me estarán buscando? Creo que sí, porque tengo que cumplir con el compromiso con Iván. ¿Para qué me habrán secuestrado? Quizás para matarme o podría ser una venganza. ¿Qué hare? No tengo ni idea. Mejor dejo de hacer preguntas que solo yo por el momento puedo contestar. Escucho el sonido de unas llaves, la puerta es abierta, mientras estoy expectante de quien será y que querrá. Por ella entra quien me trajo a este lugar, Greta. —    Oh mira, ya la traidora esta despierta. — dice con claro gesto de odio hacia mí.   —    Gre…ta, ¿Por qué me… trajiste aquí? ¿Qué quieres… de mí? — le pregunto con dificultad ya que tengo la garganta seca.   —    ¿Que creían? que no seriamos capaces de dar con tu paradero, pues déjame decirte que se equivocaron. Y más tarde sabrás lo que deseas saber. Dice esto para luego salir y antes de cerrar la puerta me mira con rabia. — No soy una mala anfitriona, muy pronto te enviaré comida, no cre…— fue interrumpida por un hombre. —    ¿Alis? ¿Qué haces aquí? Tienes un prisionero ahí. — dice esto mientras me mira, para luego dirigirse a ella. — ¿Quién te dio el permiso para hacer esto? —indaga enojado.   —    Mmm…— se le escucha nerviosa. — Señor, sabe que su hermano nos envió a traer ante su presencia a la futura luna de la manada de los Turner…   —    Se lo que mi hermano les pidió, o mejor dicho ordeno. Y por lo que me tratas de explicar doy a entender que es ella, pero lo que no entiendo ¿Por qué esta aquí?     —    Bueno Leo y yo tuvimos que traerla a la fuerza como vera, Leo le golpeo en la cabeza y no podíamos llevarla ante nuestro Rey de esta forma y la encerré aquí para que no se escapara.   —    Me estás diciendo que secuestras a una mujer y la traes en esas condiciones aquí, y si le hubiesen ocasionado un daño irreversible. ¿Por qué no la llevaron al hospital? —¡Que extraño es este tipo! O sea, me mandan a secuestrar, lo hacen y se preocupa porque no me llevaron a un hospital por el golpe que me ofrendaron. Es para no creer.   —    Señor, debe entender que ella…—eleva su mano haciendo que la mujer haga silencio.   —    Ella nada. Puede que sea nuestro enemigo, pero es una mujer y merece respeto. Si estamos en guerra con su manada, es por culpa de ellos que crearon esa rebelión que acabo ajusticiando a mi padre. Esto no se quedará así, porque mi hermano lo sabrá y ya verás como los castiga.   —    Príncipe, por favor…—la vuelve a interrumpir.   —    Ya estoy cansado de decir que no me llamen así. Y nada, me la llevaré. ¡Suéltala! Veo como Greta obedece, que ahora sé que se llama Alis, porque ahora si lo tengo claro fueron con nombres falsos para que no pudieran dar con ellos. Por lo que creo que será más difícil que den conmigo. Este hombre intimida, es alto, claro y tiene unos ojos azules y bien profundos transmiten tanto dolor, sufrimiento y tristeza. Observa atentamente a Greta, Alis, mi secuestradora quien termina de liberar mi muñeca y sale del cuarto dejándome con este hombre desconocido. Siento un miedo lacerante por este desconocido. —    Tranquila no te haré daño, nunca podría, odio las personas que abusan de las mujeres. Estoy aquí para ayudarte, te llevaré con mi hermano. — me da la mano, dudo, pero luego le doy la mía y me ayuda a pararme. — Sígueme.   —    ¿Quién eres? ¿Qué quieren de mí? — no aguanto y le pregunto.   —     Soy Kaleb, en este lugar soy un príncipe. Odio ese puesto, por cierto, pero que le vamos hacer una vez se nace líder no hay como cambiarlo. — me sonríe. —  Te llevaré donde mi hermano y él te dirá lo que deseas saber.   —    ¿Tu hermano es como tú? — me mira con interés. — Quiero decir comprensible como lo eres, o tengo que esperar lo peor.     —    Tranquila, no te mentiré mi hermano es de armas a tomar. Cuando se le mete una idea en la cabeza no hay quien se la saque. No temas estaré junto a ti, sí.   —    Está bien. Me deje conducir de él para ver a su hermano. Pasamos por un amplio salón de estar, doblo hacia la izquierda y se detuvo cuando estuvimos frente a una puerta doble de madera. Kaleb tocó y no esperando respuesta se adentró a la estancia, donde un hombre estaba sumergido en unos papeles, sentado detrás de un escritorio, quien sin levantar el rostro sonrió y dijo: —    Sabía que tu enojo no duraría mucho, pero tengo curiosidad de saber que te hizo cambiar tan rápido de opinión. — su voz me erizo la piel, sentí como mi corazón empezaba con una danza impropia de él y mis ojos querían escudriñar y detallar vívidamente cada rasgo de este hombre. Mi mente solo pedía que se irguiera para poder verlo, y si es hermano de Kaleb debe de ser hermoso también.   —    Si dejo un momento mi orgullo a un lado, es por algo serio.   —    ¿Y que es eso tan serio que ocasionó que el príncipe, Kaleb, dejara su orgullo atrás? — Pues, si me miraras cuando hablo, ya te hubieses dado cuenta porque estamos aquí. — esto último como que le ocasiono curiosidad, porque frunció el ceño y levanto su rostro, su mirada paso de su hermano a mí en ella pude vislumbrar sorpresa y algo más que no pude percibir bien, puesto que enmascaro de inmediato su semblante. El lugar se sumió en un silencio tenso. Todo el tiempo me escudriñaba con su mirada, sonrió y luego borro su sonrisa. —    ¿Qué hace ella aquí? ¿Acaso es la mujer de la que me hablaste?   —    Deberías saber que hace ella aquí, puesto que eres el Rey. Príncipe, Rey, ¿a dónde rayos me trajeron? Me abran sacado del país y estoy en Inglaterra, España, puesto que ya en muchos lugares se han abolido estos términos y la monarquía. —    Déjate de chiste y respóndeme, porque si es ella desde ahora te digo que no consentiré…   —    Párale a tu carro. Sabes que me vale poco o nada lo que digas, puede que para muchos seas su Rey, pero para mí solo eres mi hermano mayor, una persona como cualquier otra. — respondió con claro deje de enojo. — Respecto a tu pregunta, no, ella no es de quien te hable. — Kaleb me mira y como si se acordara de algo se ríe. — Que descortés somos, siéntate por favor Airys. Procedo a sentarme y él se sienta en la otra silla. Mientras que su hermano lo sigue viendo interrogante. —    Concluyendo, ella está aquí porque dos de tus ineptos la trajeron. Al parecer es la luna de la manada Turner. — vuelven con esa misma palabra que no entiendo. Cuando Kaleb dijo esta palabra, no me pasó desapercibido que su hermano mudo el rostro, es como si estuviese cambiando no puedo negar que me dio mucho miedo, no entiendo la razón. —    Hermano deberías calmarte. — escucho que dice Kaleb.   —    Calmarme, no estoy alterado para hacer eso.   —    Claro que sí, estas cambiando y no entiendo la razón.   —    Quiero estar solo. — dice con una voz irreal para mí, muy escalofriante. Se levantó y nos dio la espalda.   —    No entiendo tu…   —    No escuchaste, QUIERO ESTAR SOLO. SAL AHORA MISMO. Y LLÉVALA A UNA DE LAS HABITACIONES REALES. — Kaleb miro su hermano como si no entendiera nada, y que me deja a mí que no entendí ni una palabra de lo que hablaron.   —    Tranquilo, ya me voy. Aunque no entiendo ¿por qué quieres ponerla en una habitación…? — se giró hacia nosotros y es mejor que no lo hubiese hecho, sus ojos estaban más rojo que la sangre y sus facciones estaban cambiadas.   —    ¿Es que no comprendes Kaleb? Que parte no entiendes para explicártela a golpes. — como si fuese posible su voz sonó más aterradora que antes, mi corazón dio un brinco de susto. Kaleb levanto sus manos y bajo la cabeza. — Esta bien, ya haré lo que ordeno mi señor el Rey. — dijo con arrogancia. Se dirigió a la puerta, y por inercia lo seguí. No dijo nada, yo tampoco solo me limite a seguirlo. Entre los dos le tenía más miedo a su hermano que no sé cómo se llama y solo sé que le dicen Rey. Mientras lo sigo me doy cuenta que la presencia del “Rey” me tenía intimidada, de mis labios no salió ni una vocal o consonante que denotara ninguna de mis emociones, lo único que hablo fueron mis expresiones faciales. Después de subir las escaleras, me condujo por el ala norte de la ¿mansión? Se detuvo en una puerta y se giró hacia mí. —    Lo siento mucho, no sé qué le paso a mi hermano. Aquí estarás segura.   —    Pero ¿Cuándo me podre ir?   — No lo sé, pero de algo si estoy seguro, que, si eres lo que pienso de mi hermano, nada malo te pasará y todos estarán dispuesto en dar su vida por la tuya. Ahora es mejor que entres a la habitación y no salgas de ahí, hasta que te vengan a buscar. — Kaleb, no quiero estar aquí. Fui secuestrada de mi casa, me alejaron de mi familia y arruinaron el día más importante para mí. — Lo siento tanto. Solo te pido que me prometas algo y te ayudaré con todo lo que quieras, obviamente que este a mi alcance. — ¿Qué quieres que te prometa? — Que no harás nada loco, como escaparte. — lo miré resignada y asentí. — Lo prometo. — Bien ahora me voy, debes entrar y no salir. Mandaré comida para ti. Con esas palabras se fue dejándome sola. Abrí la puerta y me introduje en esta habitación, la decoración es muy tétrica infunde mucho miedo, será adrede que me trajeran a esta habitación. El mensaje llego claro y fuerte, no sé qué fue lo que hice o porque estoy en esta situación. Algo si me queda claro y es que cuando tenga una oportunidad de escapar la aprovecharé.   Narra Rey Demonio No puede ser la mujer que me quito el aliento, semanas atrás en ese restaurant, ¿Esta aquí? Si, estaba frente a mis ojos, mirándome inquisitivamente. Mi hermano entro como siempre, y cuando insinuó que eran dos levanté mi rostro, ya me ha hablado de una joven que está saliendo y quiere formalizar la relación con ella. Cuando ese pensamiento llega a mí, no fui capaz de aguantarme y le pregunté si era ella. Sentí un alivio cuando negó esa suposición. Cuando dijo su nombre algo en mi maltrecho y oscuro corazón se movió, es el nombre más bello que he escuchado, Airys, el único nombre que de ahora en adelante significa mucho y el único que quiero proferir cuando estemos en la cama. Mi mente volaba imaginándose el futuro con mi némesis, mi alma gemela, y mis oídos intentaban escuchar a Kaleb, quien se ganó mi atención cuando dijo que mi mitad es la luna de la manada Turner, mi ira, celos, impotencia, rabia y todos esos sentimientos oscuros que me dominan me cegaron, estaba por perder el control, solo quería que mi hermano se la llevara lejos para no herirla debo calmarme para poder hablar con ella. Cuando salió, después de derribar unas cuantas cosas y destrozar otro par, me calme. No puede ser que perdí el control tan rápido, nadie me ha hecho perder el control como cuando escuche esa frase. Escuchar la conexión que mi alma gemela tiene con mi peor enemigo. No puedo permitirme esto más, mi padre estaría enojado. Yo soy Yeisir Sven Leclerd, hijo mayor del fenecido Rey de los demonios, por lo que ahora soy el temible Rey de los demonios, mi historia no ha sido color de rosa desde que estaba en el vientre hemos estado envuelto en guerra, con la familia Turner. El origen se remonta hace unos treinta y cinco años atrás cuando mi madre conoció a mi padre. Ella era su alma gemela, pero también era mate de Will Turner ex alfa, ella se escapó con mi padre porque se enamoró de él. Esto fue un duro golpe para su ego, desde ese momento prometió destruir nuestro territorio. Sin embargo, no encontraba la manera. Continuo su vida, tuvo otra compañera y de esa unión nació Ivan, el cual desde niño le inculco el odio hacia nosotros. Años más tarde, alguien asesino a su mujer, y nos echaron la culpa. El ex alfa siempre presenta una loba como si fuese su pareja, pero lo cierto es que no lo es. Nací unos años después de que mis padres se unieran, y crecí con rodeado de amor. Una noche un demonio de rango nos traiciono, era mi padrino, el mejor amigo de mi padre y socio, entrego la cabeza de mi padre, él lo mato y todo lo hizo para hacerse con nuestro reino; pero no conto con nuestra capacidad, huyo como un vil cobarde, pero sé que está aliado a ellos, aun buscan hacerse con el poder lo cual está muy cuesta arriba para ellos ya que me mueve la venganza y no descansaré hasta que todos paguen, eso… —    ¿Qué rayos fue eso? — mis pensamientos fueron interrumpidos por don no quiero ser un príncipe.   —    No quiero hablar Kaleb.   —    Yeisir, se quién es ella para ti y lo sé por cómo te comportaste con ella y como reaccionaste cuando te dije quién era.   —    Entonces si lo sabes ¿para qué vienes a fastidiar?   —    Solo vengo a decirte que seas paciente, ándate con pies de plomo y habla con ella. Si esta con Iván debe saber de los seres sobrenaturales, además de que es parte de nosotros al ser tu pareja y porque tiene energía demoniaca en ella. Creo que su padre o madre debe ser un demonio, aunque su humanidad succiono su lado demoniaco.   —    Si, lo sé. ¿A cuál habitación la llevaste?   —    En la habitación que queda al frente de la tuya. Pensé que querías estar lo más cerca posible, la hubiese puesto en tu habitación si no es porque ella te teme.   —    Gracias, si lo note. Casi me transformo a mi forma demoniaca delante de ella. — Digo frustrado.   —    Bueno, me voy. Pedí que le llevaran comida. Ah, tengo que decirte algo importante. Asiento y comienza a decirme quien trajo a Airys aquí y como, pedí que la trajeran, pero no que le hicieran daño. Tendré que hablar con Leo y Alis. Cuando me sentí más preparado para hablar con ella, ya era de noche y las estrellas brillaban en su esplendor. Voy directo a donde está, cuando abro la puerta la descubro descansando, debe de estar agotada. Me acerco y me siento en la cama, no me contengo y acaricio su rostro, tan suave al tacto que dan deseos de seguir tocándola. Me acomodo en la cama lo más despacio que puedo y la observo atentamente, delineando su rostro y memorizándolo para que quede grabado con fuego en mi mente y corazón. La abrazo y siento como una corriente atraviesa mi cuerpo, y es ahí cuando sé que ya estoy perdido. Nunca creí en lo que mi madre me contaba, que conocería a mi alma gemela y que con ella entendería lo que es sufrir de verdad o amar con intensidad, solo espero que la última opción sea nuestro destino.                  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD