Capítulo 15

1427 Words
Gómez tomó con cuidado a Catalina en sus brazos, Doris y Nora lo siguieron de cerca mientras él la llevaba hacia su habitación. -¿Esta muerta mamá?- dijo Nora con lágrimas en sus ojos. -No digas tonterías- la reprendió Doris -Esto es grave debemos llamar al médico de cabecera- balbuceo Gómez mientras la dejaba suavemente sobre la cama- Don Emilio no va a estar contento- se pasó ambas manos por la cabeza con preocupación. Doris subió de inmediato y le marcó a Grand, el médico de cabecera de Don Emilio. En menos de 20 minutos el Dr. Grand estaba examinando a Catalina, Doris jugaba nerviosa con sus dedos mientras el médico la revisaba. Luego de escuchar su corazón, comprobar sus pupilas y tomarle el pulso, concluyó. -Está sedada con un somnífero muy potente, necesitamos ponerle suero para disolverlo en su sangre- Doris saltó en su puesto y quedó dispuesta a lo que el doctor le fuese a pedir. Grand sacó de un maletín; la bolsa de suero, alcohol y una aguja mariposa. Con dos movimientos hábiles le colocó la vía en el brazo de Catalina. -Dormirá por dos o tres días, tuvo suerte, una porción de somnífero más y no contaríamos la misma historia- Doris se llevó ambas manos a su boca para acallar un gemido. El médico ordenó todo, y cuando estaba dispuesto a marcharse preguntó. -Doris ¿ tienes idea de si ella consumió los medicamentos por su propia voluntad?, o ¿será que alguien se los dio a escondidas? -La encontramos desmayada en el salón de baile, se que estuvo todo el día trabajado allí sola. Grand asintió con la cabeza y se acomodó sus gafas. -Llámeme si se presenta cualquier cosa, mañana por la tarde vendré a revisarla -Gracias Doctor- Doris lo guía hacia la salida, Nora y Gómez estaban esperando en el pasillo cuando vieron salir al doctor. -Doctor, ¿mi amiga vivirá?- preguntó de forma inocente y desesperada Nora Grand la miró con ternura. -Así es pequeña, ella estará bien. Pero debes cuidarla mucho -Lo haré- respondió solemne Nora Jessica logró escuchar desde su puerta entre abierta, la última frase del doctor “Ella estará bien”, apretó con fuerza su mandíbula y cerró su puerta. Doris y Nora volvieron a la habitación de Catalina, y se quedaron velándole el sueño. Estaban muy preocupadas por su estado y no se permitieron separarse de ella ni un segundo, mientras tanto Gómez volvió a su pieza, angustiado por encontrar la manera de contarle a Beltrán lo sucedido, ya era bastante tarde y decidió llamarlo al día siguiente a primera hora. Por suerte Catalina mejoraría. El ruido de la puerta abrirse despertó a Doris y a Nora, se asustaron tanto al ver a un hombre parado junto a Catalina, que Nora lanzó un aullido de miedo. Doris se levantó y encendió la luz. -¡Don Emilio!- dijo con sorpresa Emilio la miró y no le respondió, si no que se agachó y le tomó la mano lánguida a Catalina, y la apretó entre sus manos fuertes. -¿Quién le hizo esto?- dijo con una voz ronca que asemejaba al mismo diablo reclamando. Doris empalideció, y sintió mucho susto como nunca en su vida. En los años que llevaba trabajando para don Emilio, jamás lo había visto de esa forma, ni siquiera cuando asesinaron a su esposa. -N-no lo sabemos Don Emilio El crujir de los dientes de Emilio se escuchó hasta el pasillo. -Váyanse a su cuarto- ordenó sin dejar de mirar el rostro dormido de Catalina. Doris tomó rápidamente el brazo de Nora y juntas salieron de la habitación. Beltrán se arrodilló junto a la cama, y apoyó su cabeza en la mano de ella. Las lágrimas de angustia y preocupación no tardaron en llegar, se había jurado cuidarla y protegerla, y no había cumplido. Ahora por su culpa ella estaba así, luchando por su vida. Sintió tanto coraje, que tuvo ganas de ir cuarto por cuarto buscando al responsable, no le importaba hacerle daño a alguien más, por que estaba seguro que el culpable vivía bajo su mismo techo. -Esto no se quedará así mi dulce Catalina- dijo con un hilo de voz. Catalina durmió día y noche, incluso su cumpleaños lo pasó inconsciente. Doris iba cada 2 horas a revisarla, asearla y cambiarla de ropa, y el Doctor Grand pasó a diario para comprobar la evolución de Catalina, siempre se iba diciendo que en cualquier momento despertaría, pero ella no lo hizo. Así pasaron 3 días en que Catalina estuvo envuelta en un largo sueño. Dentro de la cabeza de Catalina, ella no estaba inconsciente, si no que estuvo siempre soñando, con su madre, su hermana y su antigua casa. Se veía yendo al colegio y paseando una y otra vez por la ciudad. Luego todo se volvía n***o y ella aparecía en la mansión, veía a don Emilio, pero no como una persona mayor, si no como un muchacho mucho más joven. Era apuesto y cautivador, Catalina se enamoraba perdidamente de él, y le entregaba su tesoro más preciado, su virginidad. Cuando estaba en medio de su propio cuento de hadas, apareció de pronto, debajo de sus pies, un hoyo profundo y n***o y sin poder aferrarse a Beltrán ella se cayó en las profundidades del hueco. Abrió los ojos jadeando, y ahogada con su propia emoción, “¿se había caído dentro del hoyo y había muerto?”, “¿estaba ahora muerta?” Se removió adolorida, le pesaban las piernas y los brazos, y la espalda se le partía. Abrió con mas fuerza los ojos, y comprobó que estaba de vuelta en su habitación dentro de la mansión. Hizo un puchero y deseó poder volver a su sueño. -¡Dios mío Catalina!- Doris había ingresado por la puerta cargada de sábanas limpias y toallas, arrojó todo al suelo y corrió para abrazar a la muchacha. -Doris, ¿Qué me pasó?- dijo confundida -Estuviste dormida 3 días y 3 noches, creíamos que nunca despertarías -Me hubiese gustado no despertar, tuve un sueño tan hermoso- respondió con ingenuidad -¿Te sientes bien?- Doris le tocó el rostro y las manos -Me duele un poco la espalda -No te muevas, vuelvo enseguida- Catalina obedeció, y mientras esperaba que volviera Doris, comenzó a mover sus dedos y sus pies para recobrar el calor. En eso apareció Beltrán solo en su habitación, cerró la puerta y la miró. -¿Cómo estás pequeña? -Me siento bien -Lamento que te sucediera esto -No es su culpa Beltrán pensó en silencio que todo si era su culpa. -Te aseguré que aquí estarías a salvo, y no cumplí Catalina lo miró confundida. -Usted no me debe nada, soy yo la que está pagando una deuda Emilio se sintió miserable. -¿Qué día es hoy?- ella cambió el tema -Miércoles Catalina hizo un puchero. -¿Estuve dormida para mi cumpleaños? -Así es, pero no te preocupes si mañana te sientes mejor me gustaría entregarte tu regalo de cumpleaños. Catalina levantó la vista, que la tenía nublada por las lágrimas, pero los labios enarcados no se le borraron con esa promesa. Beltrán al ver que ella no recuperaba su ánimo le comentó algo más. -Saldremos de la mansión- los ojos de la pequeña brillaron -¿Es verdad? -Es verdad La sonrisa apareció de inmediato en la boca de Catalina, y como si le hubiesen dicho que salió el sol después de la tormenta, ella se sintió emocionada. -Estaré bien para mañana, lo prometo- sentenció Beltrán sonrió. Catalina fue examinada una vez más por Grand, para comprobar que estuviese en perfectas condiciones. -¿Ella puede viajar mañana?- le preguntó Beltrán a Grand dentro de su despacho. -Si puede, pero podría tener algunos mareos leves. Solo hay que tener ojo con eso Beltrán asintió. -Te agradezco que me llamarás -Se lo importante que es esta pequeña para ti. ¿Sabes quién podría estar detrás de esto?- preguntó Grand mientras se servía un vaso de whisky -No lo sé, pero lo averiguaré. Ya tengo a Gómez revisando las piezas de todos los sirvientes, seguro que el culpable tiene aún bajo su poder el somnífero -¿Y si no es de la mansión? -Lo es, nadie más sabe de la existencia de Catalina, el culpable vive entre nosotros. -¿Y que harás cuando lo encuentres? -Lo torturaré hasta morir Grand tragó el whisky con dificultad y luego asintió. Sin duda, era mejor tener a Beltrán de amigo que de enemigo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD