Él se rió y abrió su menú. —No soy. Tengo abogados para hacer los aspectos legales, a veces es incómodo cuando básicamente he cerrado el trato, me he dado la mano y luego la redacción final pone un freno al proceso—. Hizo una pausa y tomó un sorbo de su bebida. —De todos modos, cosas aburridas, no es de lo que quiero hablar ahora—. —Es cierto, sé lo que es querer dejar el trabajo al final del día—. —¿Puedo tomar tus órdenes?— El camarero había vuelto con la cola de Janice. —Tomaré jamón y piña, por favor—, dijo Janice. —Un festín de carne para mí, con ensalada. En realidad, haz esas dos guarniciones de ensalada—. —Sí, señor.— —¿Te gusta la ensalada?— ella dijo. —También tengo uno para ti. Necesitas algunas verduras con tu comida—. —Guau.— Ella sacudió la cabeza y lo miró fijamente.