Darle el recorrido por toda la fábrica, me toma al menos dos horas, donde me encargo de explicarle el proceso para la creación del chocolate. Él me escucha con atención, dedicándose a mover su cabeza a cada cierto tiempo, o a preguntar algo cuando le ha quedado alguna duda. En todo nuestro recorrido, no volvió a mencionar absolutamente nada con respecto a nuestra noche en París, incluso, aquella caminata la llegué a sentir como algo muy profesional, donde lo veía intercambiar palabras con algunos de nuestros colaboradores, quienes incluso, le daban a probar del chocolate, con tal de llegar a caerles bien. Podía ver en las expresiones de Alek, que se encontraba bastante emocionado por estar ahí, casi podía ver las actitudes de un niño pequeño cuando llega a tener un nuevo juguete, uno c