—El nuevo jefe está encerrado en la oficina con los Boris. Es lo primero que me dice Myla, la asistente del señor Boris, en cuanto me acerco a su escritorio. La guapa pelirroja sonríe con amplitud, para luego morder su labio inferior. —Y es guapísimo, mucho más joven que el señor Boris, ahora sí que me darán muchas ganas de venir a trabajar —la chica se abanica el rostro con una mano de forma exagerada, lo que me provoca reír—, y es que ese acento que tiene… ¡Dios! Casi provoca que se me mojen las bragas con solo escucharlo, ¿Qué tengo que hacer para convertirme en su amante? —Ve más despacio, Myla —la detengo al guiñarle un ojo—, que puedes golpearte de frente ante una dura pared. —No, si es que cuando lo veas, me darás la razón, estoy segura que ese hombre sí que te hará olvidar por