Capítulo 23

1673 Words
Hitomi trata de lanzarse hacia mi y con rapidez me hecho hacia atrás a la vez que Inuyasha reacciona y la agarra. Sus ojos destilan tanto odio que es la primera vez que la veo de esa manera, parece que todo su control acaba de irse a la borda mientras no aparta sus ojos de mi. Miro una vez la pantalla de mi celular buscando de esa manera que toda esa información desaparezca y que todo sea una mentira, pero no. En la foto aparezco pegada a la pared con las piernas enredadas en Inuyasha y este me sostiene por el culo a la vez que nos besamos como si quisiéramos todo del otro. Mis manos están posadas en su cabello. Es de esta manera que sin drama y todo las especulaciones de ser un matrimonio falso muere. Una lluvia de comentarios abarca la noticia y me pongo roja al leer solo tres, si, Inuyaasha y yo estamos follando como conejos en celo según los medios. Esto cada vez se pone mejor. Aparto el teléfono y miro a Hitomi quien a comenzado a llorar mientras se abraza a Inuyasha, giro mi rostro y veo a Kikyo mirarme con algo que desconozco. Le regalo una sonrisa para que la cara de preocupación desaparezca. —Ellos querían descargar la tensión — murmura Naraku. —Inuyasha dime que no te acostaste con esa perra — llorique Hitomi. —Perra tu abuela, zorra necesitada — no soy muy violenta verbalmente, pero ella tampoco tiene el derecho a insultarme. —¿Cómo quieres que te llame cuando te acuestas con un hombre comprometido? —Pregunta ella mirándome como si fuera superior a mi. Me rio descaradamente en su cara. —Claro, por eso hay papeles que lo llaman mi esposo, cierto un hombre comprometido — murmuro con ironia. —¡Hitomi ya basta! —Grita Inuyasha dejando todo en silencio — no me he acostado con Kagome porque no queremos, no te debo lealtad, sabes que eres importante para mi, ya lo hemos hablado, pero ahora ella es mi esposa y no debes insultarla, debes mantener respesto por ella — veo sus ojos llenarse de lágrimas y seré una perra, pero me hace sentir bien que la pongan en su lugar. —Pero Inuyasha — su labio tiembla. —Hitomi—el suspira y deja un beso en su frente—es lo que hay, hasta que ganemos ese concurso ella y yo seguiremos juntos le guste a quien le guste, Kagome frente a todos es mi esposa y me siento un poco decepcionado de ti, de alguna manera traionaste este secreto que es parte de todos contándole a los medios—ella lo abraza. —Pero te amo Inuyasha—me mira—algo que ella jamás hara—murmura—¿no has visto todo lo que ha hecho para destrozarte? Esa mujer no merece nada de ti mi amor—me siento incómoda con todo este amor siendo declarado. —Al parecer estas muy inconforme con que yo sea mejor que tú—murmuro. —¡Perra roba hombres!—grita enfurecida. —Insúltame otra vez y te irás sin tus malditas uñas y cabello—amenazo sintiendo la furia estenderse por cada célula de mi cuerpo. —Kagome, no caigas en sus provocasiones—advierte Sesshomaru quien muy inteligentemente no ha soltado a Rin, ella tiende a ser muy problemática. —¡Hitomi basta!—le grita Inuyasha luciendo molesto—todo este show que estamos dando no debería ser asi, j***r, deja esto por favor—él suspira luciendo agotado. —Pero amor—Kikyo siendo cruel se rie un poco. —Perdon, sigan el diálogo de novela barata que llevan—dice y Naraku parece fascinado con ella. —¡Kikyo!—gritan todos a la vez. —¿Qué? Todo este drama solo provoca que quiera reírme—dice con tranquilidad—al final es Inuyasha quien debe tomar una decisión y por más que llores si él toma una donde no te incluya debes aceptarla—dice con fingida pena. —Eres una... —Hitomi, tu y yo debemos hablar a solas—él le indica que salgan y me dejo caer en la silla. Sesshomaru y Rin acuden a mi como dos viejas chismosas en busca de información jugosa para sastifacer sus vidas. —No hablaré del tema—es lo que digo al ver las intenciones de ambos. —Aguafiestas—murmura mi mejor amigo y me saca la lengua. Muy maduro Sesshomaru. —Por Dios Kagome, deberías ser buena y darnos información—dice luciendo muy hambrienta de ella. —De verdad chicos, de lo menos que tengo ganas ahora es de hablar de esos dos—Kikyo se acerca y me mira. —¿Qué es lo que te pasa relamente Kagome? Pareces afligida y solo te vimos una sola vez asi y fue cuando... Todos quedan en silenio y suspiro. cierro mis ojos para descansarlos un poco. —Me iré a casa, realmente estoy agotada—Sesshomaru se levanta. —Iré contigo—le sonrio. No decimos nada en el trascurso y mucho menos cuando todos los periodistas nos abordan con preguntas. Sesshomaru me acompaña en silencio hasta la casa. —¿Me dirás que tienes?—pregunta mientras juega con sus dedos sobre el volante. Miro la casa sin querer entrar. —Me siento... Rara respecto a tu hermano—confieso, Sesshomaru fue quién más me comprendió a la partida de Inuyasha. —¿En qué sentido Kag?—pregunta y muerdo mis labios. —Estoy... Recordando mucho el pasado, creo que sin darme cuenta yo... Uhmm, me estoy encariñando con él—confieso—¡pero es solo un poquito!—agrego rápidamente. —¿Y qué hay de malo en eso?—muerdo mis labios y lo miro mal, esa si que fue una pregunta estúpida por hacer. —Dejame pensar... ¡Todo!—grito—él me abandonó, se fue, me dejó. Todo está mal con encariñarme, además, ya lo escuchaste, solo estamos fingiendo hasta que se acabe el concurso—Sesshomaru me sonríe dulcemente. —Kagome, ¿alguma vez olvidaste realmente los sentimientos que tenías por Inuyasha?—abro mis labios y no digo nada. —Claro—murmuro finalmente. —Yo creo que nunca lo haz hecho, si hubiese sido así aún no te dolería su traición, sin embargo, mira, es la razón por la cual todos los llamamos esposos—dejo caer la cabeza hacia atras sin ánimos de nada. —No creo que me guste aún, solo busco a mi mejor amigo en él—giro para ver a Sesshomaru. Él me da una amplia sonrisa pícara. —Claro, las fotos demuestran que buscabas tu mejor amigo que vive cubierto por los pantalones de mi hermano—abro los labios sorprendida. —¡Sesshomaru!—chillo cruzándome de brazos. —¿Qué? Sabes que tengo toda la razón—se encoje de hombros—creo que deberías hablar con Inuyasha, Kag—muero mis labios de manera nerviosa—nunca cerraron por completo esa etapa en la vida de ambos, simplemente actuaron como dos niños berrinchudos—bien, creo que no me gusta que Sesshomaru tenga la razón—ustedes no se miraron a la cara y confesaron lo que pasó. Tú diste por hecho que él te abandonó, pero ¿y si no fue así? Hablan mucho de su amistad, pero fue tan sencilla de romper y ¿sabes cuál fue la razón? Que en realidad ninguno de los doa confiaba lo suficiente en lo que sentían por el otro—termina de decir suspirando—los sentimientos ocultos fue lo que la hizo tam débil. Ese miedo a que Inuyasha se entere lo que sentías fue lo que causo que no confiaras en él—suspira nuevamente. Me quedo en silencio y analizo las palabras de Sesshomaru. Él tiene razón, cuando Inuyasha se fue simplemente me concentré en que desapareció sin decir nada, en que pronto subía fotos con otra chica y que nunca más me habló. Yo simplemente lloré, sufrí y prometi convertir en odio todo lo que sentía por él, por dejarme sola, por apartarme. Nunca pedí una explicación e Inuyasha tampoco me dio una jamás, ambos ignoramos esa conversación que debió suceder hace mucho tiempo. No tuvimos confianza en el otro y es cierto. Sesshomaru tiene la razón en todo lo que dice, pero hay una parte de mi que no quiere dársela, no quiero aceptar que pierdo porque entonces habrá una pequeña esperanza en mi corazón y no la quiero. No quiero ser la tonta Kagome que se iluciona para que otra vez le rompan el corazón. A pesar de todo, no soy tan fuerte como para volver a sentir lo que es tener un corazón roto. —El me abandonó—murnuro luego de unos minutos sumidos en un silencio total—¿qué justificación puede tener? Inuyasha simplemente se fue sin decir a donde iba. ¿Sabes lo que sentí? ¡No sabes! No sabes lo que sentí cuando supe que tenía un boleto para irse lejos y solo me enteré cuando ya no estaba en el país. Solo lo supe cuando se fue, lo llamé, le escribí y él solo me dijo adiós, no quiero nada que tenga que ver contigo de nuevo. No sabes como mi mundo cayó... No lo sabes Sesshomaru—mi voz suena un poco rota—tu hermano no tiene justificación para lo que me hizo. Confié en él para nada, solo para probar lo que es tener un corazón roto—Sesshomaru me mira en silencio. —Sé que siempre has tenido la duda de lo que pasó aquella vez Kagome, así que está en tus manos si seguir igual o saber la verdad—ruedo los ojos. —¿Qué verdad sería esa? Solo serían mentiras por parte de ese idiota—me río sin una pizca de humor en mi—él es un experto en hacer creer cosas que no son verdad—Sesshomaru niega como si yo fuese una causa perdida. —Eres tan terca—lo miro a los ojos. —Cambiemos de tema, ya hablar de tu hermano me enferma tanto como ver a su novia—él ríe fuerte. —Deberías trabajar un poco tus celos cariño, son muy notables—abro los labios con sorpresa. —¡Yo no estoy celosa!—chillo sin creer que él lo haya dicho. Sesshomaru ríe con más ganas y hago un puchero de enfado. Él levanta las manos y pellizca mis mejillas logrando que sonría. —Lo estás, ustedes son tan obvios y ciegos—murmura con fastidio. —¿Cómo tú y Rin?—ataco para molestarlo. —Ese es el caso, entre ella y yo no pasa nada—veo sus ojos desviarse—entre Inuyasha y tú si, y cosas fuertes—lo hago mirarme. —¿Qué pasa contigo y Rin?—niega lentamente. —Nada, ella es una experta en mandarme a la mierda—confiesa—por cierto, ¿qué está pasando entre Miroku y Sango?—pregunta y frunzo el ceño—Miroku se veía interesado por ella y de pronto lo veo con una mujer diferente cada día y a ella con un chico que recuerdo haber visto, pero no sé en donde—suspiro. —Bueno, tendré que hablar con ella—él me mira. —Y con Inuyasha también, deja el orgullo, puede que por ese orgullo ambos pierdan algo maravilloso—bajo del coche. —Ya veremos que se hace—él enciende el coche—Sesshomaru—me mira y le regalo una sonrisa—muchas gracias, te adoro—me guiña un ojo. —Eso se debe a que soy el mejor—me alejo viéndolo marchar. Si, él es el mejor.
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