JENNY
Intenté tomar el mando, pero gruñó de forma tan amenazadora que retrocedí y me quedé mirando.
Ambos lobos luchaban, cada uno sin dejarse ganar. Audrey iba a por el bajo vientre, la carne blanda, pero por supuesto el lobo de Arcángel fue a por nuestra garganta. Le sacamos un trozo de carne, pero nos agarró por el cuello.
Seguimos chasqueando la mandíbula a cualquier cosa. Tratamos de ir por sus piernas, pero gruñó y apretó más.
Él gruñó, diciéndonos que cumbre, pero tanto yo como mi lobo son tercos. Gruñimos e intentamos quitárnoslo de encima, pero nos empujó hacia abajo con sus patas delanteras y tenía una pata en nuestro hombro, con la otra en nuestro hocico, impidiéndonos chasquear con él.
Volvió a gruñir y apretó más, sentí la sangre rezumar de nuestro cuello, y sentir la presión de todos sus afilados dientes. Volvimos a gruñir, pero volvió a apretarnos hasta el punto de que si iba más lejos, o si nos movíamos, podía acabar con nuestra vida.
Mi lobo gimió mezclado con un gruñido, pero el lobo Arcángel gruñó de nuevo dándonos nuestra última advertencia.
“Lo siento” Ella susurró y gimió y se tumbó flácida, haciéndole saber que la cumbre.
Yo no le dije nada, solo me quedé atrás observando, sin querer salir.
Arcángel desencajó la mandíbula y nos lamió el cuello. Nos levantamos y corrimos hacia el camino por donde habíamos venido.
La sentí llorar, aspirar aire intentando recuperar de nuevo la respiración. Ella zigzagueó por el bosque para que él no la siguiera, y de algún modo acabamos en un arroyo.
Se abrió paso por el borde y miró hacia allí. Siguió caminando hacia él, hasta que nuestras patas delanteras se hundieron en el agua. Ambos miramos nuestro reflejo y vimos un lobo color cobre con ojos grises. Giramos el cuello y vimos que nuestro pelaje estaba enmarañado con sangre seca y con cada uno de los dientes nos hizo un agujero en el cuello.
“Lo siento Jenny, yo... sinceramente no sé lo que estoy haciendo.”
Nos hizo tumbarnos hasta que el agua nos pasó por el hocico y medio cuerpo en el agua.
“No tengo palabras, Audrey.”
Gimoteó ante mi comentario, pero es verdad. No tengo nada que decir. ¿Cómo podría? Ella acaba de desafiar a un Alfa, el más temido y poderoso Alfa en una pelea que sabía que nunca ganaría.
Ya hizo cumbre con su lobo, ahora es solo cuestión de tiempo hasta que tenga que hacer cumbre con él en forma humana. Él sabía que no era yo, nos miró a los ojos todo el tiempo, así que él y su lobo saben que no era yo.
Cerró los ojos y lentamente volvió a mi mente. Me empujó hacia adelante hasta que tuve el control total.
“Lo siento.” Ella me bloqueó y se quedó en el fondo de mi mente. Me levanté y caminé más en el agua y sumergí mi cabeza y me sacudí. Me froté el cuello contra una roca, pero grité cuando el dolor me subió por el cuello. Saqué la cabeza y salí. Me sacudí el pelaje y troté por la hierba hacia el camino que lleva a su casa.
Miré a mi alrededor y no se le veía por ninguna parte, ni siquiera a los miembros de su manada. Olfateé el aire y nada olía igual, así que supe que estaba en los límites de alguien. Corrí hacia adelante y volví sobre mis huellas y volví al arroyo y volví sobre ellas hacia su casa. Su casa estaba a la vista y avancé.
Empujé la puerta con el hocico, pero estaba cerrada, gemí y miré a mi alrededor. No había nadie, así que rápidamente abrí la puerta y entré corriendo, pero cuando cerré la puerta y subí corriendo las escaleras, choqué con su fuerte pecho desnudo. Sus brazos rodearon mis caderas, pero con el contacto ambos caímos. Caí encima de él y él cayó de espaldas.
Lo miro y veo que sus ojos son azules, así que sé que su lobo está fuera. Él gruñó cuando su espalda hizo contacto con el piso donde yo solo deje salir un sonido 'oomph'.
Me levanté rápidamente y accidentalmente pisé su mano. Subí las escaleras y corrí hacia su armario.
Rápidamente, cogí una camiseta y sus pantalones cortos de baloncesto. Cuando abrí la puerta, él estaba allí.
Mirándome fijamente con ojos azules helados, desnudo y tenso.
—No lo hagas. Nunca. Nunca. Otra vez—. Dijo mientras su voz contenía una amenaza.
Asentí y pasé a su lado. Me agarró del codo y tiró de mí hacia él.
—Y nunca. Nunca. Salgas corriendo de los límites compañera—. Me soltó el brazo y se marchó.
“Tenemos que salir de aquí” Dije mientras buscaba un teléfono por la habitación. No recibí respuesta, pero no me importó.
Salí de la habitación y caminé por el pasillo. Pasé las escaleras, y caminé más abajo y encontré tres puertas. Una era súper grande así que supuse que era su oficina porque Dakota iba a llegar a la oficina de Alpha Ian.
Así que crucé esa puerta y entré en la puerta de la derecha. Era todo libros. Caminé más adentro y los libros amontonados en los pisos debido al espacio estrecho en los estantes estaban demasiado llenos. Había un sillón junto a una ventana al final de la habitación. Miré hacia arriba y vi que tenía un techo de cristal.
Empezaba a oscurecer y las estrellas empezaban a salir de su cubierta azul que ocultaban durante el día. Suspiré e hice una nota para visitar aquí mañana mientras busco un teléfono mañana también.
Suspiré y salí y cerré la puerta lentamente. Me dirigí hacia el baño y me miré el cuello. Tiene el mismo tono morado intenso que tenía cuando me sacó de mi tierra.
La sangre se seca alrededor de la marca de los dientes de su lobo y no me atreví a tocarla, así que caminé hacia la cama y dejé que la oscuridad se hundiera en mis ojos.