CAPÍTULO 2

1488 Words
JENNY Bien. Hoy me levanté con una sonrisa en la cara, me duché rápidamente y me vestí con unos pantalones cortos de cintura alta, un crop top y unas sucias chucks negras. Bajé las escaleras, desayuné y salí corriendo por la puerta. Corrí hacia la casa de Dakota y entré sin llamar. —¡DAKOTA!— Grité mientras corría escaleras arriba y me precipité en su habitación. Abrí la puerta de golpe pero oí ronquidos. Sonreí para mis adentros y vi la mitad de su cuerpo colgando de la cama con la boca separada y el pelo revuelto con la mano apoyada encima del pelo. Estaba sin camiseta, así que vi ese bonito paquete de seis y él estaba en calzoncillos. “Es asqueroso. ¿Por qué te gusta él en vez de tu pareja?” Mi lobo Audrey dijo. “Cállate, lo voy a asustar.” Dije poniendo los ojos en blanco. “Como quieras.” Me acerqué lentamente a él y me puse al borde de la cama. No tiene ni idea. Me puse en cuclillas y luego salté. Salté como una estrella y aterricé justo encima de él. Aspiró y enseguida sus manos me rodearon. —¡Q-qué coño!— Dijo con una voz profunda y sexy. Me reí entre dientes. —Levántate alfa, tenemos deberes que atender—Dije sonriendo. Abrió los ojos y parpadeó varias veces. —¿Qué coño estás haciendo aquí Jenny?— Dijo empujándome y levantándose. —Mis padres ya se fueron a la casa de la manada y también lo hicieron tus padres y los de Maddox. Todos se han levantado esperándote. Así que levántate. Me dedicó una sonrisa descuidada y se frotó los ojos. —Ya me he levantado. —Sí. Gracias a mi. Ahora date prisa, que quiero ir a pasear como una Luna—. Dije sentándome en el borde de su cama. —Como quieras—. Luego se dirigió al baño y cerró la puerta. * Maddox y Dakota caminaban delante de mí sacando pecho y yo detrás de sus altas figuras. Intenté ponerme en medio, pero ellos siempre me cerraban el paso. Suspiré y caminé detrás. Caminamos por la ciudad, mientras la gente decía —hola—, o —buenas tardes—. El Alfa Zeke, llegó temprano en la tarde con su Beta Ajax y su tercer comando Blaze, con sus compañeros. Su manada siempre empezaba una guerra. Siempre empiezan una cuando tienen la oportunidad. Así que venir aquí por nuestra sabiduría les ayudaría mucho para un plan inteligente. “Algo se acerca. Y viene rápido.” Dijo Audrey. Fruncí las cejas. ¿Qué? No me contestó, simplemente me bloqueó. Son como las siete de la tarde así que el sol se está poniendo de color rosa en el cielo. Sonreí al cielo y subimos las escaleras de la casa de la manada. —Si esto es lo que se siente al ser un Beta, ¡entonces es una mierda! ¡Ni siquiera puedo hacer nada a menos que me lo digas!— Maddox dijo mientras le daba a Dakota un empujón en la espalda. —¿¡Crees que eso es aburrido!? ¡Tengo que hacer todo tipo de papeleo e ir a ver entrenar a los guerreros!—. Dijo dándole un tirón de pelo al final. La puerta se abrió y el Alfa Ian y el Alfa Zeke salieron con su Beta y su tercer comando siguiéndoles de cerca. Dimos un paso atrás y les hicimos a ambos una reverencia y nos pusimos de pie. —Hola, Alfa. Hola, Alfa Zeke. El Alfa Ian me dedicó una sonrisa mientras que el Alfa Zeke me hizo un gesto con la cabeza. —Te agradezco una vez más que hayas venido a pedir ayuda a mi manada—. Alpha Ian le dijo a Alpha Zeke mientras bajaban las escaleras y bajaban al camino de entrada donde Alpha Zeke aparco dos coches negros. Seguimos detrás de sus betas y sus terceros comandos. —Es un placer ayudar, y también es un privilegio que ustedes estén ayudando en nuestra manada—. Dijo el alfa Zeke mientras estrechaba sus manos y luego acercaba a su compañero a su lado. Me dolió el corazón al ver su unión. Sonreí cuando el Alfa hizo lo mismo con nuestra Luna. El alfa Zeke y sus superiores se dirigieron hacia sus coches y subieron a ellos. Les dijimos adiós con la mano y se marcharon. —Bueno, eso fue mejor de lo que esperaba—. Dijo el Alfa Ian mientras besaba a nuestra Luna en la frente. Mi padre suspiró fuerte y abrazó a mi madre. La mamá de Maddox abrazó a Maddox y luego besó a su papá. Sonreí y miré al cielo. Las estrellas empezaban a aparecer, pero aún había luz. Algo no se siente bien. Mi lobo dijo entonces bloqueándome otra vez. Tenía la sensación de que nos estaban observando, pero sentía que mi piel se calentaba a cada segundo. Miré a mi alrededor y lo único que vi fue gente caminando por sus casas o por el bosque. —¿Estás bien?— me dijo Anthony. —No. Algo va mal. Puedo sentirlo y mi lobo puede sentirlo—. Dije mirándolo y viéndolo mirar a su alrededor y luego de vuelta a mí. —Espera.— Se alejó de mí y fue a hablar con papá y luego con el Alfa Ian. Ambos acercaron a sus compañeras y Alfa susurró algo a su Beta y él hizo lo mismo con su compañera. Ella asintió y caminó hacia nuestra Luna y luego hacia mi madre. Se alejaron, pero mi madre me hizo señas para que la siguiera, pero el alfa Ian me llamó. —Jenny. ¿Qué está pasando?— Dijo mirando a su alrededor. —No lo sé, Alfa, pero mi loba sigue diciéndome que algo malo se acerca y siempre me bloquea antes de que tenga la oportunidad de interrogarla—. Dakota vino a mi lado y puso su mano en la parte baja de mi espalda mientras Maddox se mantenía firme contra mí. —Probablemente, no sea nada—. Luego se alejó de mí y se dirigió hacia donde se había ido su compañero. Mi padre y el padre de Maddox le siguieron. “Está aquí.” “¿Qué?” Me bloqueó de nuevo y dejé escapar un suspiro frustrado. —¿Y ahora qué?— preguntó Maddox. —Mi lobo dijo 'él está aquí'. Aunque no sé qué significa. —¿Qué? Eso no tiene sentido—. Dakota dijo. —¡DAKOTA!— Alpha Ian gritó. Giramos la cabeza hacia él y lo vimos irrumpiendo hacia nosotros con papeles en las manos. Mi cara palideció mientras Dakota hacía lo mismo mientras Maddox se reía. —¿Qué es esto?— Le gritó en la cara. Miré al suelo mientras jugaba con mis manos y Dakota hacía lo mismo. —Yo... no lo he entendido—. Murmuró. Le oí suspirar y luego levanté la vista y le vi mirando a Dakota y luego tiré de él en un abrazo. Los brazos de Dakota lo envolvieron instantáneamente y sonreí al ver su vínculo de padre e hijo. —Te enseñaré algún día. ¿De acuerdo? —De acuerdo—. Se separaron y se dieron una palmada en los hombros. —Venid, chicos. Vuestra madre está haciendo carne de ciervo. Todos empezamos a alejarnos, pero nos detuvimos cuando un fuerte gruñido salió del bosque y un enorme lobo color óxido salió con brillantes ojos amarillos. Más lobos salieron y nos gruñeron a todos. Estos lobos eran enormes comparados con los de nuestra manada. La manada ya estaba dentro de sus casas así que nadie vio a estos lobos. Me sorprende que no puedan oír el gruñido de estas bestias. Los lobos nos rodearon y nos atraparon mostrándonos sus largos colmillos. Dakota fue la primera en cambiar y todos nosotros la seguimos después. Gruñimos de vuelta y nos metimos en un ciclo para que ninguno de esos lobos viniera detrás de nosotros. Aullé para que mi padre pudiera oírme, pero pronto me sorprendió el olor más adictivo. Gemí y olfateé de nuevo. Los lobos se pusieron más altos pero todavía en posición de ataque. Un lobo enorme salió del bosque. Su pelaje era gris oscuro y tenía unos preciosos ojos azules. El olor se intensificó cuando se acercó. Me quedé mirándole a los ojos. Olía a piñas de pino y con un toque de olor a bosque. Los lobos dieron un paso atrás, dejándole pasar al frente. Me miró fijamente y caminó directo hacia mí. Dakota se puso delante de mí y gruñó. Se detuvo, pero siguió avanzando hacia mí. Oí crujir los huesos y allí estaba el Alfa más fuerte del mundo. Alfa Arcángel. Sonrió en su gloria desnuda y gruñó. —Mate.
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