Capítulo 4

1095 Words
Al llegar a casa Patty vio un poco desanimada a su hija, a veces tenían que hacer lo correcto aún cuando eso no se viera de esa forma, seguramente la niña hubiera sido feliz peleando con el pequeño George, pero él tenía su propia familia y estaba segura que ni siquiera eran de algún lugar cercano o tan solo estuviera en una escuela parecida, su ropa y el hecho de que nunca los había visto antes se lo confirmaban. –¿Qué te parece si hacemos un pastel? –propuso Patty –. Invitamos a Emilio a comerlo. –Está bien. Ella sonrió e intentó animar a su hija, pasar un tiempo junta en la cocina siempre le daba un mejor humor, pasaron haciendo la masa, colocaron música, Patty tomó a su hija para bailar y terminaron decorando el pastel un poco tarde, la niña corrió a bañarse y Patty escuchó la puerta de atrás, fue a su jardín y vio que la cerca se movía. –Emilio. –Aqui estoy –contestó él. Ella se acercó y se subió a una silla para verlo, estaba en camiseta, su piel se veía bronceada, él la miró. –Hola –sonrió ella. –Hola Patty. –Natty y yo preparamos un pastel, ¿Quieres venir a comer un poco? –¿Tienes algo para cenar? –Aún no, pero puedo preparar algo. –Yo lo hago. –Ah…gracias –estaba por bajarse de la silla, pero se detuvo –. ¿Estás seguro? Vienes cansado del trabajo y sigues haciendo esas cosas. –No estoy cansado, ustedes tienen el postre, yo llevo lo demás. –No quería ponerte trabajo. –Será un honor cocinar algo para ustedes –sonrió –. Me voy a dar cambiar y llegó. Patty también terminó por ir a limpiar la cocina y fue a darse una ducha porque tenía masa hasta en el cabello. Emilio apareció poco después, se había colocado una camisa a cuadros y llevaba un recipiente en las manos, la inquietud de Naty hizo que fueran a comer, ella quería terminar rápido para llegar al pastel. – ¿Burritos? –dudó Naty. –Se llaman flautas. –Pero son como lo que hiciste la otra vez, pero dijiste otro nombre. –Tacos. –¿Por qué les cambiaste el nombre? –No les cambie el nombre, es que así se llaman esto y lo de antes eran tacos. –¿Cuál es la diferencia? –Naty, solo come por favor y dale las gracias a Emilio. –Está bien –sonrió Emilio –. Bueno, es que los tacos son dorados. –También están dorados –miró su plato. –Si, es que no encontré la tortilla, pero estás son más grandes, mira –señaló –. La tortilla es más grande. –Mmmm… –Comeremos pastel después de la cena. –¡Si! –exclamó Naty y tomó su tortilla para comer, al menos tenía la ventaja que la niña comía bastante bien y a menos que no fuera cebolla o espinaca podía disfrutar de las comidas, Naty le habló de la escuela y lo mucho que le gustaba ir porque tenía muchos amigos, le gustaba quedarse en el restaurante hasta tarde y luego volver a la casa por la noche, justo contó el niño llorón que encontraron y sobre su padre el ogro, fue una historia que incluyó dragones y Patty terminó explicando con simples palabras, a veces pasaba ese tipo de cosas, no era el primer niño perdido que encontraban el parque estaba cerca así que podian llegar ahi a pedir ayuda. Naty fue la más feliz cuando partieron el pastel y hasta cantaron sin ningún motivo en especial, al terminar se quedaron los dos en la cocina. –He arreglado la cerca, ahora ya no se mueve. –Gracias Emilio… –¿Has estado entrando por la parte de atrás? –Es lo mejor, evitar la ley es lo único que se puede hacer. –No es justo, ya deberías tener algo y ellos no deberían estar aquí. –Por ahora solo tengo que ocultarme unos días, cuando se les olvide ya no volverán. –¿No has hablado con los Hannigan? –No quiero molestarlos, me las voy a arreglar, ya llevó un tiempo así. Parece que todo estaba bien con Emilio y ella solo se estaba preocupando de más. –Estaba preocupada –comentó –. Hasta pensé en que podían llevarte, pensé que podría ayudarte con los papeles, creí que por eso habías mencionado lo de tu amiga en el trabajo. –No podría pedirte eso –contestó –. Además, yo planeo regresar a mi país en algún momento, solo tengo que ayudarlos aquí por ahora. –Lamento mucho que estés de esa forma. –Es lo que se tiene que hacer –respondió y luego reaccionó a lo que Patty había dicho –. A qué te refieres con ayudar con los papeles. –No es nada –respondió ella –. Me alegra que estes bien. Ahora estaba avergonzada por lo que había dicho, Emilio le sonrió y luego miró a la mesa, la fotografía seguía ahí, la de ella y su esposo Paul, al principio él creyó que estaba ahí, ella siempre se refería a él en presente y contaba cosas de Paul, a veces a Patty le gusta pensar que seguía a su lado, fue hasta tiempo después y con ayuda de la señora Monroe que supo que su esposo falleció, para eso estaban los vecinos, para contar la historia del otro. –Nunca he entendido por qué no te das otra oportunidad para empezar de nuevo. Patty no entendió lo que estaba diciendo hasta que se dio cuenta que estaba viendo la fotografía. –No sé de qué estás hablando –su tono fue más firme –. Estoy bastante bien y no creo que se necesite una relación para poder vivir, es un comentario bastante grosero. –Perdón, no quise decir eso… –Sí, está bien –ella se levantó y se cruzó de brazos –. Es tarde. Emilio lo entendió, metió la pata, lo sabía bien y entendió el claro mensaje. –Sí, mejor me voy. –Bien. –Lo lamento. –Adiós Emilio. El tema de Paul no era algo que hablara con cualquier persona y Patty terminaba furiosa, no con la persona, ni con ella, terminaba enojada con el destino y el jo.dido universo, los detestaba por ser tan injusto y llevarse al amor de su vida tan pronto.
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