Logré llegar al baño sin caerme, siento que ya estoy más fuerte. Por dios mi pelo es un desastre de verdad. Sonrío como un tonto pensando en el beso que nos dimos, John es hermoso, un grandote hermoso y tierno.
Encuentro un cepillo y con la ayuda de acondicionador intento deshacer los nudos, me lleva un tiempo pero queda bastante bien. Me cepillo los dientes y lavo mi cara. Definitivamente estoy mejorando ya tengo color y menos ojeras.
Este motel es bastante completo pienso mientras hago una recorrida por todos los accesorios y productos que hay en el baño.
Una vez fuera del baño, veo a John terminando de ordenar su enorme mochila y me ve. Me guiña un ojo y sonriendo me dice
-y tú quién eres?
-bastardo, no estaba tan mal antes.
Le digo con un enojo fingido. Realmente era un desastre
-Estás listo para irnos Sam?
Recuerda, no sabemos con qué nos vamos a encontrar o cuando será. Tenemos que estar preparados para cualquier cosa en cualquier momento y lugar. Tener los ojos abiertos y ser discretos.
Hablé con un amigo y acordamos un lugar en que nos iba a dejar provisiones y algunas armas escondidas. Así que contamos con un poco de ayuda por ahora.
-Bueno genial.
Le digo contento por las provisiones. -Supongo que sabes usar armas eh?
-si si lo sé. En el camino podemos seguir nuestra charla si quieres. Ofrece amigablemente
Conforme con ese plan, respiro profundo y lo sigo fuera.
Manteniéndome a su lado veo en silencio cómo gestiona el checkout y lo sigo hasta su camioneta.
-mierda, es cierto que es grande
-te lo dije. Contesta en tono orgulloso.
Ruedo los ojos y espero que desbloquee las puertas, me ayuda a subir y a colocarme el cinturón. Cuando termina me da un beso en la mejilla y una palmadita en la pierna. Y lo veo ir a su lado para conducir.
Saliendo del motel veo los árboles y el cielo celeste de la mañana y sin darme cuenta estoy llorando, fuerte y con ruidos
-oh Sam, dios, lo olvidé. Sam tranquilo tranquilo. Ven.
John desabrocha mi cinturón y me lleva hasta estar casi por completo sobre su regazo. Estamos apretados por que él es gigante y yo no me quedo atrás, por más flaco que esté después de lo que pasó, mido 1,87
-Tranquilo cariño. Respira conmigo, adentro y afuera despacio. Vamos.
Hago lo que me dice, y de a poco estoy más calmado. Me seca las lágrimas y me da besos en el pelo.
-quieres bajar y respirar o sentarte en el pasto? Podemos hacerlo
-está bien, ya estoy mejor. Lo siento. No imaginé que iba a reaccionar así. Soy un tonto
-estuviste encerrado sin ver luz en un cuarto frío y con barro un mes Sam, no eres un tonto. Ahora que sé cómo viviste con Amelia entiendo que fue un infierno tu encierro. Disculpame tu a mí por no pensar esto antes de salir
-está bien John. De verdad. Sigamos.
Le beso la boca con cariño y me arrastro hasta mi asiento, me abrocha el cinturón de seguridad y me acaricia la mejilla. Vuelve a poner en marcha la camioneta y partimos nuevamente con tranquilidad.
El camino se vuelve entretenido porque tomamos carreteras secundarias, algunas de tierra, y cruzamos algunos campos. Después de una hora enciendo la radio bajita para distraerme, las ganas de salir fuera y disfrutar esos campos me vuelven loco. Siento lágrimas corriendo por mis mejillas y me frustro. ¿Por qué me tenía que pasar esto a mí? ¿Qué motivo tenía ese tal Marcus al que nunca vi?.
-tranquilo cariño, faltan unos kilómetros para tomar las provisiones y podemos encontrar otro lugar para que sigas descansando
John me habla en tono tranquilizador y se lo agradesco, su voz profunda y a la vez suave ya me es tan familiar en mis crisis que reacciono muy fácil.
-gracias por ser tan paciente conmigo sin conocerme. De verdad. Eres muy buena persona John.
Le acaricio la pierna y en calma me acomodo para dormir un rato.