Charlas incomodas

2385 Words
Punto de vista de Jade Estaba cargando las bolsas mientras mi tía buscaba entre lo que prometió como ropa interior sedosa, de encaje y atrevida. Cada vez que sostenía algo sobre mi cuerpo, me sonrojaba. Le agradecí al dios que fuera que no había nadie más en la pequeña boutique. La tía Amy se paraba allí y agregaba su opinió como algo no iría bien con mi cabello, piel u ojos, o no acentuaría mis curvas a la perfección. Quiero decir, afrontémoslo, tenía curvas. Tenía caderas y pechos. Nunca podría ser como mis tías o mi mamá y cruzar los brazos sobre algo pequeño. Tuvieron que ser cruzados sobre mi estómago. Descubrí que tenía un "buen trasero" en mi primer año en la escuela secundaria cuando un jugador de fútbol al azar me golpeó cuando pasó a mi lado en el pasillo. Fue un día divertido. Aparentemente papá le había dicho a Jason, porque cuando salí de mi clase de última hora, lo encontré apoyado en su moto que estaba estacionada al lado de mi auto. Me encantó ese recuerdo. Sus brazos estaban tensos, cruzados fuertemente sobre su pecho. Llevaba una camiseta negra ajustada que demostraba que no era un frijol endeble, la mirada en su rostro había sido aterradora pero hermosa. La línea de su cuerpo mientras se apoyaba contra su moto era deliciosa envuelta en jeans y su camiseta.... ¿Espera que? Negué con la cabeza. No de nuevo... Tan pronto como me acerqué a él, me preguntó qué tipo era. No pregunté a quién se refería, lo sabía y no había discusión con él. Casi podía sentir sus ondas de macho alfa saliendo de él. Así que señalé al tipo que estaba parado en un círculo de amigos cerca de su camioneta. Jjason se desprendió de la moto y se pavoneó hacia él. Los chicos que rodeaban al tipo se separaron para dejarlo pasar. Escuché con curiosidad cómo Jason amenazaba al tipo, cuyo nombre era Luke. Él se había reído. Jason cerró sus manos en puños pero susurré, sabiendo que me escucharía, —Jason, no lo hagas. Vámonos a casa Abrió los puños, pero se inclinó hacia Luke. Me reí, no pude evitarlo, mientras los ojos de Luke se agrandaban cuando lo amenazó con arrancarle cierta parte de la anatomía de Luke con un gruñido bajo en su pecho. Luke juró que nunca más me tocaría. Ese fue un gran día. Le pregunté qué le pasaba y me dijo: —El hecho de que tengas un buen trasero no significa que otros chicos necesiten tocarlo— dijo con otro gruñido. Entonces se dio cuenta de lo que había dicho y se sobresaltó. —Lo siento. No quise decir... Me reí. —Está bien, lo entiendo. Eres un chico Él se había sonrojado. Recordar eso me hizo querer participar en el viaje de compras de hoy. Dejé las bolsas para buscar entre la ropa interior. Encontré un par que eran de encaje, negros, sedosos y de mi talla. El n***o siempre se veía bien contra mi piel de alabastro. Se los mostré a mi tía Ambar. —¿Que tal esto?— Pregunté con una sonrisa traviesa. Sus ojos se abrieron. Mis dos tías compartieron una mirada. —Son perfectas— dijeron ambas al unísono. Después de un par de horas más, estaba agotada y necesitaba algo de comida. Las tías decidieron que era hora de irse a casa. Siempre podíamos volver más tarde ya que no tenía escuela para ocupar mi tiempo ahora. Papá nos había oído llegar por el camino de entrada y nos estaba esperando en el patio con el tío Dimitri. La tía Amy detuvo el auto para que el baúl quedara justo frente a los chicos. Observé a través de la ventana trasera mientras abría el baúl y vi que sus ojos se agrandaban al ver cuánto habíamos comprado. Sonreí. Papá me miró y sonrió. No mires en las bolsas. No querrás saber lo que compramos— le dije mentalmente. Levantó las cejas —Ambar— Fue una declaración. La escuché suspirar desde el asiento delantero. —Tranquilízate, Frank. Es casi una mujer adulta. Las mujeres necesitan cosas para sentirse femeninas y más... sensuales. Gruñó un poco. —Ella no necesita sentirse más femenina o sensual todavía. Solo tiene nueve años La tía Amy salió del coche y habló: —Biológicamente hablando, sí, Jade solo tiene nueve años. Pero mental y físicamente, es una mujer joven. Creo que te estás quedando atrapado en la parte de los nueve, sabes que nuestra pequeña no es una humana normal, las reglas sociales no se aplican en nuestro mundo— Dio la vuelta al coche para poner una mano en su hombro— Sé que debe ser duro para ti, ser su padre y todo eso, pero necesita ser tratada como una mujer joven, no como una niña Bajó la cabeza y suspiró. —Frank, no es el fin del mundo— dijo Dimitri. Me miró por encima del hombro de mi padre— Puedo sentir sus emociones, es muy madura. Déjala ser quien es, quien quiere ser. Creo que te sorprenderás— Me guiñó un ojo cuando dijo eso último. Le devolví la sonrisa mientras salía del auto. —Papá— le dije en voz baja. Él no respondió. Me acerqué a él y todos se hicieron a un lado. Toqué su mejilla— Papá, por favor mírame Lentamente movió sus ojos hacia mi cara, mirándome a través de sus pestañas. —¿Sí, cariño? —Papá, te amo. Siempre seré tu pequeña, así que puedo entender por qué me proteges tanto, debe parecer que fue ayer cuando nací— Volvió a apartar la mirada de mí, pero seguí adelante— Lamento que esto sea tan difícil para ti, pero debes entender que esto tampoco es fácil para mí. Quería quedarme en la escuela, nunca más veré a Shel Shel se había convertido rápidamente en mi mejor amiga, además de Jason, por supuesto, durante mi primer año en la escuela. Ella era popular pero dulce. Papá siempre me dijo que, aunque era popular, sus pensamientos eran inocentes. No había visto cuchillos a la espera de ser hundidos en mi espalda. Tuve que fingir que estaba enferma durante un año entero para que no viniera y notara cuánto había madurado en tan poco tiempo. No la había visto desde el mes pasado cuando fui al bosque justo afuera de su casa para ver cómo estaba. Ella había estado acostada en su cama mirando una foto enmarcada de nosotras tomada en un centro comercial en Seattle. Las dos nos habíamos probado vestidos diminutos y nos habíamos tomado fotos en los camerinos. Nadie había visto esas fotos además de nosotras, y tal vez mi papá. Pero si lo había visto, nunca lo mencionó. —La extraño— susurré— Papá, con ella, podía ser una adolescente normal. Podía ser yo misma. Creo que ya es hora de que me sienta así por aquí. Y para hacer eso, necesito ir de compras con la tía Ambar y comprar cosas que nunca aprobarías ni me permitirías usar en público— Sonreí mientras él rodaba los ojos. Aunque estaba triste, no pudo evitarlo. Sonreí más ampliamente— Te amo papá. Él suspiró. —Yo también te amo. Pero antes de usarlos para alguien, por favor mantén al menos una relación comprometida —¡Papá! Asqueroso— Golpeé su brazo— No planeo hacerlo, es solo para mí. Además, ¿para quién diablos usaría algo así? Fue rápido, pero vi a papá mirar a mi familia que nos rodeaba. Los vi a todos cambiar su estado de ánimo. Eso era nuevo, eran vampiros. Los vampiros no se inquietan. Mis ojos los recorrieron, y sentí que mi mirada se entrecerraba, particularmente en la tía Ambar. —¿Qué saben ustedes que yo no? Todos apartaron la mirada de mí excepto ella que saltó hacia mí, sonriendo. —Nada, solo sabemos que un día habrá un tipo muy afortunado al que tu padre tendrá que acostumbrarse. Él sabe que eventualmente tendrá que dejarte ir No lo creí, o al menos no creía que me lo estuviera contando todo. Era vago e inútil. Hubo un silencio incómodo mientras todos me miraban. Suspiré. —Está bien, metamos todas estas cosas dentro antes de que nos emocionemos demasiado y olvidemos lo que debemos hacer. La mayoría de las bolsas fueron a mi habitación, pero un par fue a la de Ambar. Mi padre fue el único que no se fue. Tenía la sensación de que se avecinaba una charla. —Jade, tenemos que hablar. Y quiero que esto sea solo una conversación entre padre e hija, aunque tu madre nos escuchará— Él sonrió. Yo tambien. No quería empezar a sacar cosas de las bolsas para ponerlas frente a él, así que simplemente me senté en la cama. Palmeé el asiento a mi lado para que esto fuera menos incómodo. Él se sentó. —En primer lugar, quería disculparme por cómo reaccioné hace un minuto— Levantó una mano para detener mi protesta— Tu madre y yo también necesitamos darnos cuenta de que eres una adulto. A los ojos de la ley, podrías pasar por uno de dieciocho años. Ambos también sabemos que siendo tan adulta como eres, tus hormonas van a empezar a hacer efecto y que vas a querer vestirte para complacer Me sentí mal. Sabía que esto era difícil para él. —Papá— apoyé la cabeza en su hombro— No voy a cambiar quién soy solo porque mis hormonas adolescentes quieren que cambie. No hay forma en este planeta de que vaya a empezar a vestirme como esa zorra, Marlen, de primer año— Le permití ver mis recuerdos de ella fingiendo enojarse cuando los chicos le agarraban el trasero en los pasillos y luego lamía sus labios mirándolos. Eso fue asqueroso. Me estremecí con la asquerosidad de eso. —De todos modos, no necesito un novio. No tengo a nadie para vestirme en este momento, y no quiero a nadie Me miró como si supiera que estaba mintiendo. —Tuviste una fuga esta mañana al lavarte la cara— Me sentí palidecer— Tus sentimientos por Jason están cambiando —No se suponía que vieras eso— susurré. Los dedos de papá presionaron debajo de mi barbilla para que lo mirara a los ojos. No me había dado cuenta de que había apartado la mirada. —Sé que no lo era. Traté todo el día de ignorarlo, porque realmente no es asunto mío. Pero ser tu padre me ha hecho sentir que necesito decir algo —¿No apruebas a Jason? Porque normalmente, cuando los papás dan este tipo de charlas es porque no aprueban al chico que le interesa a su hija Papá sonrió con su sonrisa torcida. Me encantaba esa sonrisa. —Por supuesto que apruebo a Jason, es un hombre muy bueno— Mi estómago se revolvió ante eso, en el buen sentido— Y su objetivo principal en la vida es mantener feliz a mi hija— Se golpeó la sien. ¿Eh? ¿Por qué su objetivo sería mantenerme feliz? Entonces la sonrisa en el rostro de mi padre se desvaneció. No respondió a mi pregunta no formulada. Una mirada dentro de mi cabeza me dijo que mi escudo estaba de vuelta. —Solo quiero que pienses en las consecuencias de las acciones. También prepárate si Jason dice que necesita decirte algo Me alejé de él. —Papá, ¿qué sabes tú que yo no? Sé que sabes algo Suspiró, envolviendo sus brazos alrededor de mí. —No es mi asunto decirlo. Solo sé paciente con él Miré hacia abajo de nuevo. —¿Él... quiero decir, están cambiando sus sentimientos por mí? —Tienes que averiguarlo por tu cuenta— Frotó los rizos que se retorcían en mi espalda— Pero siempre recuerda que ya sea que sus sentimientos cambien o no, lo único que es constante para él es su amor por ti— Cuando lo miré confundido, dijo— Hay muchos tipos diferentes de amor No estaba enojada con él por no decirme cómo se sentía Jason, porque tenía razón al no decirme los pensamientos de él. Eran suyos hasta que decidiera decírmelo. Pero todavía no me gustaba que me estuviera ocultando algo. Papá se rió. —Todo el mundo guarda algo de alguien, Jade Interiormente, vi que mi escudo había comenzado a resquebrajarse. Rápidamente me concentré en sellarlo de nuevo. Papá había teorizado que mi habilidad para aprender a protegerme tan rápido como lo había hecho se debía a que mamá me pasó un poco de ella. Solo tenía que aprender a utilizarlo para poder guardar mis pensamientos para mí sin proyectarlos a los demás y para que papá me dejara en paz a medida que crecía. —Sí, pero somos mejores amigos— Sabía que mi voz sonaba herida, pero no pude evitarlo. —Incluso los mejores amigos tienen secretos— Se apartó para mirarme a sabiendas antes de decir— Y sé que tienes un secreto que le estás ocultando Bajé la cabeza, me habían pillado. XXX Punto de vista de Jason  Finalmente estaba de camino a casa. Los malditos ancianos de la tribu querían que fuera formal en mi partida. Sus palabras, no las mías. Es ridículo que en realidad me vieran como el jefe de la tribu Moon. Yo no estaba allí, podría ser el Alfa de mi manada pequeña, pero eso no me convertía en jefe. Deberían hablar con mi papá o a Samuel para eso. Supongo que, si lo que le dije a Isa hace tantos años fuera cierto, y todavía viviéramos como entonces, yo sería el jefe. Maldita sea. Suspiré para mis adentros en mi cabeza. Realmente no quería pensar en eso ahora. Por el momento, estaba corriendo con todo lo que tenía en mí. El bosque voló bajo mis patas. Los árboles eran borrosos y pude ver a los animales del bosque apresurándose para apartarse de mi camino. Las nubes en lo alto se estaban volviendo moradas con una tormenta de nieve que se avecinaba y el viento ahora lo mordía, pero estaría condenado si me detuviera a descansar. Podría descansar cuando llegara a casa. Hogar. A Jade.
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