Confusión

1208 Words
Ainara Las cosas se tornaron un poco diferentes después de la visita a la casa de los padres de mi jefe, no hemos hablado mucho, inclusive me sorprende que no me haya preguntado sobre la conversación con su abuelita, como esta fue bien amplia, yo imaginé que era eso lo primero que me preguntaría. Volvimos a nuestras labores al siguiente día, las cosas estaban tranquilas hasta que de un momento a otro llegó un hombre muy bien parecido, que puedo decir, tenía todo bien puesto en el sitio adecuado, me miró de inmediato y me dijo que necesitaba hablar con el señor Camilo, yo le pedí unos minutos para poder anunciarlo, aunque es un hombre muy guapo, no me deba buena espina, pues su mirada demostraba muchas cosas, menos algo bueno, pero me concentre en decirle a mi jefe que lo buscaba un señor llamada Benito Estrada, y no terminaba de decir su nombre cuando mi jefe salió de la oficina hecho un rayo, me dio un poco de temor de ver su cara convertirse cuando lo vio. Entraron a la oficina, poco después mi jefe me dijo que conversaría conmigo en cuanto acabara la Reunión con el señor Estrada, yo le di una respuesta afirmativa, que en cuanto viera salir al señor, yo entraría a su oficina. Se escuchaba que estaban hablando en alto volumen, pero lo que vino seguido de la visita de ese señor, fue lo que me dejó mal, fue que el hombre del que prácticamente he estado huyendo, se presento en la oficina, también queriendo hablar con mi jefe. a mi me quizo dar como algo cuando lo vi llegar, y antes de que pudiera irme de allí, el muy cretino se acerco a donde yo estaba: -Así que aquí te encuentras ahora, mira que es super sencillo para mi encontrarte - habló de manera arrogante. -No se equivoque señor, aun está vigente la orden de alejamiento - conteste un poco nerviosa. -Tengo muchos conocidos, es más si yo ahora mismo hago una llamada, todo queda sin validez - expresó -Imagino, que así debe ser para usted, utilizar sus influencias, pero así me toque pelear con uñas y dientes lo quiero lejos de mí - exclamé fuerte. Mi arrebato, hizo que mi jefe y la persona que lo acompañaba salieran de la oficina, lo que ocurrió minutos después, fue algo que realmente nunca espere ni en lo más remoto. Mi jefe se le abalanzó, le dio unos puñetazos y lo tenía sometido en el piso, tanto así que su acompañante tuvo que separarlos, ayudar a el individuo a pararse, se disculpo y se lo llevó del lugar, yo aun seguía en shock, que ni siquiera sentí cuando mi jefe me halo de la mano y me llevó a su oficina. La adrenalina de ambos creo que estaba al tope, vine a reaccionar cuando sus labios se movían de manera armoniosa y necesitada sobre los míos, en un beso de verdad que fuera de este mundo, yo no tenía ningún tipo de experiencia en esos ámbitos, así que me pareció lo mejor del mundo. -Ainara...(suspiro sobre mis labios) hermosa Ainara, me encantas - habló el señor Camilo -Creo que esto no esta bien señor Camilo - hablé un poco agitada. -Lo que no está bien, es que me digas señor Camilo, no soy viejo, y no me digas que no es correcto, porque esto es lo más maravilloso que pudo ocurrir - contestó. Después de esa respuesta, la sesión de besos continuó, fue algo que encendió todas las partes de mi cuerpo, incluso partes que creí que no utilizaría por mucho tiempo más, evidentemente estábamos excitados, pues nuestras respiraciones estaban un desastre, pero aun así no dejamos de besarnos, era como si, ambos habíamos estado sedientos, y recién encontráramos el líquido vital. Caricias y más caricias, pero llegó un momento en que reaccionamos, pues escuchamos un carraspeo en la entrada, que hizo que saliéramos de la burbuja en la que nos encontrábamos, y para rematar mi día, las personas que nos vieron en esa situación fueron sus padres. Camilo No le he preguntado nada a Ainara de lo que conversó con mi querida Mila, pues algunas partes de la conversación las escuche, acompañado de la que parece que no hiciera nada, mi madre, ella fue mi cómplice, me pude dar cuenta que ella tenía mucho que era exactamente lo que yo necesitaba para vivir, así que me hice al igual que ella la promesa de conquistarla, me asombró en gran manera saber que nunca ha tenido novio, o sea que cualquier cosa que pase conmigo será su primera vez, entonces me dije a mí mismo que haría cada una de sus primeras experiencias las mejores que haya tenido. El bonito día a su lado, había terminado, ahora tocaba regresar a la realidad, el trabajo, pero lo bueno que si la vería y entre hora y hora, le pediré que entre al despacho, para poder tenerla cerca. Desde que me levante, he tenido una sensación bonita, como si algo hermoso me fuera a suceder, solo espero que ningún estúpido me amargue. Como si hubiera pedido problemas, me llego Benito, mi primo, el bestia ese que siempre quiere andar molestándome, pues dice que yo nunca fui buen nieto, y que sin embargo mi abuelo me dejó herencia, que eso le correspondía a él, como si yo hubiera exigido, yo solo fui un hombre agradecido, y que eso lo he hecho reproducir. El caso es que no sé a que viene hoy, cuando Ainara me dijo que estaba allí, me puse nervioso de inmediato, pues ese es un don juan de primera, y no quiero que ni me la mire a mi niña. Esta vez supuestamente viene por que junto a un amigo de él desean un socio para una nueva empresa que desean montar, por mi lado le dije que por ahora no estaba con ese afán, y los ánimos se empezaron a caldear, me dijo que nunca lo quiero ayudar y que ni porque somos primos quiero hacerlo, de pronto en medio de nuestra discusión, escucho a Ainara hablar en forma de reclamo, y de inmediato asome mi cabeza donde estaba ella, y lo que vi me lleno de iras, el hombre que menos quería ver en mis inmediaciones, el estúpido que causó la muerte de mi amada Annie, no vi nada enfrente y lo agarre a puños, sentí que Benito nos separaba, pedía disculpas y se iba con el tipo, se que después hablaremos, o hasta una demanda me pongan, pero poco o nada me importa lo que él haga. Con la adrenalina a full, me acerco a Ainara, quién se encontraba asombrada, la tomé de la mano y la entre a mi oficina, sin más la recosté a la pared y la besé, como si no hubiera un mañana, sus labios deliciosos, todo un manjar, lo mejor que había probado. Aunque le pareció a ella un error, yo le dije que no era así, y volvimos a besarnos, con un ímpetu increíble, hasta que un carraspeo nos hizo separarnos, eran mis padres, me dio pena la vergüenza que mi chiquita estuviera pasando, yo la abrace, y la ayude a sentarse, debíamos hablar.
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