Lo que debo decir...

1186 Words
Narrador Cinco años después… Los mellizos Román Connor, ya no eran los únicos en la familia, pues un año después de su llegada Jessica, y ante todo pronóstico, tiempo después llego Isaac, y así la familia creció, había más personitas corriendo por la casa. Eliot y Jemmy, con sus altos y bajos, siguieron llevando su matrimonio de la mejor manera, adaptándose a los tiempos de cada uno, pues con el tiempo, y con muchas más inversiones en otras ramas anexas a la especialidad de Eliot la empresa fue creciendo, ahora tenía un patrimonio con el cual dejaría muy bien a sus hijos en su momento dado. El abuelo de Eliot, falleció, pero antes conoció a sus queridos bisnietos, y como había dicho en su momento, dejo la herencia para ellos, Eliot por su parte les ayudo a que eso quede en reserva pues aún están muy pequeños para saber como usar eso. En cuanto a los padres de Eliot, ellos seguían en un país de Latinoamérica donde habían decidido radicarse, y el hermano de este, contrajo matrimonio y se quedo a vivir en una parte de Asia, para todos había mucha tranquilidad, cada uno por decirlo de alguna manera hicieron lo mejor que podían con su vida. […] La vida no siempre nos da lo que necesitamos, es lo que muchos llegan a creer, pero la realidad es otra, pues siempre tenemos lo que necesitamos, pero está en nosotros saber ver el camino correcto. Hay ocasiones en que tenemos las cosas de frente, solo hace falta pedirlas, pero nos dejamos llevar por el miedo, por el que dirán, o simplemente hacer caso a los rumores, no hablamos, y ese es el peor error que podemos cometer, no decir las cosas cuando se debe. El silencio, en muchas ocasiones es necesario, aunque no siempre, pues te puede hacer perder lo valioso, y es cuando empiezas a sufrir. Te das golpe tras golpe, y no dejas de ver todo como si de un castigo se tratara, cuando solo es la consecuencia de tu silencio, cuando no es adecuado. Eliot, perdió años junto a la persona de la cual se enamoró, se dejó llevar por lo que sus ojos creyeron que era la realidad, no sé dio el tiempo de preguntar, sobre todo expresar inclusive lo que sentía, además que no se dio el trabajo de aclarar los malos comentarios que rondaban acerca de él mismo, solo los dejo ser. Le tocó vivir años de soledad, de angustia, y más que todo convivir con un corazón roto, que a pesar de todo guardaba esperanzas de que su gran amor volvería, lo bueno es que desde el día que reconoció sus falencias, se prometió que nunca más lo volvería a hacer, que si se le daba la oportunidad de reencontrarse con la persona de la que siempre estuvo enamorado. Tuvo su recompensa, claro no fue de inmediato, tuvieron que pasar un poco más de quince años, y un montón de cosas por medio, intentos de enamorarse fallidos, tanto así que tomo en un momento la decisión de desintoxicarse de eso, y dedicar su tiempo y energías en hacer crecer su empresa, su vida era en torno al trabajo, y eso fue lo que le regreso a su vida lo que más deseaba, inclusive lo que había pedido en sus plegarias, no es decir que era un hombre religioso, ni mucho menos, las circunstancias en la que se encontraba su corazón hicieron que fervientemente pidiera que este sanara, o que le devolviera lo que por su error perdió. Ahora disfruta de un matrimonio no perfecto, pero si hermoso, la vida a lado de su familia es lo mejor que la vida le regalo, a sus 42 años de edad, lleva de buena manera su empresa, sus cuatro hijos que son su vida al igual que su amada esposa, aprendió a equilibrar el tiempo, a dar todo de él para ver feliz a sus seres amados, siempre decir lo que siente, expresarlo de todas las formas posibles, no callarse nada, pues él más que nadie sabe lo doloroso que puede llegar a ser el silencio en el momento inoportuno. Los niños Román Connor, están creciendo en un ambiente armonioso, de amor, dedicación, comprensión, inculcándoles a cada uno el valor de las cosas, de expresarse, que todo tiene su tiempo, que la confianza de decir lo que se siente está allí, que no tendrán un gesto de desagrado de nada, más bien de ser necesario un consejo, o hasta una amonestación, de la mejor manera posible, siempre enfocados en el respeto y el amor. Jemmy, con su lema de vida “de los errores se aprende”, y para ella fue un aprendizaje duro, que no solo le costó lágrimas, sino que llegara un momento en el que deseó no existir más a causa del dolor que sentía su corazón. Las personas a las que escogió no supieron valorar a la hermosa persona que es, no solo físicamente sino en su interior, pues literalmente jugaron con ella cuanto quisieron, y luego la desecharon, como si de un objeto se tratara, eso la llevo a replantearse el hecho de creer en el amor, pues sentía que no valía la pena ni el esfuerzo. Años después conoció casualmente a la persona que hizo que sus miedos volvieran, pues al mantener en silencio sus sentimientos, estos se dieron el trabajo de hacer trozos su corazón, claro que, si se hubiera hablado a tiempo, todo tendría otro rumbo. Se llegó al igual que Eliot a prometer que si algún día la vida le daba la oportunidad de conocer a su amor verdadero, no volvería a cometer los errores del pasado, el silencio no siempre es un buen aliado, llega a causar daño sin esperarlo. Lo que nunca se esperó, era que la persona que estaba destinada a su vida, era la misma que había perdido por no decir las cosas que sentía en su momento. No desaprovecho la oportunidad, la tomo, y aunque todo es cuestión de esfuerzo conjunto y trabajo en equipo, ahora goza de una vida plena, en donde no hay cabida, al silencio innecesario, donde puede expresar libremente lo que siente, pues sabe que todo lo bueno y bonito que siente por la persona que ama es correspondido. […] “Lo que nunca dije”, resulta ser una expresión que se queda grabada en el corazón, cuando no se encuentra respuesta a muchas cosas, talvez se evitan situaciones, o se viven algunas de forma intensa. Pues cuando no se dice las cosas en el momento preciso, se puede perder lo valioso que te da la vida, o a su vez no se evitan errores. Aprender a expresar los sentimientos es algo que para muchos puede ser fácil, y para otros casi imposible, en algunos casos después del arrepentimiento por no decir lo que se desea, llega el momento de hacer un cofre imaginario en el que se guarda eso que causo daño por no decirlo, y se vuelve el peso que no se debe llevar si se desea ser feliz.      Fin ...
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