Soy canadiense, mi nombre es Jemmy Connor, actualmente tengo 30 años de edad, como toda gringa como suelen llamarme muchos, tengo el cabello rubio medio, mis ojitos son color miel, cuando estoy triste suelen ser verdes, de contextura media, a diferencia de muchas, por tener descendencia latina, gozo de unos pechos generosos al igual que mi cadera, y derrier. Mi estatura es promedio pues 1,65 mido, y soy de tez blanca. Ingeniera informática, además de poliglota son mis profesiones.
Tiempo atrás… Flashback
Recordar cada cosa que me ha sucedido en apenas mis 23 años, es algo en lo que no me es muy gratificante ponerme a pensar.
Con el ánimo de cambiar de rumbos y dejar atrás muchas cosas, decidí vivir en Miami, en mi afán de ser independiente de mi familia, conseguí un trabajo después de salir de la universidad, el que sin duda alguna me ha dado una vida medianamente cómoda.
Hace unos meses me ofrecieron un trabajo en una prestigiosa agencia de viajes, pues el conocer de algunos idiomas me abrió una que otra puerta, así que decidí aprovechar las oportunidades que se me estaban presentando.
Allí conocí a Xavi, un hombre que por todos los lados que se lo viera era hermoso, dueño de los ojos azules más bellos, acompañados por unas largas y arqueadas pestañas, con una estatura de 1,80 invitaba a desear muchas cosas con solo mirarlo, él era dos años mayor que yo, justamente nos tocó ser compañeros de trabajo, nos tocaba viajar en los cruceros, como asesores de la agencia, pues en los mismos iban personas de diferentes nacionalidades e idiomas, así que nos tocaba ser sus intérpretes en muchas ocasiones.
Él era un chico des complicado, no creía en el amor pues le habían hecho añicos el corazón, al igual que yo por tres ocasiones, así que se decidió a vivir el presente de una manera intensa. Utilizaba su belleza para atraer a diferentes mujeres, pero el caso es que solo eran de una noche y ya, por mi lado no era de las personas a las cuales le gustara el sexo casual, además experta no era que digamos.
Entre conversación y conversación, un día después de unos tragos, terminamos en una cama, haciendo muchas cosas no aptas para menores de 18, fue una noche única, pues además de ser guapísimo, era muy bien dotado, dejaba muy bien servida a cualquier mujer que fuera a dar a su cama.
Los días fueron pasando y los encuentros cada vez eran más seguidos, tanto así que el día que ambos teníamos de descanso, casi no salíamos de la habitación, de tantas veces tuvimos sexo, fueron días únicos se podría decir, aunque teníamos una atracción técnicamente s****l, estábamos seguros de no involucrar sentimientos, al menos no en mi caso, pues no era mi intensión, volver a sufrir.
Llegó el día de que nos tocaba volver a la rutina, para ser sincera no deseaba que ese día llegara, pero como siempre lo bueno acaba y eso no sería la excepción, tocaba hacerse a la idea de que fue bueno mientras duro, aunque cada uno conservaba el número telefónico del otro, no sabíamos quien daría el siguiente paso. Por mi lado, yo iría unos días a la casa de mi madre en Canadá, supuestamente para despejar mi mente de muchas cosas, entre ellas el sexy y guapo hombre que me calentó la cama, durante tres meses en un crucero.
Habían pasado alrededor de cinco semanas desde que nos habíamos separados en la terminal de cruceros, no volvimos a hablar, hasta que justo el día que me tocaba volver a abordar un crucero, pero esta vez con una agencia diferente, me toco hacerme todos los análisis de sangre para poder tener toda la documentación al día, fue uno de los peores días de mi vida, todo para mí en ese momento se veía como el fin, me habían dado una de las noticias que nunca espere, los análisis habían dado positivo para embarazo, quería decir que uno de los nadadores del guapo Xavi, había fecundado mi ovulo y pues me tenía embarazadísima, no sabía que mismo haría con todo eso, ya no podía viajar, pues una de las reglas era que no podía estar embarazada.
Como si fuera poco, recibí una llamada, la que creí de momento que nunca recibiría, era él, con un tono sumamente molesto, resulta que había estado en el mismo laboratorio que yo, pues era donde los trabajadores de la agencia debían hacerse los análisis, y el vio el resultado de los míos, y eso le causo un descargo de furia para conmigo, me dijo de todo, pues él estaba más que seguro que yo era una cualquiera, que sin duda alguna me había acostado con alguna otra persona más mientras lo hacía con él, y que me había embarazado, así que me amenazo con poner mi reputación por el suelo si me atrevía a siquiera mencionar que estaba embarazada, y que eso diera sospecha de que él era el padre.
Yo reaccione de la manera más calmada del mundo, le pedí que nunca más en su vida me volviera a llamar, pues lo que el pensara o no dejara de pensar no era mi problema, pero que si Dios permitía y yo podía tener él bebe yo le haría llegar una prueba de ADN, para que estuviera tranquilo, pero que nunca en su vida se volviera a imaginar que yo deseaba algo de él, que, desde ese momento en adelante, yo me hacia la idea de que el no existía, un completo desconocido para mí. Que lo que un día considero bonito, atractivo, no compaginaba con lo horrible que era de sentimientos, que esperaba no tener que verlo en lo que me restara de vida, que bien podía desaparecer y a mí eso no me importaba en lo absoluto.
Pero que, a diferencia de él, yo le deseaba una buena vida, que en su momento encontrara una persona igual de hueca que él, y que esperaba que el karma nunca toque su puerta, sin más que decir, y no permitiendo que conteste colgué la llamada y luego de eso me eche a llorar, llore como lo había hecho en otras ocasiones, pero esta vez fue peor, porque una vez más la desgracia llegaba a mi vida.
[…]
Cuando cumplí tres meses de embarazo, sufrí una caída, tan fuerte que me llevo a un aborto espontaneo, fue como si me arrancaran la vida y me dejaran completamente vacía, ya me había hecho la idea de que no estaría sola el resto de mi vida, y una vez más la misma vida me contestaba de manera negativa. Cuando me estaban haciendo el legrado, pedí que por favor tomaran una muestra de sangre del feto, para poder hacer una prueba, y que, si yo llevaba ese dolor fuerte en mi corazón, el ser despreciable con el que tuve la desfachatez de enredarme también sufriera de algún modo, solo que de verdad no tuviera corazón, lo que le enviaría no significaría nada para él.
También le dije al médico que me trato que deseaba hacer una prueba de ADN con un mechón de cabellos que una vez tomé de ese individuo, para cotejarlo con la sangre de mi bebe no nacido, y días después me llegaron los resultados, era como yo siempre lo supe, era su hijo.
Tomé valor y le envié los resultados, junto con una ecografía que me había hecho días antes, además el informe médico que decía el accidente que me había ocurrido y que llevo a causar la perdida entre otras cosas.
Un día después de recibir mi obsequio, me llamó, se notaba en su voz que las lágrimas habían llegado a él, me dijo que por favor lo perdonara, que no entendía que le había pasado en ese momento para haberse comportado así, pero yo le dije que no lo hice con la finalidad de que me llamara, que mi decisión seguía en pie, que no deseaba saber nada de él, y que si envié las pruebas era para que se diera cuenta que clase de persona yo era, y que no merecí todo lo que me dijo aquel día, me despedí diciéndole o más bien recordándole que no volviera a llamar, ni mucho menos deseaba volver a verlo.
Me cambie de ciudad una semana después de eso, de mi corazón yo sentía que cada vez queda muy poco.