Cuando la mire supe que lo mío fue amor a primera vista, quiero pensar que ella será mía, aunque ahora no sepa cómo.
Mi nombre es Eliot Román, actualmente tengo 33 años de edad, soy Ingeniero de Sistemas Contables, me especialicé en un intercambio que tuve que hacer cuando mi corazón se rompió en mil pedazos. Ahora dirijo mi propio imperio, no fue de la noche a la mañana todo esto, pero tuve muchas cosas que fueron mi motivación, entre esas el recuerdo de ella.
Muchas personas pensaban que yo tenía preferencias sexuales diferentes, pues nunca me han conocido una novia, pero el caso es que nunca me di esa oportunidad, pues mi corazón había quedado solo su nombre grabado, desde que mis ojos cruzaron la primera mirada con ella.
¿Sexo casual? No, pues mi idea siempre fue que cuando estuviera con una mujer seria hacerle el amor no tener sexo, y por amor exclusivamente, así que me autoimpuse un celibato.
Por algunas ocasiones he querido saber de ella, de mi primer y gran amor, pero no he tenido resultados, una vez me dijeron que se cambió de ciudad, no lo sé, pero mi corazón me dice que algún día la encontraré, que mi gran error de nunca haberle dicho lo que sentía por ella, ahora me pesa más que nunca, solo quiero que la vida me de esa oportunidad, solo eso quiero, sería capaz de dar todo lo que poseo por volver a verla y confesarle lo que nunca le dije.
Soy una persona bien parecida como muchos dirían, mido 1.85 y soy rubio, mis ojos tienen color esmeralda, conservo un buen físico, pues soy adicto al gimnasio desde que tengo memoria, mis músculos se aprecian muchas veces a través de mi traje de oficina, pues mi nana siempre dice que me quedan como guante.
Ella es una mujer mayor, que siempre ha cuidado de mí y de mi hermano menor, él ahora es un traductor, sé por algunas ocasiones que he conversado con él vía correo electrónico, que ahora está en alguna parte del hemisferio, aunque a ciencia cierta no se en dónde.
Hoy tengo la sensación de que será un día diferente, pues supuestamente viene la nueva traductora, pues mi empresa hará negocios con personas que hablan un idioma diferente al que sé, y eso que manejo a la perfección tres idiomas, Inglés, Español y Francés, pero mis inversionistas son de Corea, y pues ese idioma nunca se me ha dado por aprender. Según me dijeron las personas de la agencia, la mujer que me ayudara en esa área es poliglota, maneja más de diez idiomas.
Nunca me había sentido tan ansioso en alguna negociación, primero los inversionistas tuvieron un contratiempo, y no podrán acudir a la reunión en la hora estimada, en otros casos eso me causaría algún tipo de duda, pero como ya algunas ocasiones hemos prestado los servicios a ellos, no me preocupo, comúnmente les cae mal el jet lag, y suele pasar lo de hoy.
La señorita traductora está por llegar, pues la cite unos minutos antes de la reunión, pues debo saber quien es y que se hablara en la reunión, o sea ponerla al tanto de todo lo referente a la negociación.
[…]
-Señor, la señorita traductora que solicitó, está aquí, ¿le hago pasar a su oficina?
-Sí, Grace, dígale que pase a mi oficina, y por favor nos trae dos cafés.
-Entendido señor.
Los toques en la puerta me sacaron de mi ensoñación, pues como siempre, me pongo a pensar en mi gran amor, y que estará haciendo en este momento, si de casualidad se acordara de mí, o algún momento de la vida ella me piensa.
-Adelante – digo con voz fuerte
Lo que vi cuando la puerta se abrió, me dejo completamente en shock, era ella, justamente la persona que más he ansiado ver durante algunos años está precisamente aquí en mi oficina, con su cara tan hermosa como la recordaba y esa sonrisa que puede hacerme olvidar de cada una de las cosas que se pueden cruzar por algún momento por la mente.
-Eliot? – dijo con asombro
-Jemmy? No puede ser que tu seas la traductora
-Bueno la agencia me envió, pero si desea le digo que envíen a alguien más – dijo con una tonalidad de tristeza.
-No, como crees. Me alegra mucho verte. Pasa por favor y toma asiento, pues los inversionistas van a demorar un poco en llegar.
No podía creer lo que estaba pasando, pues ahora entiendo la ansiedad que sentía al despertarme, toda la sensación rara que tenia hace algunos momentos, lo único que ahora me preocupa de tenerla en mi oficina es que se dé cuenta que en un costado de mi oficina esta una pared con un cuadro que casi abarca toda la pared con una foto de ella, pero ya si se da cuenta ni modo, tocara explicar toda la situación.
La conversación fue muy amena, me conto que había sido de su vida en todo el tiempo que no nos volvimos a ver, también algo que lleno de regocijo mi corazón fue saber que me busco y que deseaba explicarme la estupidez que había hecho el disque amigo de ella, pero yo ya no estaba.
Por mi parte le conté lo que había estudiado, de cómo me había superado y hasta como fue la creación de mi propia empresa. Sin darnos cuenta habíamos tomado dos horas de conversación, una llamada me saco de mi momento de alegría, pero no todo quedaba allí, pues era para decirme que los inversionistas habían pedido unas horas más para poder realizar la reunión. Contento respondí que no había ningún problema, pero al girarme para ver a Jemmy pude apreciar su rostro pálido, mirando al cuadro que se encontraba a un costado, y sin más se puso a llorar, eso me hizo cerrar con rapidez la llamada, pues no sabia que ella reaccionaria de esa manera, pues no se que pasaba por su mente al ver esa foto, pero lo que me dijo a continuación me dejo un poco más descolocado de lo que ya estaba con verla al principio.
-Yo también te quería…