Un poco desintoxicada de personas nocivas, con otro enfoque termine mi carrera, con otras metas y con aparentes amigos, ellos por su lado, sabían que mi vida no había sido de lo más bonita, pero sin embargo nunca me preguntaban nada al respecto.
Mi querida hermana, era mi mayor confidente, pero ella vivía en otra ciudad, producto de la separación de nuestros padres, pero siempre hallábamos la forma de vernos de conversar y sobre todo aconsejarnos mutuamente, no le había ido mal en el amor como a mí, pero aún no creía que había llegado el indicado, más bien eran puros equivocados.
Además de ella, estaba Vivian, que era un paño de lágrimas para mí, había estado en mis momentos difíciles, me había guardado uno que otro secreto, que asumo que lo haría por mucho tiempo más.
En una salida a una fiesta, específicamente de una excompañera de colegio, yo me encontraba un poco alejada de todo el grupo, pues no es que me gustara hacer mal tercio a nadie, y fue cuando lo conocí, su nombre Eliot, había acudido a aquella fiesta simplemente por acompañar a su hermano menor, y también era un apartado como yo, de pronto coincidimos en donde estaban las bebidas gaseosas, me saludo y se presentó. Minutos después nos encontrábamos conversando amenamente de temas variados, nunca nada que tuviera que ver con cosas de parejas, intercambiamos números y quedamos de acuerdo en que nos volveríamos a ver.
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Un día de clases en la universidad, me lleve una gran sorpresa al verlo en el mismo lugar, busque con mi mirada al hermano de él, pero no lo encontré, así asumí que era por alguna otra razón por la que se encontraba allí, unos minutos después estaba cerca de mí.
Me ayudó mucho su compañía, sentía seguridad al dar una de las pruebas que me tocaban ese día, y efectivamente fueron buenos mis resultados, ya para ese entonces yo lo consideraba mi amigo, un amigo diferente, con el que podías hablar un sinnúmero de temas y no te aburrias.
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Las clases, deberes y un trabajo de medio tiempo consumían mi vida, aunque de manera extraordinaria lo equilibraba para pasar tiempo con mi hermana, y con Vivian, aunque era algo que hacía a menudo pues ella y yo estudiábamos la misma especialidad, a mi querido amigo Eliot no lo veía más que por fotos, y muy poco conversábamos.
Un buen día unos compañeros organizaron una reunión, invitaron a muchos, entre ellos Jill el hermano de Eliot, pero esta vez, él no vino, yo fui con la finalidad de encontrarlo pues sabía que ellos siempre andaban juntos, pero no fue así, él no estaba, no sé porque motivo empecé a sentir que lo echaba mucho de menos, como que sin él no era nada igual.
Salí al patio de la casa donde se llevaba a cabo la reunión, y justo cuando regresaba a la parte de adentro, uno de mis compañeros se me acerco, estaba un tomado, me dijo que había algo importante que deseaba decirme, yo sin duda alguna le di pie para que me lo diga, y no era lo que yo creí, pues mi idea era que se refería a algo de la carrera o de la fiesta, pero no, era que según él tenía sentimientos para conmigo, yo no sabía que responderle, pues no sentía absolutamente nada por él, solo lo veía como un compañero, quizá hasta como un amigo pero nada más.
Al notar mi negativa hizo algo que no creí que haría, se abalanzo hacia mí y me dio un beso, yo inmediatamente lo separe, pero lo que nunca espere fue que en ese preciso momento Eliot entrara y se llevara esa imagen de mí. Pude ver tristeza en sus ojos, un tinte de decepción, y no sé porque me sentí muy mal, lastimosamente fue la última vez que lo vi, desapareció sin dejar un rastro que me permitiera buscarlo.
Paso un poco más de una semana, cuando le pregunte a Jill por su hermano y él me dijo que se había ido a estudiar de intercambio, que no volvería al país hasta dentro de tres años, que sus padres estaban muy apenados por su decisión repentina, pero que lo aducían al hecho de sus preferencias sexuales, pues Eliot era GAY.
No podía creer lo que Jill me decía, yo en toda la semana me había preparado mentalmente para llamarlo y expresarle mis disculpas y tratar de estar cerca de él, pues me había dado cuenta que un sentimiento diferente al de amistad crecía en mí, pero cuando escuche esa simple palabra, sentí que mi mundo una vez más se vino abajo, debía ser que definitivamente yo no estaba hecha para disfrutar de la compañía de alguien y ser feliz, no es que yo fuera homofóbica, no, respetaba mucho a las personas y sus diferentes formas de amar, y sus preferencias, pero esto era diferente, yo sentía algo por alguien que nunca me vera más que como su amiga.
Llegue a casa, y volvía a llorar, como la primera vez que me engañaron, llore sintiéndome miserable, había fijado mis ojos en alguien totalmente prohibido para mí, pues tendríamos los mismos gustos, además estaba el hecho que nunca me dijo que tenía planes de irse de intercambio y que lo haría por tres años, se suponía que éramos amigos, que él me contaría, que no me dejaría como si no le importe en lo absoluto, pero solo me di cuenta que mi historia era un boomerang y se repetía.
Sabía que las lágrimas no solucionarían nada, pero sin embargo ayudaban a limpiar las penas, me hacían pensar, en las cosas que debo sacar de mi sistema, de no volver a pensar en la palabra amor, pues tal parece que el diccionario de mi vida, estaba borrada, no volvería a sufrir por nadie, ahora pondría los sentimientos bonitos en un cofre, lo cerraría con llave y la llave la lanzaría a un rio, donde se pueda desaparecer, o quedar enterrada en el fondo del mismo, para que no se me ocurra buscarla.