—Asegúrate de que coma y beba todo lo que le envié y se rehúsa, la obligas. Si te ataca te defiendes sin culpa, no es una invitada, es una prisionera. Al menos por ahora, solo encárgate de que no me vuelva loco con sus rabietas. ….. Después de la última oración levanto una de sus cejas pero no dijo nada. Solo se limitó a asentir y entro a la habitación donde poco a poco la pequeña furia despertaba. Las empleadas la habían aseado y vestido con prendas limpias y yo la recosté en la cama. Lionel y Leo entraron al despacho, los dos se sentaron frente a mí en los sillones de cuero. Estoy molesto por que aún no sé por qué no pudieron tomar los casinos en las vegas y por qué demonios no fueron capaces de deshacerse de esa escoria. —¿Y bien? ¿Qué novedades tengo de los casinos? —Aún no